Capítulo 1: Recuerdos que aún duelen

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Presente

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Presente

— ¡Taehyung apresurate que debemos abrir la cafetería! —anuncio Jimin mientras recogía los platos de la mesa.

Unos balbuceos se hicieron presente y un pequeño niño pelinegro con overol asomó su cabeza en la puerta que dirigía al comedor. Jimin lo miró y sonrió enternecido.

— Mi algodón de azúcar —se acunclillo para alzar al pequeño.— ¿Dónde dejaste a tu tío, bebé?

El pequeño señaló con su dedo hacia el pasillo por dónde había venido y un asustado y algo desaliñado Taehyung hizo acto de presencia.

— ¡Byeol! Aún debía peinarte

Jimin intentó sofocar su risa, sin lograrlo.

— Pero si el despeinado eres tú, mi hijo está guapo como su papi, verdad mi nene —empezó a repartir besos por toda la cara mientras escuchaba las risas del pequeño.

Byeol era un pequeño de siete meses que parecía un niño de dos años, caminaba aunque tropezando por ratos, balbuceaba como si quería decir algo coherente y era muy inteligente, esto les había tomado por sorpresa a ambos jóvenes, pero dada las circunstancias del proceso de Byeol, ni Jimin ni Taehyung se sorprendían de los avances que tenía el pequeño. Había algo extraño pero trataban de no pensarlo mucho, el pequeño estaba saludable y muy activo entonces Jimin evitaba preocuparse y mejor se dedicaba a disfrutar del tiempo junto a su bebé.

Sin embargo, las dudas siempre estuvieron ahí, fue una sorpresa chocante enterarse que estaba en estado, era algo imposible. Luego de la ruptura con YoonGi, sufrió mucho pero se sentía extraño como que algo más tenía dentro de él, Taehyung y Jimin habían empezado a leer más y llegaron a la conclusión que tenía síntomas de embarazo y como está noticia era algo muy loco e imposible en un hombre, planearon todo para que Jimin pasará sus meses de gestación en la planta alta de la casa que compartían mientras Taehyung se encargaba de la cafetería/librería.

Cuando Jimin cumplió cinco meses, ambos se preocuparon mucho, el pelirrojo empezó a tener contracciones y había roto fuente, Jimin le había suplicado a su amigo que no buscará a nadie y que salve a su algodón de azúcar porque no era buena señal que un bebé naciera en cinco meses. Sin duda su niño iba a ser especial.

Taehyung había pasado todos los meses estudiando sobre que hacer en el parto, pero nunca creyó que Jimin se pondría en el plan de que él atendiera su parto, con náuseas y mucho temor ambos trajeron a Byeol sano y a salvo, desde ahí todo lo que sucedía era sospresa para ellos, Byeol no era como un niño normal de su edad era mucho más y ellos estaban orgullosos.

— Estaría peinado si Byeol no se me hubiera escondido —Taehyung se quejó mientras arreglaba su cabello—. ¿Hoy quién lo va a cuidar?

Jimin miró a su hijo que estaba jugando con un carro en sus manos.

— Yo lo haré y en la noche mientras tío Tae hace la merienda sin incendiar la cocina —le señaló con el índice acusatoriamente—, nosotros iremos a dar una vuelta por el parque, ¿Te parece Byeol?

— iiii… —respondió el pequeño que extendía sus manos hacia arriba con una sonrisa en su rostro. Jimin lo miró con extrañeza al divisar una tonalidad rojiza en el iris, pero así como apareció, desapareció confundiéndolo un poco. Tal vez lo había imaginado, así que decidió no pensar mucho sobre lo sucedido.

Ambos mayores sonrieron por la ternura que irradiaba el pequeño. Taehyung se acercó y revolvió el cabello negro del menor.

— Entonces iré a abrir la cafetería

Jimin miró a su amigo tomar una dona y perderse por las escaleras, giró su cabeza y miró a su hijo con ternura.

— A lavarse las manos si quieres jugar con papi todo el día —ordenó.

