Un Viztazo A La Distancia

15 6 0
                                    

Mis intentos de conectar hilos me agitaron, me rendí, y volví a mi vieja rutina... O eso creí.

No me he interesado a dar una lectura completa a ningún libro, porque nada me llama la atención. Hay un poco de todo, y lo único que me hizo suspirar, es un libro con páginas rotas desde la décima página en adelante. Es una molestia como lo bueno puede y tiende a ser tan efímero.

El caso es, he tenido mucho tiempo para convivir con mi mente, para darme cuenta de lo molestas qué son las voces en las paredes, y de como manchar de sangre estás no tiene mucho sentido.

No importa que tan grande sea el mensaje en la pared, no todos tendrán interés en leer lo que puede haber en estas. Menos de entender.

Y, bueno... Tanta soledad autoimpuesta, me ha hecho sentir cómodamente incomodo. Siempre he sentido que las personas ahí afuera son, de manera no tan grosera, tontas. No creo que ahí afuera exista alguien que valga la pena escuchar, o como mínimo, ver. Y eso ha sido cierto hasta el momento. Las únicas personas con las que he convivido se dotan de las mismas propiedades: te tratan bien por un rato, luego te tocan con un palo, y siguen sin ti, dejándote atrás. Su presencia no me alimentaba de nada, pero su ausencia se sentía dolorosa de alguna manera. Aveces, me siento estúpido por sentir que la soledad es negativa, y con 'aveces' me refiero a todo el tiempo. Cuando pienso en eso, no puedo evitar sentirme tonto.

He estado encerrado en mi soledad, estos últimos días.

Hace no mucho, mi séptimo intento de amaestrar a Kedamono fue en vano, y no estoy feliz con eso. Intente darle algun uso útil a su presencia; la primera vez, intente que ayudara como perro guardián, pero fallo al quedarse dormido, y amanecí con una rana saltando sobre mis pinturas. La segunda vez intente que él realizará limpieza en el circo, pero se quedo media hora limpiando el mismo vidrio, el cual no estaba sucio, estaba raspado de manera peculiar. La tercera le pedí que cocinara y él quemo la mitad del circo... Y así sucesivamente, hasta que pensé en involucrarlo en mis actos de circo, y, ¡sorpresa! Resultó más decepcionante de lo esperado.

Él sabe obedecer, pero en la ejecución, es tan cobarde. Hay una reacción qué esperar de él, y eso es contraproducente si buscas un asistente. Él aprendió mis reglas, mis comportamientos, pero no me sirvió de nada, porque si nivel de obediencia eleva la vara, y decepciona como al final él es tan humano y frágil. Después de tres dagas clavadas en su cabeza, entendí que para ser mi asistente, el papel le quedaba corto. Alguien tan sensible, alguien que no sabe resistir, no es alguien que me sirva. Y en mi lista de cosas que podrían ser realizadas por él, ya no había nada que tachar.

Ahora, él solo esta ahí, desperdiciando oxígeno y robándome el sueño.

No me gusta la idea de tenerlo ahí, solo caminando alrededor y comiendo mi comida, como un perro o una mascota, tan dependiente a mi. No intento ayudarlo por nada fuera de mi, ya qué yo solo hago esto porque me molesta su presencia tan desperdiciada. No hay forma de que él me agrade, y eso lo tengo muy claro.

Aquí parado, mirándolo desde la cortina de mi carpa, no me puedo sentir más incomodo. Kedamono solo va de un lado a otro, persiguiendo a la rana, robando la atención de las estrellas, haciendo reir al muro, teniendo incluso a alguien como a mi aquí perdiendo el tiempo. Él es el cruel acto de caridad que un pecador arrepentido trajo a mi, y no sé que hacer con él, porque todo de él me molesta. No puedo evitar mirarlo hacia abajo, es algo casi correcto. En nuestro escaso tiempo juntos, él no ha hablado demasiado, parece no saber leer, no sabe hacer nada, y no sirve para nada. Si yo hubiera querido un inútil, o alguien con el perfil qué él llena, hubiera conseguido uno de esos gatos de los que leí alguna vez en una revista, y estoy seguro de que incluso uno de esos hubiera hecho un mejor trabajo que él.

