Del Otro Lado Del Espejo

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El timbre sonó en esos momentos sobresaltandolo, había dormido durante toda la clase de química. Esa aburrida clase que a él jamás le gustó.

Aún seguía bajo los efectos del sueño cuando abrió los ojos y se desperezó. Sus compañeros salieron del aula tras el profesor conversando entre ellos, riendo y disfrutando de la secundaria.

Todos menos él, Boris era la excepción a la regla. Nunca se sintió bien en ese lugar ya que era el escenario de todos sus fracasos diarios. por tal razón no podía reír ni sentirse feliz.

Sus dorados cabellos pasaban sus hombros, eran rosados y brillaban con vida propia. Su blanca piel estaba pálida y su celestina mirada mostraba confusión debido a los rasgos del sueño.

Vestía una camisa blanca, un pantalón azul marino, medias blancas, zapatos negros y pullover cuello V azúl también.

Aquel era el primer recreo en el cual desayunaban todos. O casi todos. Boris no siempre llevaba dinero para desayunar, debido a que su padre solía ser reacio a darselo, bajo la excusa de no ver con buenos ojos que Boris se acostumbre a la buena vida cuando aún no ganaba el dinero por si mismo. En definitiva era un tacaño con el único miembro de su familia.

Boris aprovechó que todo el alumnado estaba en el salón comedor, para dirigirse a la biblioteca donde solía pasar la mayor parte de su tiempo, solo que ahora podía eludir las burlas de los demás alumnos. El rubio era raro para todos los demás chicos de su edad.

Pero en el trayecto a la biblioteca pasó por una puerta que siempre permanecía cerrada, solo que ahora estaba abierta. El pasillo del colegio era lujoso como todo aquel colegio privado, fuera nevaba pero del interior del interior de aquella habitación que permanecia cerrada normalmente salía un viento helado.

Boris sintió que su curiosidad despertaba al ver aquella puerta  abierta y sentir ese peculiar viento salir de es habitación. Miró a todas partes serciorandose de que nadie esté cerca y se acercó a la misteriosa habitación. Se detuvo a escasos centímetros de la puerta y pudo sentir cómo el viento traía murmullos del interior de esa habitación.

Su corazón empezó a latir como un tambor, pero de repente su cuerpo dejó de pertenecerle ya que comenzaba a actuar independientemente de sus deseos. La idea de ver qué ocultaba dicha habitación había dejado de resultarle interesante, para anhelar alejarse de allí. No obstante su cuerpo ya no era suyo, él ya no tenía el control de sí mismo.

Vió cómo su mano sujetaba el picaporte y sus piernas avanzaban al interior de la misteriosa habitación.

No, detente por favor. No lo hagas, ya no me interesa entrar ahí ¡Ayúdenme! ¡Por favor! ¡Que alguien me ayude!

Pensaba Boris con desesperación sin poder evitar adentrarse a lo desconocido, ni siquiera le era posible hablar o gritar. no entendía qué le estaba ocurriendo en verdad. 

Al traspasar el umbral la puerta se cerró detrás de él y alguien del otro lado le colocó llave. Pudo sentir cómo unos pasos se alejaban. Boris se preguntaba quien podría ser y dónde se había ocultado ya que él jamás vio a nadie. Pero sea quien fuere lo había planeado en detalle para encerrarlo allí.

Su cuerpo se detuvo en el centro de la habitación al tiempo que unas velas sujetas a un candelabro se encendían iluminando un espejo peculiar.

Dicho espejo no reflejaba la habitación en sí ni mucho menos a Boris que se encontraba frente del mismo. En el interior del espejo se podía ver un paisaje misterioso, las ruinas de un antigüo castillo. Era de noche y la luna se divisaba a lo lejos. Los candelabros estaban situados en cada lado del espejo cuya forma era la de un óvalo y le llegaba a su cintura.

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