①⑧

176 12 1
                                    

Samantha

La dejé allí de pie sintiendo un estremecimiento de la cabeza a los pies.

Creo que ninguna chica me afectaba como lo hacía Alondra y eso me gustaba a la vez que me irritaba. Siempre me había gustado tener el control sobre todo lo que me rodeaba y sobre todo con las mujeres.

Siempre supe cómo reaccionarían ante mí y siempre había sabido lo que deseaban de alguien como yo; pero Alondra era diferente. Solo había que mirarla para darse cuenta de que era lo opuesto a la gente con la que había crecido o me había rodeado. Aún ni siquiera podía entender cómo es que teniendo la oportunidad de gastar el dinero de mí padre podía seguir insistiendo en vestir con ropa simple o conducir un coche horripilante a la vez que peligroso o incluso quisiese buscar un trabajo.

Eran preguntas que no dejaba de hacerme cada vez que la tenía delante pero sobre todo y lo que más me afectaba era la atracción física que sentía hacia ella.

Cada vez que la tenía delante deseaba besarla y acariciarla y desde que lo había hecho estando borracha y sin saber muy bien donde me estaba metiendo no dejaba de pensar en volver a repetirlo. Aquella noche estaba allí justamente por ese motivo.

Antes de que Ama y Filis apareciesen había estado a punto de besarla y quedarme con ella toda la noche, me habría importado una mierda pasar de la pelea si haciéndolo iba a poder estar besando aquella piel suave y cuyo olor me atraía como nunca nadie lo había hecho. Incluso era divertido ver como ella reaccionaba al contacto con mi piel.

Aquella primera noche casi pierdo el control al escuchar los débiles sonidos que salían de entre sus labios mientras la besaba. Y allí estábamos otra vez, y ni siquiera sabía por qué demonios la había invitado a que viniera a verme mientras me daba de leches con una de las morras más imbéciles que había conocido.

Tampoco podía dejar de pensar en su cara de horror cuando por fin comprendió lo que estábamos a punto de hacer. La verdad es que de cierta forma era divertido verla allí. No encajaba para nada y me iba encantar ver cuál iba a ser su reacción ante algo como aquello.

Me alejé de ella y me metí en el edificio abandonado que siempre utilizábamos para cosas como esas. Las peleas habían formado parte de mi vida desde prácticamente el momento que conocí a Óscar. Él era increíblemente bueno y yo había aprendido de él casi todo lo que sabía. Puede que la rabia con la que yo luchaba fuera más intensa que la de él y por ese motivo casi nadie podía conmigo.

Incluso me resultaba fácil acabar con mis contrincantes. Cuando estaba peleando todos mis sentidos se centraban en ganar aquellas peleas, no importaba nada más y me ayudaba a desahogarme de todas las cosas que me guardaba en mi interior.

Aquel día lo necesitaba especialmente; La última visita con mi hermana me había dejado hecha una mierda, y más aún después de enterarme que iba tener que pasarse toda esta semana sola porque sus padres se largaban a Barbados en unas pequeñas vacaciones.

No podía entender como unos padres podían dejar a sus hijos desentendidos de aquella manera y ver como mi madre, la mujer que me había abandonado sin ningún tipo de remordimiento real volvía hacerle lo mismo a una niña pequeña y encima enferma... Todo aquello simplemente me sacaba de mis casillas.

Cuando entré, vi que varias personas se me quedaban mirando mientras que otros gritaban mi nombre. Aquel ambiente podía volverse muy intenso si no se tenía cuidado y por ese motivo yo simplemente me dedicaba a entrar, ganar la pelea, llevarme el dinero y desaparecer.

La mayoría se quedaba en lo que se convertía en una fiesta donde corría el alcohol y todo tipo de droga. A mí aquello no me interesaba por lo que mantuve la mente fría mientras me quitaba la camiseta y entraba en el cuadrado donde iba a tener lugar la pelea.

𝐂𝐮𝐥𝐩𝐚 𝐌𝐢𝐚 {𝐑𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬_𝐠𝐠} (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora