La (Nueva) Leyenda del Jalábol

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Es una tarde soleada en este mundo, tras la catástrofe de "La Gran Ola" solo un par de Islotes e islas menores habían sobreviviendo a este caos.

Pero no era sinónimo de tristeza, la vida aún sobrevivía en estos tiempos y la gente se adapta a esta nueva forma de vida con espació tan reducido.
En una isla simple, con un patio que era el doble de grande que la pequeña casa en el borde de la isla.

Dos sacrogritos estaban en un cara a cara, pero no de lucha, sino en un partido de Jalábol!
El padre, la leyenda, el ídolo y más grande tramposo en toda la historia del juego. Kriss Krass, La Gran leyenda en carne y hueso.
Y quién le enfrentaba era como dicho anteriormente una sacro más joven no supera los 11 años, mismo tono de piel y cabello que Kriss y aunque sin los ojos visibles por lo que su color era aún un misterio.

- Atención Krisstal! Está vez iré enserio asique no quiero lloriqueos de tu parte ¡¿Me oíste?! - anunció el sacro mayor haciendo girar la jalabola en uno de sus dedos.

- uff eso dijiste las últimas veces que jugamos y te digo derrotando, anciano! Esa frase la debería de decir yo. - Dijo con cierta burla la más joven, mirando fijamente la jalabola y esperando el momento de actuar.

Una risa corta salió de los labios de Kriss mientras sujetaba mejor la jalabola -esta juventud, tus padres deberían de enseñarte mejores modales. - Dicho eso, lanzó el balón al aire y ambos sacros empezaron su  5°to partido de la tarde.
Golpes, trampas, estrategias y demás cosas pasaban, la jalabola iba de mano en mano sin permanecer mucho tiempo en un solo lugar. Nadie había anotado un punto todavía y el sol ya estaba bajando por el horizonte, cambiando el color del cielo de un azulado a tonos naranjosos con toques lilas y rosa.

El partido con el marcador en 0, ambos sacros jadeando y sudando por el fuerzo, ninguno se quería rendir hasta dar un solo punto.

La sacro más joven con la jalabola mano y un plan en su mente - Última oportunidad para rendirse! Me siento generosa. - una respuesta que no tuvo contestación verbal de parte de su oponente, sino que este se lanzó queriendo quitar la jalabola de las jóvenes manos de la sacro.

Está en un rápido movimiento esquivo a su rival, lanzado la jalabola en dirección a la pared de su casa, el sacro cayo al suelo mientras la jalabola rebota y vuelve en su dirección a la sacro jóven dándole tiempo de tomarla y anotar el punto.

- Gol!!! Sisisi si!!! Jajaja gane! Viste papá? ¿¿Me viste, me viste?? - la niña ayudo a su padre a levantarse y este orgullo abrazó a su hija acompañando en su festejo.
Un íntimo momento entre padre e hija que fue interrumpido por el sonido de unos aplausos y al voltear vieron a una Sram de cabello negro y ojos azul oscuros, quien se acercaba mientras sonríe.

-Mama! Me viste? Le gane otra vez a papá! Se nota que ya es viejo - la niña recibió un suave golpe de su padre que le miraba con un enojo fingido.

- admito que ya no estoy en mi momento de mejor gloria, pero aún puedo darte pelea mi  futura jugadora. -

- Fue increíble Krisstal, sin duda tienes el don en esto, pronto serás capitana de tu propio equipo de Jalábol. -

La niña feliz por estás palabras, fue criada con los principios del Jalábol para (en palabras de sus padres) no dejar morir tal deporte después de La Gran Ola y ella estaba feliz de ser la siguiente en enseñar este arte que ya casi aún con su corta edad dominaba tan bien.
Mientras iba por la jalabola, decidió llevarla con los pies, pateando mientras hacía pequeños movimientos que recordaba de su padre.

El sacro mayor al notar esto no pudo evitar recordar viejos tiempos, el recordar cierto partido en Bonta y otro mucho mas mortal en Brakmar. Una risa se le escapó llamando la atención de su esposa e hija.

