1. Houston y Max

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A las afueras de una inmensa colonia se hallaba un sujeto que parecía y se comportaba como niño. Su brilloso cabello coqueto profundizaba más su personalidad. A pesar de eso, su mayor característica eran sus ojos tan extravagantes. Del lado derecho, tan bello como el bosque, un vivo color verde estaba presente. En cambio, el rojizo infernal se topaba en su otro ojo. El hecho de tener ojos de distintos colores lo hacía alguien único; alguien peculiar.

Las personas que lo veían pasar lo percibían como alguien raro. Sin duda, ver a un hombre de más de veinte años caminando a base de saltitos era algo... extraño. Pero no para Max.

Dichoso hombre es Max. -¿Dónde estará mi novio?-dudoso se fijó en todas las casas. Los "hogares" no eran más que carpas y alguna que otra estructura de madera medianamente podrida.-Este lugar es tan... ¿curioso? No sé porque tuvo que vivir aquí mi pitudo-exclamó. Observó su teléfono y buscó una ubicación en mensajes. "Ubicación de Houston". Se orientó mejor. Caminó por las banquetas mientras se guiaba del GPS. A lo último, se detuvo; llegó.

-Creo que es aquí-. Frente a sus coloridos ojos una casa de mierda hizo su aparición. El patio sin césped, la puerta era una reja, no había ventanas.
Con suavidad golpeó la puerta-Príncipe hermoso, despierta-No hubo respuesta. Por segunda ocasión tocó. -¿¡Quién carajo es!?-Una voz grave contestó.
-Soy yo, tu noviecito-comentó con dulzura
-¿Novio? -la grave voz sonó desconcertada
-Chi
-Mierda. Lárgate, Max.
-No, ábreme. Y si quieres también la puerta-dijo con deseo
-La mera verdad, ya vete. ¿Qué haces acá?
-Tengo algo importante que decirte
-¿Qué es más importante que la dormida que me andaba echando ahorita?
Max exhaló-Solo abre.

Además de la reja, una puerta de madera se situaba en la entrada. La chapa de la puerta sonó y un hombre apareció. Y no solo eso, una peste fue expulsada del cuarto: sudor, humo, humedad y posiblemente sangre. Fue tanto el olor que los reflejos de Max lo hicieron voltear la mirada para evitar oler semejante porquería. -¿Y bien?, ¿qué me ibas a decir?-preguntó.

Antes de que Max se diera cuenta, un hombre estaba al frente suyo... desnudo. Su cuerpo estaba algo marcado.
-Wow, Houston. No recordaba que tuvieras tanto vello. Cógeme
-¿Podrías parar ya con eso de que somos novios? -se molestó. Houston era el apodo-nombre que ese sujeto poseía. Su cabello era largo y ni si quiera intentaba peinarse... o bañarse. Aparte, su barba desaliñada solo confirmaban las teorías de que Houston se aseaba una vez cada mil años. Y el vello inundaba en su pecho y zona intima, asimismo las axilas. Max, lleno de lujuria, se puso de rodillas y en un intento de besar el miembro de Houston, este se alejó.

-Ándale, ándale-insinuó ansioso
-Mira, imbécil. Espero que tengas una buena razón para que estés aquí. Y si no la tienes, te juro que te voy a enterrar un cuchillo en la garganta
-¡Eres un aburrido!
-Entra a la casa que todos me están viendo-Los vecinos pobres se quedaron viendo a Houston, pues con ropa no estaba.
-Bueño

Entraron a la casa. Ya dentro solo existían dos cuartos; el principal, que era donde estaban pisando, y el de baño. El suelo y las paredes sorprendentemente padecían de moho. La cama solo era una manta en el suelo y una almohada mojada. No había nada más, solo latas de cerveza tiradas en el piso. Aunque la única cajetilla de cigarros acababa de ser tomada por Houston.
Se sentó en su "cama". Colocó un cigarro en su boca con delicadeza, para después encenderlo con un mechero que ocultaba bajo la almohada. Fsss; exhaló todo el humo acumulado.

-Ya estoy más tranquilo. Dime, Max, ¿qué sucede?
Max se sentó a la par de Houston, quien en realidad era su amigo, no su novio.
-¿Cuál es tu sueño, Houston?-preguntó con sensatez
-¿Mi sueño?
-Sí
-Yo no tengo algún sueño; ni siquiera metas. ¿Por qué preguntas?
-¿Recuerdas la vez que nos emborrachamos esa noche en mi apartamento?
-No, la verdad no
-Bien, no importa de todos modos. El chiste es que esa misma noche entramos a la Deep web, creo. Aunque creo que era la "dip wev", una página menos peor que la original
-Qué extraño. ¿Y luego?
-Contratamos a 4 criminales. O bueno, los citamos para que se reunieran contigo como su líder. ¿Entiendes? Ahora serás el líder de un equipo criminal. Esa noche tú estabas diciendo que ese era tu sueño: tener tu propia banda criminal. Por eso mismo los citamos
-¿¡Qué!? -después tosió como loco al ahogarse con el mismo humo del cigarro. Sus adormitados ojos se exaltaron al escuchar eso-¿¡Eso es verdad!?
-Sí. Y es raro, porque nuestros mensajes donde los citamos estaban bien escritos incluso estando borrachos
-¡Mierda!-tiró el cigarro al suelo y corrió de inmediato al baño. ¡La regadera sonaba!

-¿Y ese milagro? ¿estás feliz de que serás el líder?
-¡Por supuesto que no! Esa gente me da miedo, iré a decirles que todo fue una equivocación. Y para que no me peguen iré presentable
-Oye, pero si vamos justo ahora ya estaríamos 10 minutos tarde-revisó su teléfono
-¿¿¿¿¡¡¡¡¡Quéééé!!!!!????
-Así es. Pero si quieres entro al baño y te hago una paja
-¿¡Eso que tiene que ver!? Suicídate, maldito Max. ¡Eso debías decir desde un principio!

En 2 minutos un guapísimo Houston salió del baño. Peinado y con traje, además de zapatos. -Seré pobre pero mi traje es de los más costosos del mercado-alardeó.
-¿No que lo habías encontrado en la basura?
-Cállate y vamos, Max
-¿Y si mejor te pajeo con los pies?
-¡¡¡¡Cállate!!!
-Ash. Eres bien difícil, amor

Max también portaba un traje pero con menos cosas. Él solo portaba un saco, camisa blanca y pantalón negro junto a sus dos tenis blancos. Y por otro lado, Houston llevaba zapatos elegantes, saco, camisa blanca manga larga, hasta parecía otra persona.
En esos momentos, Houston no sabría lo que esa situación desencadenaría. El inicio de una gran aventura. El inicio de todo.

La banda: Intentando Salvar Al Mundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora