Capitulo 1

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Galatea profirio un grito aterrador al despertarse bruscamente. Habia tenido otra pesadilla. Ultimamente eran muy recurrentes. Se levanto de la cama algo aturdida y se miro en el gran espejo que tenia en su habitacion. Su larga melena rubia estaba completamente despeinada y sus grandes ojos verdes se veian cansados. Se vistio rapidamente y se dirigio a la cocina. Alli estaba su padre sentado leyendo el periodico. El le dedico una agradable sonrisa y le acerco el desayuno que le habia preparado.

-¿Has tenido otra pesadilla?- Pregunto el levantando la vista.
-Asi es- Contesto ella mirando el plato de bacon con huevo- Ultimamente no paro de tener pesadillas. Las cuales no recuerdo al despertarme.

- Tu abuela siempre decia que un truco para no tener pesadillas es acostarse siempre a la misma hora. -Le contesto el con una sonrisa- Bueno... una infusion tambien sirve.
-Probare la infusion-Dijo Galatea mientras se rascaba la barbilla.
Ambos se rieron. La complicidad que tenian el uno con el otro era inexplicable. Galatea nunca conocio a su madre pues esta les abandono poco despues de que ella naciera. Esto la habia unido muchismo a su padre quien siempre habia cuidado de ella sin reparos. No tenia madre pero se sentia muy afortunada de haber tenido un padre que tambien habia conseguido suplir ese rol. Galatea se comio el desayuno con rapidez pues no queria llegar tarde a la floristeria. Se despidio de su padre con un abrazo y se marcho a toda prisa.

Siempre habia sentido una conexion muy especial con las plantas. Le producian mucha paz. Estar rodeada de flores la hacia sentir viva. Aunque no tenis muy clara su vocacion sabia que siempre querria estar rodeada de plantas. Pero habia algo que le fascinaba mucho mas: el fuego. Podia pasarse horas mirando como las llamas danzaban en la chimenea. Y muchas veces habia sentido una gran necesidad de tocarlo. No entendia como podia estar tan hechizada por dos elementos que a simple vista parecian completamente opuestos. Pues para ella el fuego era lo opuesto a todo lo relacionado con la vida ya que simbolizaba la destruccion.

Los dias en la tienda solian ser muy tranquilos. Venian pocos clientes pero eran muy fieles. Por eso la floristeria se mantenia a flote. La dueña se llamaba Maga. Era una mujer mayor de unos sesenta años que le habia confiado su negocio a Galatea pues casi nunca pasaba tiempo ahi.

Galatea miro el reloj y se dio cuenta de que ya era hora de cerrar. El dia habia transcurrido a la velocidad del rayo. La joven recogio sus cosas y se dirigio hacia la puerta completamente exhausta.
Mientras cerraba el local se le acerco un joven. Debia de tener unos veinticinco años. Era alto y esbelto. Pero lo que mas destacaban era aquellos ojos negros desprovistos de vida.

-La tienda ya esta cerrada- Dijo ella intentando esbozar una sonrisa.
En la cara del joven se dibujo una sonrisa grotesca. Galatea miro asustada a su alrededor. No habia absolutamente nadie en la calle.

-Hueles muy bien- Le dijo el acercandose mas a ella y relamiendose los labios. Su voz sonaba muy maligna como si no perteneciera al mundo de los humanos.
- Tengo que irme- Respondio Galatea asustada.
El extraño la cogio del brazo con tanta fuerza que Galatea era incapaz de moverse.
- Sueltame- Grito ella aterrorizada.
-Este es tu fin hadita- Le espeto el transformandose lentamente en un monstruo. Su piel se estaba volviendo de un color gris muy claro. Y de su boca resurgian una gran cantidad de dientes largos y afilados. Su cuerpo se habia hecho mas grande y de su espalda habian brotados dos enormes alas negras. Todo su pelo habia desaparecido y tan solo quedaban dos cuencas vacias de aquellos ojos inhumanos.
Galatea estaba completamente horrizada. Nunca en su vida habia sentido tanto miedo. La criatura empezo a abrir su enorme boca para intentar devorarla.

-Dejame en paz- Grito la joven en un arranque de rabia.
De repente Galatea sintio un enorme ardor en su mano izquierda y el monstruo se alejo de ella. Recuperando el equilibrio la joven se levanto y se fue corriendo.

Galatea escucho un grito sobrenatural. Se giro rapidamente sin dejar de correr y alli vio al monstruo alado persiguiendola. El monstruo se habia despojado de toda su ropa. La joven giro la esquina y por un segundo consiguio despistarlo pero este no dejo amedrentar por tan simple truco. Sin darse cuenta Galatea se habia metido en un callejon sin salida. El monstruo bajo del cielo y poso sus sucias zarpas en el suelo y se acerco a ella dando grandes zancadas. Galatea lo miro horrizada convencida de que ese seria su final hasta que de repente una luz blanca los envolvio. Delante de ella aparecio una figura masculina. Tenia el cabello largo recogido en una coleta. El extraño miro a Galatea y ella se quedo asombrada por su belleza. Sus ojos color miel transmitian fuerza y seguridad. Su aura era completamente hechizante.

El misterioso joven volvio a fijar su mirada al frente.
-Quedate detras de mi-Le dijo a Galatea sin ni siquiera mirarla. Ella se habia quedado petrificada. Ni siquiera fue capaz de asentir. Se quedo mirando como el desconocido desenvaino una gran espada y partio al monstruo por la mitad con facilidad. Una sensacion de alivio inundo todo el cuerpo de Galatea. Se desplomo en el suelo pues la adrenalina no le habia permitido darse cuenta de lo cansada que estaba. El joven misterioso se acerco a ella y le tendio la mano. Galatea se reincorporo algo aturdida.

-¿Q-quien eres? ¿Que e-era eso?-Consiguio preguntar.
- Me llamo Cedric y ese ser que acabo de destruir era un Dreadgurl. Un asesino de hadas.
-Las hadas no existen- Le espeto Galatea ojiplatica.
-Si que existen y tu eres una de ellas.

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