4. Aiden

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El misterioso y espeluznante hombre dejó perpleja a toda la banda. El solo hecho de mencionar su nombre causó revuelo. —Mi nombre es Aiden—dijo con una inquietante y para nada agradable sonrisa.

Quedaron impactados tras semejante revelación. El único factor en juego que causó miedo en los miembros criminales fue el hecho de que el nombre de “Aiden” fue mencionado por Aedus, refiriéndose a él como la “primera prueba”. La característica principal de la que habló el Dios fue de que era un loco... y viéndolo de cerca, lo parecía y mucho. Casey fue el más afectado de todos, su inquietud era notoria; tenía miedo.

Sin previo aviso, Aiden tomó con fuerza el pequeño brazo de Max, causando un sentimiento de extrañeza en el chico de ojos de colores. Continuando, apretó con mucha más intensidad, lo cual le dolía a Max. Entre dolor, dijo—¡Ah, yamete-kudasai! —el único talento que Max tenía no era luchar, ni hablar, ni nada de eso, sino que era humillarse de las peores formas posibles.

Aunque ello era entendible, debido a que, como tal, Max no estuvo presente en las colosales islas de piedra, lugar donde Aedus dio inició las pruebas. —Bien, bien. Ya puedes soltarme, querido—pidió.
La petición de Max para que lo liberara no tuvo respuesta. Aiden soltó unas pequeñas risas, seguido de unas carcajadas mucho más insanas. La situación solo favorecía la característica de Aedus mencionó momentos atrás... ese hombre estaba loco.
Yacía la esperanza en la pobre alma de Houston, la razón era que él estaba en negación, porque quería que toda la escena que estaba viviendo en ese momento, solo fuera una coincidencia. Y que por el contrario, lo de Aedus no fuera real.

Tan solo en un parpadeo, Aiden jaló bruscamente el brazo que ya tenía agarrado. Max se asustó. Con furia, lo arrojó contra la cabaña abandonada; impactando contra esta. El choque fue tan devastador que los escombros volaron a todas direcciones. Polvo fue desprendido del suelo a causa del ataque. Terror, sorpresa y preocupación... el ambiente acumuló todas esas sensaciones y sentimientos. La banda no sabría cómo reaccionar.

Entre risas, gritó—¡¡¡Yo, Aiden, seré su primera prueba!!! —acto seguido, rió como loco.
—Mierda—dijo Houston. Todas sus esperanzas cayeron en picada. Ya no había dudad... ese hombre es su primera prueba. Aiden iniciaría una frenética batalla contra todos. Era tan fuerte que nadie creyó poder vencerlo; no había salvación. —Sigues tú, barbudo—anunció Aiden.
Tomó marcha y caminó con lentitud para asesinar al “líder” —No te preocupes, morirás rápido. Destrozaré tu estúpida cabeza en un instante—advirtió. Los pasos lentos eran para demostrar superioridad, que no necesitaba ir rápido para cumplir sus objetivos.

Inundado de silencio, el bosque era el escenario de una frenética lucha; Aiden contra 6.

A pesar de la batalla que estaba iniciando, perseveraba el silencio total en ese bosque. El silencio fue opacado por cierta voz heroica que resonó entre los cientos y cientos de árboles. —¡Espera! —la voz de William sonó. Las aves espantadas salieron volando por el ruido que ocasionó el miembro de la banda. Pudo conseguir la atención de Aiden gracias a su grito heroico—¡Tú no atacarás a mis amigos, Aiden! No lo voy a permitir, así que lucharé contra ti porque eres un tipo muy pero muy muy muy malvado... ¿chi? —Toda la maldita banda eran... peculiares por así decirlo. Houston es un deprimente e inútil líder, William hablaba muy extraño y como si tuviera cinco años, Juxs un aburrido que parece desinteresado en cualquier cosa, John callado y Casey un agresivo-cobarde.

Aiden tenía agarrado del traje a Houston, confundido miró a William—¿Quién te crees? No me importa que quieras tú. Hagas lo que hagas yo voy a matar a... —Aiden, sin previo aviso, acababa de ser atacado. Como un maldito rayo, William impactó, en menos de un segundo, el rostro de Aiden solo con su puño; su infame puño. Un puño fue capaz de mandar a volar a su enemigo de un solo golpe. El villano estaba chocando contra decenas de árboles, y como la fuerza del ataque que recibió fue tanta destruyó varios en el proceso. Ya después de unos pocos segundos, Aiden chocó contra el último árbol que sí lo frenó; cayó al suelo.
Por segunda ocasión, la amigable naturaleza de William hizo que se preocupara—¡No puede ser, lo siento mucho, señor Aiden! —una de las características de William, es que hablaba tal cual un doblaje barato de una serie animada. No obstante, fue el único monstruo que estaba a la altura de Aiden.

La banda: Intentando Salvar Al Mundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora