Capítulo 1.

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Flora

Supe que algo pasaba en cuanto me levanté esta mañana. Después de ir al baño, hacer mis necesidades y darme una ducha rápida, bajo al salón, donde veo a mis padres. Mamá está en su regazo, solo puedo ver su espalda, y por el movimiento que hace puedo ver que está sollozando.

—¿Ocurre algo? — pregunto un poco asustada.

Siempre le hago caso a mi instinto, y sé que hoy no va a ser un día agradable, mucho menos feliz.

Mamá se da la vuelta y la veo con los ojos rojos por el llanto que no la deja. Veo que tiene un sobre en las manos y papá ni siquiera me mira. Tiene la mandíbula tan tensa que creo que se romperá algún diente. Casi los escucho rechinar.

—También lo noto — susurra Ela, mi hermosa loba.

—Mi hermosa niña — se levanta para envolverme en sus cálidos brazos — todo estará bien.

Vale. Eso es lo primero que dicen en las películas cuando claramente, algo no va a ir bien. Siento ganas de correr.

Papá se levanta y nos envuelve en sus brazos, dejando besos en mi cabeza. Un sonido fuerte se escucha en la puerta principal y giro un poco la cabeza para ver a mi hermano Einar entrar con cara de pocos amigos. Noto su enfado y la rabia contenida en sus ojos. Misma que se suaviza cuando me ve.

Me separo de mis padres para ir a su lado y abrazarlo.

—Lo siento — susurra cuando me envuelve en sus brazos y siento como mi corazón golpea fuerte y rápido en mi pecho.

—¿Qué ocurre? — pregunto, por segunda vez, con falsa valentía mientras me pongo recta.

—El abuelo... — comienza a hablar mamá — el abuelo ha recibido una carta de la manada Dark. Sabes que llevamos años con esta absurda enemistad. El Alfa Hunter le ha dicho que tiene una solución a nuestro problema.

Mi hermano tensa la mandíbula, veo la furia que se apodera de su cara y aprieta las manos en puños. Está intentando controlarse.

—Eso está muy bien — murmuro desconcertada — podremos estar en paz.

Papá baja la cabeza y escucho como traga saliva. Papá nunca, nunca baja la cabeza ante nadie, y cuando la vuelve a levantar me mira con los ojos rojos. Siento que me voy a desmayar.

—Alfa Hunter ha propuesto que te unas en matrimonio con su hijo. El futuro Alfa Aiden — susurra papá con un nudo en la garganta y por un momento dejo de respirar.

Alfa. Hijo. Matrimonio. Alfa Aiden. No, no puedo casarme con ese hombre. Es un ser despiadado, egoísta, vengativo y cruel. He escuchado todo lo que ha hecho, y lo que hace, con sus enemigos. Yo soy su enemiga por vivir en esta manada, me matará. Solo tengo dieciocho años, soy joven, quiero vivir.

Mi hermano se acerca a mí cuando comienzo a hiperventilar y me envuelve en sus brazos.

—Haremos otra cosa. No dejaremos que te vayas a esa manada y mucho menos que te cases con esa mierda.

Quiero creerlo, enserio, pero no puedo. Necesito hablar con el abuelo, necesito que me diga que no va a aceptar esta locura. Me separo de los brazos de mi hermano y salgo corriendo a la calle. Los abuelos solo viven a cinco minutos.

Llego en menos de eso y comienzo a tocar la puerta con mis puños. Necesito que abran esta puerta. Una de las muchachas que trabajan aquí lo hace y paso corriendo. Ni siquiera me da tiempo a mirar su cara, solo me dirijo al despacho del abuelo, donde sé que estará. Entro sin tocar y me quedo en la puerta al ver a dos personas que no son de mi manada.

Eres tú, mi LunaWhere stories live. Discover now