Capítulo 1 "Boo"

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Voy a contarte una historia.

He venido a contarte un relato de amor, de aquella historias bonitas que valen la pena contar, sin importar el final, sin importar si han de terminar juntos o cada uno encontrando su camino, porque aquellas historias son los que valen la pena a contar a final de cuentas, cuando existe la tempestad, existe el refugio, siempre habrá un corazón que lata al final de la historia.

Y es a lo que he venido a decirte el día de hoy.

El grifo goteaba.

Era la tercera vez en la semana que se descomponía y su padrastro no estaba dispuesto a pagar un buen plomero para arreglarlo, así que, tomaba la mejor llave que encontraba en la caja de herramientas y golpeaba el tubo del agua, curiosamente a veces funcionaba.

Sólo a veces.

Esa mañana se había despertado con el pie derecho, aunque sólo habían pasado treinta minutos desde que abrió los ojos, esperaba que sus ánimos no cambiaran de rumbo.

Recién graduado de la licenciatura de letras, era un amante de las palabras
y había sido el tercer mejor promedio de su generación, despedido con honores en la universidad y ganador de cada concurso literario en el que entraba en la facultad, era una mente maestra de la escritura.

Y aún así no había encontrado ningún trabajo que no fuera servir café en una oficina ¡Menuda suerte!

Estaba celoso del torpe de Robin que fue el segundo promedio más bajo de su clase y fue el primero en conseguir un empleo en una importante editorial de la ciudad, quizá había sido su culpa, pasaba tanto tiempo metido entre los libros que olvidó por completo el hecho de socializar con sus compañeros quienes serían al igual que él (si tenía suficiente suerte en la entrevista) los próximos grandes genios de la literatura. Aunque tuvo un par de trabajos, ninguno era lo suficientemente cercano a lo que Louis apostaba, eso sólo terminaba de complicar las cosas.

—¡Madre, no tardaré, iré a una entrevista de trabajo!

Su madre, Jay, que en ese momento preparaba el desayuno observó a su hijo recién graduado bajar las escaleras hasta la primera planta donde ella cocinaba.

Le miraba llena de orgullo, pero Louis se sentía apenado, a pesar de sus veintisiete años, sería su primer empleo formal.

—¡Mucha suerte, mi pequeño Boo!

Después de dejar los waffles servidos en el cristal blanco de los platos, besó la frente de su hijo Louis.

—Madre—Le recordó Louis con una sonrisa tímida que llegaba hasta sus ojos azules—Te he dicho que no soy más un niño pequeño.

—¡Oh, tonterías!—Exclamó—Para mí tú siempre serás "mi pequeño Boo".

Antes de marcharse, Jay se acercó a las plantas que cultivaba en casa, estaban en su pequeño jardín lleno de colores, se hincó en el césped que estaba húmedo porque recién había terminado de  llover. Regresó con Louis, escondiendo algo entre sus dedos.

—¿Las personas no me verán extraño al tener una planta en la camisa en lugar de una corbata?—En la bolsa de su camiseta blanca, lleva una pequeña planta que su madre había cortado para él.

—¿A ti desde cuándo te importa lo que las personas piensen de ti, Boo?

—Tienes un punto—Chasqueó la lengua —De todas maneras ¿qué se supone que es lo que estás metiendo en mi bolsillo?

—Indigofera tinctoria—Contestó con simpleza, como si todo el mundo tuviera aquel vasto conocimiento.

—¿Y eso es...?—Rodó los ojos tratando de ocultar una carcajada sarcástica que estaba en el fondo de su garganta.

ÍndigoWhere stories live. Discover now