- De que te ríes ahora Kriss? - Maude preguntó a su esposó quien le miro de reojo mientras paraba de reír.

- Es que la técnica de Krisstal...me trajo buenos recuerdos con cierto "Canijo" de gorro azul que inventó eso. - con solo mencionar la palabra canijo, Maude supo al instante de quien se refería, los recuerdos le invadieron también sonriendo ante la nostalgia.

- ¿eh? Que canijo? ¿No que tú habías inventado está técnica? - la pequeña confundida por no saber muy bien el pasado de sus padres, solo le importaba si incluía al Jalábol aunque sus padres solían omitir algunos detalles menores, lo cual le molestaba.
Y ahora pasaba lo mismo, con su madre cambiando el tema de forma repentina para ella.

- Hmm es hora de cenar, vamos hice Carbonada Brakmariana. - Dijo Maude con calma llendo para la casa siendo seguido por su esposo.

- uh! Que rico! Espéreme porfa. - la niña fue tras sus padres, dejando atrás la jalabola por ir a complacer a su estómago que rugía del hambre.

La Cena era tranquila con pequeñas charlas entre los padres recordando partidos pasados muy importantes para ellos dos, pero sin decirle nada a su hija que se enojaba por no saber los temas, pensado que se podria estar perdiendo de cosas importantes como técnicas con la jalabola que aún no le decían.
El tiempo paso y la noche ya estaba presente en el cielo y la pequeña Sacro le contaba mantener los ojos abiertos.

- Jeje alguien ya tiene sueño, venga mi futura campeona a la camita. - El sacro cargo a su hija, llendo directo a la habitación de esta misma.

Que como no, la habitación estaba repleta de cosas relacionadas al Jalábol, y algunas cosas más sin importancia por el momento. El Sacro acostó a su hija, listo para irse, pero la voz de su pequeña le detuvo una última vez.

-Papa...¿Me cuentas una historia? Por favor. - su voz cansada, pedía un último capricho antes de caer al mundo de los sueños y que clases de padre era él para negarle algo así a su pequeña?

- Hmm dejame ver...que tal...oh! ¿Que tal si te cuento uno de mis partidos más épicos de Jalábol? El día que ví nacer a una leyenda del Jalábol jeje.

- ohh...Y Cómo fue eso, quien fue?

El sacro se puso cómodo en la cama de su hija, recordando los viejos tiempos y empezó a relatar con calma los detalles.

- Fue antes de que tú nacieras y mucho antes de volver a ver a tu madre. Cuando aún estaba en el Sporting Jalatín y era algo...

- Egoísta? Idiota? Presumiendo? Engreído? Ególatra? Sediento de fama? - enumero la pequeña Sacro en gran velocidad usando todas las palabras en su vocabulario.

- Yo ególatra? Uff exageras!

- papá...tu nombre es Kriss y el mismo es Kriss-tal, es tu nombre en femenino y yo sé que mamá no te quiere tanto para ponerle tu nombre a su primogénita. - para la niña no era secreto eso, su misma madre le había dicho el origen de su nombre el cual no era muy complejo.

- ... cómo sea, estaba aún en el Sporting Jalatín y ese día jugaba contra los Acleticojos de Bonta, pensé que sería un partido mas. Un partido común...pero debí tomar cuando ví a un grupo de niños, mujeres y ancianos, que este partido sería todo menos ordinario, en ese grupo estaba Yugo, "El canijo" que mencione antes...y creeme cuando te digo que ese chico eres especial, se volvio toda una leyenda. -

El sacro siguió relatando todo lo que pasó ese día, con cada palabra se le salia una sonrisa de la nostalgia mientras su pequeña se iba quedando dormida con las imágenes de ese tan especial partido en su cabeza.

La noche en calma, el suave viento helado soplando en todos lados, sin un solo ruido más allá de las olas golpeando los bordes de la isla.

Un bello día finalizando, con las almas de esa casa esperando una nueva aventura con la llegada de los rayos del sol al día siguiente.

Pero su historia ya fue contada un poco y el tiempo es casi infinito.

Asique, vamos a pasar a la siguiente historia.

Una historia de mercaderes.

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