Capítulo II

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No recordaba mucho de lo sucedido esa tarde, pues ahora estaba en el hospital de  Tokio, en la habitación de su amiga Kugasaki, sentado a un lado de la camilla.  Se preguntó que le aconsejaría en estos momentos. Tal vez lo golpearia y le diría muchas cosas que eran ciertas y tal vez después lo abrazaría.

Demonios! Cómo extrañaba a su mejor amiga el pelirosa. Tomo su mano y suspiró fuertemente.

– Me gustaría que estuvieras despierta – miro el calendario a su lado – pronto será navidad sabes – sonrió levemente – me gustaría que pasáramos los tres, juntos esta vez – sintió sus ojos mojarse – tú cabello ha crecido desde la última vez – la miró –Maki-san ha cuidado mucho de ti, sabes~ – susurro – deberías agradecerle cuando despiertes – las lágrimas comenzaban a llegar.

Hacía más de tres años que Nobara Kugasaki no despertaba, desde el día en que terminó su enfrentamiento con Mahito. Y casi pierde la vida. Limpio  sus lágrimas despacio con su manga, y beso la frente de ella, para despedirse.

– Nos vemos después – sonrió levemente y salió del hospital.

No es que tuviera miedo o algo así, pero estar en un hospital  solo le recordaba momentos tristes y eso era lo que menos quería.  Ya tenía suficiente ese día.

El cielo estaba despejado y sin un rastro de nubes,  parecía hacer más calor de lo normal y pronto se sintió mareado. Se detuvo un momento del árbol  más cercano, respiro profundo tratando de calmarse. Un golpe de calor… eso debía ser. Simplemente debía descansar  un poco y ya se le pasaría. O eso pensó cuando su celular  sonó.

– Hola?  – respondió  cansado.

– Te sientes bien Itadori?  – una voz conocida preguntó.

– Hola Yuta-Sempai – sonrió levemente – estoy un poco cansado, tal vez un golpe de calor – rió levemente.

– Deberías ir al hospital para que te revisen – aviso con precaución – y bebe agua.

– Ok~ no se preocupe – suspiró levemente – y bueno,  para que soy bueno?.

– Cierto! Quería saber si ¿querías venir conmigo a la inauguración del árbol navideño? – dijo entusiasmado el pelinegro.

El pelirosa  parecía meditarlo,  esa noche, el y Yuta. Bueno, después  de todo no tenía nada que hacer, cierto?. Volvió a la llamada y acepto, pudo imaginar a su Sempai sonriéndole, después se quedaron  un poco más platicando  hasta que al parecer Yuta tenia una misión y terminaron la llamada.

Su humor había cambiado, platicar de otras cosas random con alguien  le agradaba. Se levantó de donde se había sentado y comenzó  a caminar de vuelta a la escuela.

Mientras tanto una persona de cabello blanco había escuchado toda la platica entre Yuuji y Yuta, y bueno, la habría escuchado por mera coincidencia. Y  no le agrado la idea de ver al pelirosa junto a alguien más, disfrutando de un espectáculo de luces.  

Sin embargo, no se interpondria al final de cuentas, no era descarado como para prohibirle ver o salir a donde quisiera, con quien quiera, cuando el la había  hecho antes.

Suspiro y caminó devuelta a su misión.  Dejaría que las cosas pasarán como tenían que pasar…

O al menos eso pensó en su momento,  por que ahora estaba siguiendo los pasos de su … kohai? Novio? Pareja?... de Yuuji. Se sentía estúpido teniendo que esconderse mostrarse lo menos llamativo posible, o eso al menos creía él.

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