IX

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La escalera se encontraba realmente sucia

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La escalera se encontraba realmente sucia. Se olía el polvo en el aire y colgaban telarañas en las esquinas del lugar.
A diferencia de las oficinas, se notaba que el lugar se encontraba abandonadísimo.

Un pasillo de baldosas agrietadas y sucias, las paredes llenas de manchas de moho y suciedad. Las luces titilaban intermitentemente, y el techo colgaba en algunos lugares, sobrepasando en otros. La suciedad y la humedad penetraban por cada uno de los poros por donde se podía ver, dando la sensación de que cualquier momento podría caer y enterrarse bajo los escombros.

Los colores de los pasillos eran casi imperceptibles, cubiertos por el esqueleto de polvo que se había formado sobre ellos después de años de abandono. La iluminación era muy débil, y el piso estaba cubierto de escombros y basura. El aire era duro y pesado, y se sentía más como un pesado plástico que como aire fresco. Parecía no haber fin a la vista, con paredes y puertas viejas y quebradas en las dos direcciones.

Es irónico, pues no estaba abandonado del todo.
Un suspiro salió de sus labios y salió disparado para caminar.

Trató de no respirar el aire asqueroso que había en el lugar, pues el olor a polvo le era insoportable.

Tardó entre 10 o 15 minutos para después doblar e irse a su lugar de destino: la biblioteca.

La biblioteca era inmensa, con libros en todas direcciones. Estanterías altas y bajas cubiertas de miles de libros, llenos de todas las formas imaginables. La habitación estaba en silencio, salvo por el suave crujido de libros que se abrían y cerraban a lo lejos. La luz era baja y temblorosa, pero suficiente para leer, gracias a varias lámparas que colgaban de los techos. El aire era seco y estático, y olía un poco a hojas húmedas y papel viejo.

Tomó una bocanada de aire y sonrió ante el aire. Caminó un poco para encontrar algún lugar para sentarse y dejó al niño en una de las sillas.
Aprovechando que aún este seguía en estado de sueño, intentó buscar el libro que necesitaba. Fue a buscar por categoría y miró con atención los títulos.

──Bien...no falta nada para llegar al lugar del pequeño. ──murmuró para sí mismo. ── supongo que después voy a despedirme.

Siguió mirando detenidamente en las revistas (sí, en serio, revistas) de autos. No lograba encontrar el que necesitaba. Los agarró con cuidado y fue revisando las portadas, junto con los títulos y demás cosas.

── Hm...debe de estar en otra parte.── exclamó para luego voltear y ver que no se encontraba el pequeño. ──¿u-uh? Pero si recién...

── ¡MAMÁAAAAAAAAAAA!

── ¡MAMÁAAAAAAAAAAA!

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𝘋𝘦𝘷𝘰𝘭𝘷𝘪é𝘯𝘥𝘰𝘵𝘦 𝘢 𝘵𝘶 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳.Where stories live. Discover now