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Alondra

Aquella mañana me desperté más temprano de lo normal.

No sé si era por el remolino de pensamientos contradictorios que me llevé a la cama o porqué sabía que aquel día iba ser muy complicado, pero al levantarme y ver que el cielo estaba nublado, supe que nada bueno iba asacar de haberle pedido un favor a Samantha y de haber dejado que mi ex se quedase a dormir en mi casa.

Mientras me vestía con el bañador y un vestido de playa, al parecer mi vestuario preferido del verano, me dije a mi misma que solo tenía que aguantar hasta las siete de la tarde, entonces empezaría en mi nuevo trabajo y podría desaparecer y evitar sin problemas a Alexa.

Además había podido meditarlo mucho antes de dormirme, y el único sentimiento que quedaba hacia la persona que lo había supuesto todo para mí, era rabia y rencor. Estaba cabreada, no quería ni verle, es más me sentía como una estúpida por haberla dejado besarme. No se sí era porque en ese momento no la tenía delante y por lo tanto los recuerdos que despertaba en mí no se revivían pero esa mañana no quería ni mirarla a la cara.

Bajé a la cocina con ganas de tomarme una buena taza de café y vi que estaba completamente vacía. Era bastante temprano por lo que tampoco me sorprendió mucho y aproveché para poder desayunar tranquila y a solas en aquella cocina tan grande.

Cuando terminé, decidí dar una vuelta con mi coche nuevo ya que apenas lo había utilizado y también aprovechar para visitar mi nuevo lugar de trabajo. Quería asegurarme que sabría llegar sin problemas por lo que las primeras horas de la mañana me dediqué a pulular por las calles de Los Ángeles.

La gente tenía razón en cuanto a que el traficó en aquella ciudad era exasperante.

Tardé más de la cuenta en llegar al Bar pero por lo menos no me perdí. Después de dar varias vueltas por la zona, me propuse pasar por la playa. Las calles ya habían empezado a llenarse a medida que entraba el medio día y yo me encontré buscando cualquier excusa con tal de no ir a casa.

Aparqué el coche junto a la playa de Santa Mónica y me maravillé con las vistas y el puerto. Sabía que aquel sitio era muy conocido y comprendí porqué. El puerto era inmenso, con restaurantes, tiendas y un parque de atracciones perfecto para pasar un día como aquel con niños o con amigos.

Vi que había varios chicos haciendo surf en la playa y después de un rato me senté en la arena a tomar el sol. Las playas eran tan grandes que tardabas lo tuyo hasta llegar al mar. Había un carril bici que atravesaba la playa y la gente iba paseando a los perros o corriendo mientras escuchaban música desde sus respectivos auriculares.

Era todo tan diferente a donde yo vivía. Era como estar metida de lleno en una película o en una serie de televisión de la TNT.

Después de un rato y justo cuando me levantaba para marcharme, sabiendo que no podía atrasarlo más, una cara conocida se me acercó con una sonrisa en el rostro.

-¿Qué haces por aquí, hermanita de Samy?-me dijo el chico que me había llevado a las carreras aquella noche: Angerson.

-Hola, Anger.-le dije colocándome la mano de forma de visera ya que el sol nos daba de lleno.

Angerson, mejor conocido como Pelicanger, era un chico guapo, latino y muy sexy. Desde el primer momento que le conocí me cayó bastante bien y me dio buenas vibraciones.

-¿Cansada de la familia Rivera?-me dijo con una sonrisa divertida.

Tenía los dientes muy blancos y una sonrisa de esas que se contagian nada más verla. Iba con ropa de deporte y estaba sudado; obviamente había estado corriendo.

𝐂𝐮𝐥𝐩𝐚 𝐌𝐢𝐚 {𝐑𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬_𝐠𝐠} (PAUSADA)Where stories live. Discover now