huir

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JUANJO

La vuelta de Almu me había puesto la vida patas arriba. Y esto podría llegar a sonar romántico si no fuese porque desde que está aquí solo me ha atado más nudos de los que ya tenía.

Por una parte, era genial tenerla aquí porque antes de ser mi pareja, es mi mejor amiga.

Durante el tiempo que habíamos estado sin vernos, he pensado tantas veces en decirle que no puedo seguir con esto. Que la quiero y la querré siempre en mi vida pero no de esta forma, no teniendo que fingir algo que no quiero.

Pero la miro a los ojos, la escucho reír y no soy capaz de decir nada. No podría apagar ese brillo de su mirada ni cortar esa risa. No me lo perdonaría. Al fin y al cabo sigue siendo mi mejor amiga. Y la necesito.

Ella había salido a dar un paseo por Madrid y a mí me comían los pensamientos en esta habitación.

Ayer intenté hablar con Martin, me sorprendió que tardara en contestar pero más me sorprendió la frialdad de sus mensajes cuando lo hizo. Le propuse ir a verle, realmente lo necesitaba, y parece que estaba dispuesto a huir hasta de la más mínima posibilidad de verme.

Mi cerebro reproducía en bucle la última vez que le vi. Cuando pude salir del abrazo de Almu intenté buscarle a mi lado pero no estaba, le busqué con la mirada y le vi charlando con mis compañeros. Cuando quise acercarme a él, su mirada encontró la mía y me miraba como si hubiera hecho algo malo. Como si estuviera decepcionado.

Quise ir a su lado pero mis piernas no respondían, al final acabé viéndole salir por la puerta mientras se despedía de Ruslana. Pensé en salir de allí y buscarle pero era noche de fiesta y yo tenía que estar allí.

Bebí como nunca y muy a mi pesar la imagen del vasco no salía de mi cabeza. Almu intentaba por todos los medios tener un mínimo de contacto físico conmigo pero yo no podía.

Al día siguiente, después de escribirle a él, le escribí a Kiki. Ella no podría mentirme, si me decía que estaba ocupado es que lo estaba. Ella prefería morir antes que mentir.

Pero ya habían pasado muchas horas de aquel mensaje y era imposible que aún estuviera ocupado. Necesitaba verle, bajar los pies a la tierra.

Llegué a la 715, nervioso y sin saber muy bien qué estaba haciendo. Claramente todo esto había sido una reacción totalmente irracional, al parecer mi Juanjo racional últimamente no estaba muy por la labor de actuar.

Llamé a la puerta y abrió Kiki.

- ¡Juanji! - gritó saltando a mis brazos.

- Kiki solo has dormido una noche sin mí.

- No more, please... - rogó haciendo un puchero.

Al entrar me inundó un vacío inmenso. Creía que iba a encontrarle nada más entrar y no le veía por ninguna parte.

- Siéntate a desayunar, Rusli aún sigue dormida. ¿Por qué no ha venido Almu?

Mi amiga siempre tan directa. Solo ella podía decir un comentario así como si nada. Ignoré por completo su pregunta y fui al grano, a lo único que me importaba y por lo que estaba aquí.

- ¿Martin no está? ¿Ha salido?

Pude pillar a tiempo el cambio de expresión de mi amiga, la cual se apresuró a cambiar en cuanto vio que me había dado cuenta.

- Oh darling, Martin left early this morning...

- Bueno querrás decir que habrá salido a andar a alguna montaña, ¿no? A él le gustan mucho esas cosas.

Su cara era un completo cuadro digno de estar expuesto en algún museo de arte surrealista. ¿Dónde iba a estar Martin un domingo si no era en alguna montaña de Madrid?

- Martin está en Getxo. - aclaró Ruslana - Buenos días, Juanjo - dijo antes de darme un beso en la mejilla.

- ¿Y qué se le ha perdido a este niño en Getxo?

- Martin es de allí. - aclaró Ruslana sorprendida - ¿A qué viene tanto interés?

- Quería verle, nada más. - aclare bajo la misteriosa mirada de ambas. - Bueno, pues me tengo que ir ya...

Dejé un beso en la cabeza de cada una y salí de allí con una sensación extraña en el cuerpo. ¿Se puede saber qué es lo que le ha pasado a este chico para que huya del mundo? Quizás solo necesite aislarse un rato del mundo.

Quizás yo también necesitaba aislarme del mundo un momento, por muy corto que sea. O quizás solo esté necesitando un cigarro. Para variar, Jesús, el dependiente del estanco, me recibía con su sonrisa amable, parecía que los estragos de la vida no pasaban por él. Habían sido tantas las veces que años atrás había venido aquí que él ya sabía perfectamente lo que iba a pedir.

Di la primera calada en cuanto salí de allí, una segunda y una tercera también. Hacía mucho que no fumaba y lo cierto es que una parte de mí se arrepentía de haber roto mi propia promesa de no hacerlo, aunque también debía reconocer que nada me abstraía tanto del mundo como esto.

Busqué mi móvil en el bolsillo, abrí su chat y escribí.

juanjo: no creo que huir sea la mejor opción...

No esperé respuesta y, sin embargo, la obtuve. No creía que fuera a hacerlo tan pronto pero al instante de enviar el mensaje salió el doble tick azul que indicaba que lo había visto, después reflejó que estaba escribiendo.

martin: huir, a veces, significa muchas cosas



holaaa !!

he tardado un poquito peeero lo importante es que ya está !!

pensando muy seriamente si seguir con el drama o no...

gracias por las mil lecturas 😭 !! 🦋

inefable || juanjo & martinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora