Parte 3.

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Gemini, miró el nuevo disco de Red velvet en sus manos, antes de tocar la puerta y lo guardo en el bolso de su gabardina. Lanzó un suspiro al aire y deseo que aquel pequeño detalle, fuera suficiente para convencer a Fourth de que siguiera la mentira, que le había dicho a Sarocha.

Aunque no tenía muchas esperanzas.

—¿Quién? —Preguntó su mejor amigo al otro lado de la puerta.

—El amor de tu vida, abre.

Fourth Nattawat: alto, castaño, delgado, pálido y risueño; abrió la puerta de su departamento rápidamente. Miró por los pasillos, comprobando que nadie lo observara, antes de tomar el brazo de Gemini y meterlo a la fuerza al interior. Cerró y puso el seguro; nuevamente, tomo el brazo de su amigo, y corrió hasta su habitación. 

—Perdón por eso, pero mi hermana está más insoportable que nunca: quiere que le de tu número de celular. No te preocupes, no le daré nada; así llore, chille y patalee. Tu virtud esta en mis manos.

Gemini sonrió con descaró  y se lanzó a la cama de Fourth. Movió su mano, hasta que llegó al pequeño mueble, a lado de la cama y tomó el control de la televisión para cambiarle de canal.

—Estoy viendo Troya. Como te atreves, es mi televisión —Fourth llevó una mano a su corazón dramáticamente—. Eres un mal amigo.

—Más bien, ardera Troya, si no me ayudas con esta mentira piadosa —le dijo su amigo seriamente, asustando a Fourth. Nada bueno venía de un Gemini preocupado.

El mayor de los dos, tomó una silla y se sentó frente a Gemini. Ya estaba bastante nervioso, porque la expresión seria de Gemini, no era algo de todos los días. El menor, siempre era divertido y alegre; incluso infantil, pero por primera vez en años, parecía que estaba comportándose maduramente.

—¿Qué paso? —Preguntó.

—Mi madre quiere que me case —fue la rápida respuesta de Norawit—. La amo: me cuesta decirle que no, pero está fuera de mis limites. No estoy preparado para el matrimonio y tampoco tengo deseos de hacerlo.

—¿Y qué vas a hacer?. No cederás, ¿o sí?

—No lo haré —Gemini se levantó de la cama, pasó sus manos, por su cabello castaño, una y otra vez—. Es por eso, que le mentí. Le dije que era gay —Gemini observó, como los ojos de Fourth, se volvieron cada vez más grandes y casi se fue de espaldas en la silla—. Pero eso no es todo —dijo antes de que su amigo lo tratara de loco— Le dije que eres mi pareja.

Entonces sí: Fourth se cayó de la silla.

Entonces sí: Fourth se cayó de la silla

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¿A los cuantos besos dejamos de ser amigos? | GeminiFourth Where stories live. Discover now