12.

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-Su orden-el azabache terminó de embolsar los cookies junto con un café para entregarlos a su cliente.

-¡Mushisimas gracias! Tenga lindo dia-la mujer sonrió para después pagarle e irse.

Megumi se quitó el delantal para después ir a la bodega por unas cajas que debía acomodar allí tal parece que se quedaría todo el día reorganizando en ese lugar.
Limpio asta el último estante de ese cuarto e incluso se deciso de cosas que no servían o tenían días allí.

Cuándo termino, subió arriba para limpiar las mesas e recojer las sillas.

Casi siempre era el último en irse, Miwa era la encargada de cerrar el local aún que aveces la joven desaparecía y debía esperar a que llegara para poder irse.

La puerta de la entrada se abrió, el joven peli rosado estaba parado frente a él.

-¿Qué estás haciendo aquí?-le preguntó Megumi al mayor.

-Vine por ti, Satoru me dijo que pasará por ti ya que eres tarde para que anduvieras solo-contestó Sukuna.

Sin reclamarle nada ambos jóvenes esperaron a que Miwa llegará.

Luego de cerrar el local se fueron en el auto de Satoru, no había mucho tráfico durante las noches por lo que no les tomaría tanto tiempo en llegar.

Ninguno de los dos había cruzado miradas estando dentro del auto, podía sentirse la tensión que tenían ambos.

Megumi seguía molestó con Sukuna por todas las cosas que había hecho y dicho en esos días.

Sukuna solo hizo como si nada hubiera sucedido, sabía que él menor estaba enojado con él y aún así no pensó en hacer algo para que lo perdonará o si quiera disculparse.

Sukuna detuvo el auto frente a un semáforo que estaba en rojo.

Observo al azabache quien se veía cansado, obviamente lo estaba después de una semana tan pesada trabajando sin dormir.

Megumi se dio cuenta que Sukuna lo estaba mirando, volteó a verlo y sus miradas se encontraron.

El silencio se volvió más incómodo, Megumi quería ser en primero en decir algo pero el semáforo cambio a verde y Sukuna avanzó.

Llegaron a casa, ninguno de los dos bajo del auto.

-¿Estás molesto otra vez?-le preguntó Sukuna al menor para romper el silencio.

Que absurda pregunta...¿No era muy obvio?

-puedo arreglarlo como la última vez-Sugirió el mayor.

-No tan fácil me dejaré endulzar por tus palabras-por fin habló Megumi.

Se veía decidido con sus palabras.

-Has abierto tus piernas para mí en más de una ocasión cómo para venir a decir eso, Gumi-comentó Sukuna con una sonrisa burlona.

-No importa cuánto lo intente nunca vas a dejar de ser un maldito bastardo, Al final fui otro de tus juguetes...¿No es así?-Megumi lo miro con sus ojos llorosos,salió del auto.

Sukuna lo vio irse, se quedó en el carro unos minutos después volvió a encender lo y se fue.

Megumi ni se molestó en voltear, entro a la casa y se fue a su cuarto a hacer sus tareas.

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El hijo de mi padrastro 'Sukufushi'Where stories live. Discover now