El traidor está muerto, repitió el victorioso grupo de niños guerreros y sus lúgubres palabras animaron al fuego encantado a arder con más fuerza.
¡Elodie Castellan está muerta!
La brutal declaración deseo a las llamas un vibrante tono amarillo. Los mestizos bailaron alrededor de las brasas mágicas, celebrando la caída de los Castellan, la caída de Cronos y sus maliciosos matones.
Entre smores pegajosos, celebraron la supuesta muerte de una chica que siguió el tangible camino de lo que ella creía que era el amor.
Elodie-Jade Castellan era una traidora. Al igual que su primo.
Ella eligió pelear por fuerzas oscuras, fuerzas que apoyaron la caída de sus compañeros campistas.
Todos ellos dijeron que lo tenía merecido. Cualquiera que realizara actos tan crueles, merecía un terrible destino, uno que incluso haría llorar a las estrellas.
Ni siquiera se molestaron en considerar la vulnerabilidad juvenil que la llevó a su decisión. No les importo que ella luchara con nada más que amor sin una gota de malicia u odio encendida en su ser consciente. Ella no luchó para acabar con el Campamento Mestizo, ni con nada de lo que representará, luchó para apoyar a su primo. La única persona que alguna vez se había preocupado activamente por ella.
Elodie Castellan no era una heroína, en lo que respecta a sus compañeros semidioses. Sin embargo, la hoja que atravesó su hígado, declarándola fallecida, pertenecía a un héroe.
Tras la muerte de los Castellan, la paz buscó refugio en el campamento. Con Luke y Elodie muertos, nadie podría dañarlos.
Lo que ellos no sabían, era que Apolo se apiadó de esta última, sintiendo compasión por su hija caída. Tras su promesa de no perturbar la paz, Apolo concedió a la chica una segunda oportunidad en la vida. Sin importar lo inmerecida que se sintiera.
Ella encontró vida dentro de la recién descubierta población romana. Porque ellos no conocían su monstruo pasado. Para ellos, ella era una semidiosa recién reclamada, cuyos errores no eran más que infracciones menores.
