Hades y Beelzebud

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-Pasa, querida, te había estado esperando -me dijo Hades desde su trono mientras jugaba ajedrez con su cacatua.

-Mi señor, de verdad que no sé cómo logró domesticar tanto a un ave de la tierra. Es digno de admirarse -digo entrando. 

Apenas llego enfrente de él, me arrodillo, regalandole una vista de mi ajustado escote.

Desde que él ascendió al trono del Hellheim hace mucho tiempo, yo me puse a su servicio, estuve aquí cuando dio su primera orden, lo vi casarse y también lo ví ayudar muchas veces a sus molestos tres hermanos, por ello sabía que nuestra relación era especial.

No eramos amantes, eso estaba claro, pero sí había pequeños juegos intimos entre nosotros.

En ocasiones yo hacía esto, mostrarle pedazos de mi piel, besar sus manos en señal de respeto, hacer bromas subidas de tono y él en respuesta me complacía de una manera similar llamandome a su cuarto para hacerme encargos cuando recien despertaba, luciendo una fina camisa de seda que apenas y cubría su virilidad.

A estas alturas podía jactarme de ser una de las dos mujeres que le conocían el cuerpo a Hades.

Pero Perséfone me llevaba la delantera, ella ya se lo había cogido.

-¿Para qué me llamaste, mi amor?

-¿Cómo me dijiste?

-Mi amo -respondí con inocencia.

Ese brillo peculiar que solo yo podía provocar en sus ojos acudió a su mirada.

-Eres tan astuta, tan incontrolable, tan...

-Va a ser algo grande lo que mi señor me va a pedir, de lo contrario no me alabaría tanto.

-Tan lista como siempre -dijo y rio, apenas y movió una pieza de su juego de ajedrez, ganó la partida, por lo cual dedicó toda su atención a mí-. En efecto, requiero de tus servicios.

-Sabes que hago muchas cosas, deberás de ser más específico.

Hades se levantó de su silla y me hizo un gesto para que lo siguiera.

-Verás, tengo un amigo.

-Los tríos no son lo mío, soy celosa -dije bromeando, él rio y me abrió la puerta para que pasará a la parte prohibida del castillo para visitantes.

-Eso aún no lo tenía planeado. De cualquier modo, dime, querida, ¿has oído hablar de Beelzebud?

-¿No es el que se supone carga con la maldición de Satánas y de Lilith?

-En efecto.

-Comienzo a sospechar para qué me has llamado, mi señor.

-Quiero conversar con Satánas, eso es todo.

-Y me vas a usar.

-Bueno, debes de admitir que no todos los demonios que viven en el Hellheim tienen el poder de hipnotizar con el encanto de su voz y la fluencia de sus caderas.

-Ese rito es costoso, mi señor.

-¿Me atrevería a llamarte si no lo pudiese pagar?

-Pero también es riegoso para mí. Ese ser ya mató a Lucifer, a Samael, a Azazel y a Lilith,y quién sabe a cuantos más de los que no tenemos conocimiento.

-Yo estaré ahí en todo momento y te voy a proteger.

-¿Por qué no mejor acaba con la miseria de ese ser y lo mata de una buena vez? Debe de ser muy miserable, ha asesinado todo lo que ama.

-El amor es una maldición, querida. Mírame a mí, solo tengo consorte cuatro meses al año, el resto del tiempo estoy solo y yo tengo necesidades -dijo arrinconándome contra una pared.

Noches con los Dioses (+18)Where stories live. Discover now