Pero... Al verlo así, no puedo evitar perderme un poco. No entiendo como alguien puede ser tan tonto y estar vivo. No me cabe en la cabeza que en este mundo, haya personas como él, que no murieron en el intento.

No me puedo imaginar conviviendo con él de alguna manera en que él no sea mi inferior, por una simple razón: soy mejor que él. Eso es algo que no esta abierto a debate, porque es cierto. Intente hacer de él alguien útil, pero solo recibí el conocimiento de que hay buenos para nada. Me he rendido con él, ese es mi resumen.

Solo lo miro de lejos porque no hay más por hacer, ya que no pienso involucrarme con alguien tan triste. Me hubiera gustado tener a alguien que me ayudara a librarme de algunas tareas, que sirviera para algo, pero al no ser el caso, he vuelto de él mi entretenimiento privado en tiempos de aburrimiento. No hay mejor papel para él, que ser mi mascota, y ese sería mi máximo acercamiento. Kedamono solo ha sido un nombre más en mi lista de decepciones, lo cual me sorprende a mi mismo, porque quizá en algún momento creí poder esperar algo de él. Verlo sin oficio ni beneficio, se siente correcto, pero no suficientemente bien.

Y bueno, quiero volver a mi carpa y pintar, o leer otra vez, o dormir sin más, pero algo me mantiene ahí, viéndolo a él.

Me gusta estar solo, no sé siente bien, pero lo hago. Y aun así, en este momento, queriéndome entregar a la comodidad de un silencio qué molestara a mis sentido, incluso entendiendo las razones por las que yo no debería acercarme a él, incluso con un desconocido sentir que me quiere detener, hay algo que hace que yo quiera intentar una última vez. Pienso que dejarlo pudrirse en su miseria es lo más adecuado, que yo no debería arriesgarme a perder más tiempo, que no vale la pena en absoluto, pero hay una pequeña moneda rodando en los rincones de mi mente, que no me dejaría dormir si yo hiciera eso.

Kedamono es un bueno para nada, un incompetente inútil, pero... ¿Puede qué eso sea porque lo estoy poniendo a funcionar fuera de su mente?

Al pensar en eso, mi enojo con él se cae un poco, asiendo me dudar de mi hipótesis inicial. Yo quería que él cuidara, que él limpiará, que él cocinara, pero nunca me pregunte porque. No sé que me hizo asumir qué él tendrá que saber lo mismo que yo sé, cuando es evidente que él y yo no somos iguales. Yo se cuidar, se limpiar, se cocinar... No creo que cualquiera pueda hacer eso, o al menos no tan bien como yo. Entonces, ¿podrá haber algo en lo que él sea bueno? Lo dudo, pero negar la posibilidad es tonto.

Un suspiro escapa de mis labios, y yo camino hacia adelante, ya que he decidido hacer un pequeño experimento.

Ambos somos diferentes, y eso me abre la puerta a aprender. Quizá él sabe algo que yo no, algo que me sirva, algo que yo pueda exprimirle, pero que no sabré si no intento. Estar solo solo me limita, y si hay una oportunidad que tomar, no puedo rechazarla. Quiero saber, por aburrimiento y conveniencia, si hay algo que yo pueda sacar de él.

Mis pasos se detuvieron frente a él, frenando su persecución tras la rana. Y al sentir su mirada en mi, captando su atención, yo me cruze de brazos, mirándolo desde arriba.

- ¿Alguna vez has hecho un truco de magia?

Yo pregunte eso, como si pudiera obtener una respuesta afirmativa. A partir de aquí, creo que Kedamono solo tiene dos caminos. O resulta ser bueno para algo, o morirá de hambre... Quiero saber que puedo saber de él.



Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Our Textbook..." Popkeda ~ Kedamono x Popee Donde viven las historias. Descúbrelo ahora