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Maddie estaba sentada en su tocador, mientras cepillaba su cabello rubio, cuando escucho leves golpes en la puerta. Se levanto a abrir, ya que Parker seguia dormida y no se podía dar el lujo de gritar.
—¿Jackie?—Pregunto con confusión, al ver a la morena fuera de si cuarto. Parecia que recién salía de bañarse, pues llevaba una bata y una toalla en su cabeza—Pasa.—indico la rubia, abriendo la puerta para que entrara—¿Que sucede, J?
Ella suspiro son pesadez, antes de retirar la toalla de su cabeza, dejando ver su cabello humedo y con unos mechones decolorados.
—¡Ay, por dios! ¿Pero que hiciste, Jackie?—pregunto, acercándose a verlo con detenimiento, se arrepintió de sus palabras al ver el rostro serio de la morena—Bueno... Si a ti te gusta...
—¡No fui yo!—exclamo en voz baja, para no despertar a Parker
Las facciones de Maddie se endurecieron, cerro los ojos unos segundos con molestia sabiendo perfectamente de quien se trataba.—¿fue Isaac, no?
—dijo que habia una apuesta—declaro, tirándose sobre la cama de Maddison.
—Lo voy a asesinar...—susurro para ella misma—Hablare con el después, pero esto se tiene que arreglar con un tinte, y no creo que quieras faltar a la escuela.—Hablo, a la par que buscaba algo para la chica en su clóset. Jackie negó.—Mira—comento, con una gorra en su mano—¿Funciona?
—¡Si! Muchas gracias, M—agradeció dándole un abrazo fugaz.—¿Es tuya?
—no, es de mi hermano mayor—aclaro, antes de continuar peinando su cabello.
—Okey...—dijo Jackie—muchas gracias Maddie.—dijo, antes de salir de su cuarto cerrando la puerta.
La rubia dejo caer su cabeza contra el tocador, pensando en como Isaac se habia atrevido a dañar algo tan costoso como lo era el cabello.
Durante el desayuno y el viaje a la escuela, Maddie no le dirigo la palabra al chico Garcia, lo que lo hizo preocuparse un poco, pero tenia la corazonada de que el enojo de la chica era por la broma de esta mañana.
(. . .)
—Te lo digo en serio Dan, Isaac es un verdadero tonto—Insulto, mientras guardaba sus libros en el locker.
—Pero eso no es noticia nueva para nadie—le recordó el mayor.—¿Ya podemos ir a comer?
—Vamos—Sonrio la chica, cerro el casillero y se encamino junto al mayor a la cafetería. Al entrar vieron a la mayoría de los alumnos ya sentados en sus respectivas mesas.
Ambos chicos, se dirigieron a la fila de comida, donde esperaron pacientemente su turno. Cuando Maddie sirvió su almuerzo y estaba por pagarlo, alguien mas se atravesó, pagando por ella.
