Sasuke se veía bien, más que bien, mientras Sakura con cuidado cortaba sus manzanas y con una brillante sonrisa se las extendía.
El Uchiha las aceptaba, mientras parecía hablar con ella.
Un par de ojos azules observaba toda la interacción, sentía...
Antes de empezar, este capítulo va dedicado a: Mariyn_n 💗
Fue la única que respondió la pregunta y le agradezco infinitamente. También espero disfrutes del capítulo, cariño. Ahora sí, pueden seguir en la lectura.
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Suspiró con fuerza y corrió.
Corrió con gozo, con diversión, con la risa de un niño recibiendo un dulce. Saltó de árbol en árbol, el viento chocaba con su cara, podía escuchar los sonidos del bosque.
Podía escuchar los gritos del sabio pervertido, pero no podía detenerse estaba que rebosaba de energía. Escuchaba su corazón martillar en su pecho.
El sol estaba en todo su esplendor, dándole luz a todo. Su brillante cabello relucía por los rayos solares. Algunos mechones se mecían con el aire, y su flequillo caía libremente por sus ojos.
Al llegar a su destino, se quedó quieto. Su emoción se calmó unos segundos. Alzó la mirada y respiro profundamente.
“Bienvenido a Konoha”
El letrero se alzaba en todo su esplendor, dirigió su mirada hacia la caseta y no había nadie. Quería rodar los ojos, se supone que está aldea era una de las más seguras y fuertes.
«Pues parece que segura no es»
A tan sólo unos pasos y volvería.
La voz del sabio pervertido lo sacó de su ensoñación.
—Aquí estamos, renacuajo.
Naruto sonrió. Era momento de regresar. Quería volver a ver a Shikamaru. Abrazar con fuerza a su abuela, a Kakashi-sensei. Sí, era su momento de regresar.
—Sí, sabio pervertido, es hora.
Él asintió y entraron. Se dirigieron a la torre Hokage, pero durante todo el trayecto Naruto observó la aldea. No había cambiado mucho, seguía siendo la Konoha de hace cuatro años, la gente lo seguía mirando. Y está vez era como si hubieran visto un fantasma. Se quedaban en blanco.
Sacudió la cabeza, hace mucho tiempo que había entendido que esas miradas no eran nada, no le afectaban. Es más no existían. La torre Hokage se alzaba en todo su magnitud, corrió sin importarle nada ni nadie.
Y fue una verdadera dicha ver a Shikamaru saliendo de la oficina de la Hokage, los dos se vieron en silencio, Naruto no se percató de la otra presencia. Sólo corrió a los brazos extendidos de su mejor amigo.
Se lanzó en un abrazo aplastante, envolvió sus piernas en las caderas del pelinegro y escondió su rostro en su cuello.
—Volviste…
Susurraba Shikamaru en su oído, Naruto afirmaba con la cabeza y los brazos del Nara se apretaron más a su alrededor, estaban apretados con fuerza, como si alguno de los dos se fuera a desaparecer. Naruto sentía su corazón rebozar de felicidad.
