Capítulo 29

1K 161 56
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

GRACE

La última vez que tuve una primera cita fue hace años, con Oliver, y por los nervios del momento recuerdo pocos detalles. No necesito una memoria perfecta para saber que estaba ansiosa y que muy probablemente me medí cientos de atuendos hasta elegir el que menos me disgustara. Oliver hizo todo el esfuerzo esa noche mientras yo me concentraba en no vomitar. Él buscaba temas de conversación y yo intercalaba entre hablar hasta por los codos y no hacerlo en absoluto.

Las primeras citas siempre me han puesto nerviosa, incluso en la preparatoria cuando creía que el mundo era mío. Sin embargo, hoy estoy tranquila. No sé qué función he encendido mientras dormía o si algo dentro de mí se ha roto, solo no me siento distinta a un día normal. Hago mi rutina con tranquilidad, mi estómago siempre calmo y elijo un vestido que he usado en múltiples ocasiones para ir al trabajo y que de alguna manera me parece adecuado para la cita. Es rojo con pequeñas flores blancas, ajustado en el busto y con caída libre justo desde ese punto. Las mangas son cortas y de princesa, y la espalda tiene una pequeña abertura. Incluso cuando me miro al espejo, me sonrío y salgo de casa sin la sensación de ir directo al momento más bochornoso de mi vida.

Tomo el metro hacia mi primera parada, que no es mi cita, y entonces sí experimento el estómago revuelto. No voy a vomitar, aunque no significa que me sienta cómoda y eso me resulta horrible porque hace una semana, no, hace solo unos días todo iba bien.

Respiro profundo y hago sonar el timbre del edificio deseando no haber llegado tarde.

Hola. —Su voz suena metálica a través del portero automático—. ¿Quién es?

—Soy yo, Tony. Grace.

Un momento de silencio que me hace sudar las palmas.

Sube.

La cerradura se abre y no demoro en entrar. Espero el ascensor convenciéndome que todo irá bien y que son solo ideas mías. Cuando llego a su piso, lo encuentro esperándome en el marco de la puerta con la expresión más neutra jamás creada.

—Hola. —Le sonrío.

—Hola, Gracie.

—¿Tan enojado estás conmigo para que me llames de esa desagradable manera?

De un encuentro y otros cuentosWhere stories live. Discover now