El menor sonrió y corrió en dirección al baño mientras Jimin lo seguía por precaución, era padre primerizo y aunque Byeol no fuera como los demás niños, Jimin siempre se preocuparía por su algodón de azúcar.

La sola mención de dicho apodo cariñoso lo hizo suspirar, hace tiempo que no sabía de YoonGi y no podía negarse. Sentía un vacío en el pecho que aunque estaba muy emocionado y enamorado de su pequeño retoño, aún le faltaba algo. Por un momento Jimin quería saber qué le sucedió a YoonGi, ¿consiguió a alguien más? ¿Tendría un hijo? ¿Se casaría? Y aunque dichas preguntas le dolían, también habían otras como: ¿Aceptaría a Byeol?, si ve a Byeol ¿se daría cuenta que es su hijo?, ¿lo perdonaría por nunca intentar contactarlo para decirle que estaba en estado?. No, estaba bien así porque era muy loco la sola idea de decirle a YoonGi que se quedó embarazado, ya de por sí Jimin aún no asimilaba el milagro o magia que sucedió dentro de él, sin embargo el ¿que hubiera sucedido si?, no existía y las cosas siguieron su curso normal.

Jimin tenía a Byeol, que aunque hubiera preferido que su hijo tenga más rasgos notorios de él, Byeol es el vivo retrato de YoonGi y podía conformarse con eso. El amor de su vida sigue siendo el amor de su vida pero versión hijo.

Cuando terminaron de comer y jugar un poco dentro de casa, Jimin había decidido llevar a su hijo al parque un rato, afuera el clima era cálido y perfecto para un paseo entre padre e hijo, así que avisándole a Taehyung dónde estaría, salió.

La tarde había transcurrido tranquila entre risas y balbuceos por parte de ambos, el tiempo había pasado tan rápido que Jimin no se había dado cuenta que ya había caído la noche. Cargando a un Byeol sonriente y risueño entre sus brazos se dirigieron a casa, la emoción con la que vio a Byeol en el transcurso de toda la tarde le provocó un suspiro de anhelo.

Esa sonrisa y esos ojos chocolate eran un pedacito de YoonGi, no solo en recuerdos sino también como alguien tangible que robaba sus horas de sueño de la manera más dulce, Jimin no podía culpar a YoonGi sobre su desaparición, porque a fin de cuentas fue su propia decisión terminarlo, y como si él destino quisiera recordarle siempre su dulce historia de amor, ante sus ojos estaba la creación más hermosa entre YoonGi y él, Byeol su pequeño niño pelinegro de ojos gatunos.

— Las cosas pasan por algo.

Se recordó Jimin, si el destino hizo que cuidara sólo a Byeol ha de haber sido por algo y seguiría cuidándolo con su vida, Byeol no solo era el recuerdo de que YoonGi existió en su vida sino que también es su razón para seguir y no dejarse vencer en la tristeza que sentía cada noche al recordar a YoonGi.

Jimin suspiró ante el recuerdo del mayor.

— Es hora de ir a ver al tío Taehyung, mi pequeño algodón —anunció.

Byeol solo sonrió y bostezó, Jimin sonrió, había sido un día muy agitado y divertido para su pequeño y ahora el cansancio le estaba pasando factura.

Valhaven era un pueblo pequeño por lo tanto no había necesidad de tomar algún carro para llegar a su casa, solo debía caminar y llegaría, pero esa noche Jimin comenzó a sentirse observado y como si alguien lo siguiera, volteaba a todos lados para buscar aquello que lo inquietaba, pero no había nada así que apresuró su andar para tratar de llegar lo antes posible a su casa.

Desde la mañana Jimin se sentía extraño como aquella noche cuando le terminó a YoonGi y cuando lo conoció, pero no quiso pensarlo mucho, esa sensación le atribuía a qué la noche anterior se dejó llevar por los recuerdos y la tristeza de no tenerlo a su lado, pero ahora se estaba dando cuenta que su sexto sentido no había fallado y algo malo le iba a pasar a él y a Byeol.

Acercó más a Byeol a su regazo y siguió caminando para llegar lo más rápido posible.

Bloodbound Destiny: The Vanir Prince's Mate || #1 •YM•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora