CAPITULO 3

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Hoy es el día en que me llevarán a esa dichosa sala, la detesto. Me hacen mucho daño y duele, duele demasiado. No puedo decir nada por qué.... olvide como hacerlo, como expresarme.

Me llevan dos sujetos muy fuertes, sosteniendome de cada lado de mis brazos. No entiendo, no soy peligrosa. ¿Por qué me lastiman de esa manera?. Quiero correr pero mis piernas no reaccionan, hemos llegado a esa puerta tan grande y ancha. Miro hacia mi alrededor y no hay nada.

Al entrar, veo una fuerte luz que me lastima y en medio de ella, esa maldita silla blanca con cinturones a sus costados y ahí... veo a las mismas personas vestidas con ese color que tanto odio y esas máscaras que me impiden verlos.

──Recuestenla en la silla y sujetenla bien.──La doctora Karina está ahí, parada frente a mi.──Quiero que sujeten bien sus muñecas y tobillos.

Duele, aprietan demasiado, siento como el cuero me corta la piel. Estoy temblando, escucho como mis dientes chocan entre sí. No lo soportó.

──Bala, debes cooperar. ¿Entiendes?.

No puedo responder, por qué me hacen esto. No les he hecho nada.

──Bien, ya que no quieres hablar. Sentirás un poco de dolor con esto.

Maldición. Esto me quema el cuello, siento como si fuera veneno, me hago más débil y más propensa a morir. Trato de soportarlo pero.... no puedo. Está vez tuve una reacción diferente, lloré... lloré de mucho dolor, por primera vez me queje. Pero ... no grité, ni hablé.

──¡Por qué no hablas!, ¡Contesta!.──Algo en mi, me lo impide.──Bien... así que no dirás nada. Perfecto.

Su frustración de la doctora Karina era evidente, casi arranca su cabello. De nuevo los sujetos vinieron, los que me trajeron desde un principio y me desataron de esa silla que tanto odio. Ahora me llevaron a otra habitación, una más pequeña y oscura, solo podía observar luces amarillas y poco intensas. Está vez, me encadenaron a una pared de muñecas y tobillos. Se marcharon dejándome completamente sola.

No entendía que querían hacer conmigo, trate de sacarme pero me lastiman más, de un momento a otro, soltaron a tres perros muy grandes y bien alimentados. Esos ojos.... esos colmillos, los ladridos. Mis pupilas dilatadas y mi corazón bombeando tan rápido como jamás lo había sentido.

El pánico y el miedo me invadieron haciéndome llorar y a autolesionarme, tratando de salir de ese lugar imposible para mí.

──¡Quiero salir!.──Esta vez grité, grité como nunca lo había hecho.

──Si quieres salir, responde lo que te pregunté ó... libérate tu misma.──Lo dijo casi riendo.

En este mundo hay personas buenas y malas, ahora se que la doctora Karina formaba parte de aquellas personas malas que disfrutan el sufrimiento ajeno pero... yo a qué clase de persona formaba parte.... esa respuesta me dió escalofríos.

Está vez regrese diferente, odie por primera vez mi vida y odie el hecho de estar aquí. No quiero esto, no podré soportarlo. Para ellos soy como un ratón del cual pueden experimentar conmigo para ver qué reacción tengo. Si logro escapar, seré libre... podré vivir una vida tranquila.

Entonces, esos recuerdos invadieron mi cabeza, los dolores eran insoportables.

"¡Hye-Jin!, ¡Hye-Jin!"

El inmenso dolor que sentía no se comparaba a todo lo que he sufrido.

BALA || IMAGINA CON JEON JUNGKOOK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora