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❛❛𝗪𝗼𝘂𝗹𝗱 𝘆𝗼𝘂 𝗯𝗲 𝗺𝗶𝗻𝗲?❞

La mayoría de niños al ser dejados en el Kinder lloraban por estar separado de sus padres.

Algunos les explicaban pero eso no bastaba para que ellos no se sintieran solos los primeros días.

Claro que con el tiempo se acostumbraban, pero algunas veces era complicado al principio.

Para suerte de los padres de cierto Rubió, se les hizo fácil dejar a su hijo el primer día de Kinder.

Este no reclamo ni lloro, pues sus padres les explicaron que sería por algunas horas y que más tarde vendrían por él.

Y ahí estaba, un pequeño con una mochila verde con estampados colgando de sus hombros, mientras miraba a los niños de su clase llorar.

Llevaba un suéter rojo con un estampado de un carro negro en el centro y unos pantalones negros junto a sus zapatitos cafe.

Era enero, por lo tanto el frío todavía se mantenía por cierto tiempo.

Había un pequeño que solo lloraba en silencio, sin gritar o diciendo balbuceos como los otros niños.

Al pequeño Rubió le llamó la atención el niño, y decidió acercarse a él.

Dejó su mochila en la silla donde estaba, y a paso lento fue hacia él.

El niño al principio no noto su presencia, pero cuando lo hizo, intento secarse las lágrimas lo mejor que pudo con su sueter celeste pastel.

—¡Hola! Me llamó Clay, ¿cómo te llamas, niño bonito? —

—Mi nombre es George. — Susurró.

—Un lindo nombre para un niño muy bonito— Declaró Clay.

En las mejillas de George se pinto un pequeño color rosa por el cumplido que le hizo el Rubió.

—Gracias..., creo. — Lo último lo dijo para si mismo.

—Y dime, ¿por qué un niño taaan lindo esta llorando? — Dijo alargando la palabra "tan".

—Uhmm, bueno... — Dijo nervioso mientras jugaba con el dobladillo de su ropa—. No estoy muy acostumbrado a estar lejos de mi papá. —

—Yo tampoco, ¡pero mi mami dijo que sólo serían unas horas! Y que luego vendrán a por mí. Me imagino que tus padres también lo harán. —

—Supongo.—

—¿Quieres venir conmigo? Podemos jugar con mis carritos, ¿o prefieres los bloques? —

—Ambos estarían bien. —

Clay sonrió, mostrando sus pequeños dientes, mientras unos hoyuelos se formaban en sus mejillas.

Agarro la mano de el niño y lo llevó hacia donde estaba antes.

Busco unos juguetes en la mochila que sus padres le dieron y los saco, tirandolos a la alfombra de el lugar.

George miro con curiosidad los juguetes.

Sin mucha confianza, el castaño empezó a jugar junto al Rubió, quien se miraba muy feliz y estaba de forma casual.

Mientras que George se moría de los nervios por dentro, no era mucho lo suyo hablar con otros niños, solía ser bastante tímido.

Al final del día, varios padres llegaron a recoger a sus hijos del lugar, donde casi todos se lanzaron hacia ellos.

Clay tomó sus juguetes y con ayuda de George los guardo en su mochila, poniendola otra vez en sus hombros.

Ambos esperaron pacientemente a sus padres mientras hablaban, bueno, hablaba Clay, porqué George respondía con frases cortas.

—¡Clay Smith! Ya vino tu papi por ti.—

—Ya vino mi papá, ¿nos vemos mañana, Gogy? —

—¿Gogy? Está bien, creo. —

Clay corrió hasta la salida mientras se despedía de George moviendo la mano.

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Clay llegó a casa y acomodo sus cosas en la sala mientras corría hacía la cocina, esperando ver a su mamá.

Como lo pensó, su madre estaba cocinando, era su día libre después de todo.

—Clay, pequeño, ya volviste. —

—¡Sip! —

Carolina dejó de hacer la cena y se dirigió hacia Clay, abrazandolo mientras lo envolvía en su aroma.

—Clay, ve a cambiarte la ropa, servirle la cena junto a tu mamá. —

—Esta bien, papi. —

Clay corrió escalares arriba hacia su cuarto, buscando otra ropa, la suya ya apestaba a muy –pero muy– ligeros aromas de niños.

Unos minutos después bajo las escaleras y vio a su padre terminando de servir la cena mientras su madre ya estaba sentada en la mesa.

Corrió hacia su silla especial para él, no llegaba correctamente a la mesa, así que tenía una silla que su padre mando a hacer para él.

Su padre se sentó a comer a la par de él.

—Y cariño, ¿cómo te fue hoy? —

—Bien. La mayoría de niños estaban llorando, ¡mejor dicho todos! ¿Creían que sus padres los abandonaron? Pobres—. Dijo mientras se metía un pedazo de comida en la boca.

—¿No hiciste algún amigo? — Pregunto su padre.

Clay pareció pensárselo.

—¡Oh sí, conocí a un niño! Estaba llorando como los demás, pero en una esquina, fuera de la vista de las encargadas. Es muuuy bonito y me acerque a él, se llama George. —

—¿En serio? ¿Es bonito? —

—Sip, es tímido, por lo tanto es adorable. —

—Bien, como tu digas, cariño. —

Siguieron cenando y la conversión quedo ahí.

Al poco tiempo, Clay se fue a dormir, esperando ver al día siguiente al niño bonito.

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ᨘ໑•́ 𝗖𝗛𝗜𝗟𝗗𝗥𝗘𝗡! ⋮ DnfWhere stories live. Discover now