𝗣𝗮𝗽𝗶 ᵇˡᵃˢ ˣ ᵉˢᵗᵉᵇᵃⁿ

Padre e hijo Kukaracha

—¿Cómo la pasaron, eh?—Esteban le pregunta al niño que está sentado sobre sus piernas.

Blas escucha la conversación desde el suelo del comedor. Ya había recogido todas las piezas y ahora estaba buscando un tutorial para armar su gato de nuevo.

—Tu novio me dijo que soy un hijo de perra—Blas se coloca los 2 audífonos apropósito mientras Esteban busca hacer un contacto visual con él—. Yo le explique que eso no se puede porque soy un niño, y vos sos un humano, papi.

Esteban le sonríe a su hijo. Ve de reojo a Blas y su expresión cambia totalmente.

—Blas—Le llama, con un tono autoritario. El chico lo mira fingiendo inocencia—. Blas.

Odiaba que Kuku lo retase, y no es que lo hiciera muy a menudo (en realidad sí). Se veía muy caliente enojado, pero también hacía a Blas sentirse avergonzado.

El chico hace un mohín pronunciado.

—Se lo merecía—Apunta a Bauti con el índice.

—Tiene 8 años—Cubre las orejitas de su hijo con ambas manos, él le mira con inocencia. Luego susurra—. De verdad tenés que ubicarte con tu lenguaje, nene. Tu lenguaje y las caras que hacés.

Blas se ofende notablemente.

—¿Qué caras? Yo no hago caras—Se queja, haciendo una cara—. Decile a él que se ubique.

—Vos no enten–

—También me dijo que soy un pendejo de mierda—Bauti le interrumpe—. Y me dijo que–

Esteban le pone la mano sobre la boca.

—Dale, ya entendí, deja de decir esas palabras—Levanta a Bauti y lo sienta junto a él—. Voy a hablar con vos después, ¿vale?

—Vale—Afirma, con ojitos tiernos.

Blas rueda los ojos y suspira.

—Vos—Esteban se dirige a Blas. Está enojado, muy enojado—. Cocina, ahora.

El chico le sonríe con picardía.

—¿Me vas a retar?

Kuku le mira serio, con esa camisa blanca que le marcaba los músculos de los brazos al cruzarlos, donde un botón se tensaba sobre su pecho. Sus pelos rubios estaban despeinados (como siempre) y se había puesto los lentes que usaba en casa para "descansar la vista".

Era jodidamente precioso y caliente. Y enojado, pff, Blas no podía con eso.

—Ahora, Blas.

El chico bufa y se levanta del suelo. No se toma a Kuku en serio

—Dale, papi, tranquilito.

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Sí lo retó.

Una extensa conversación sobre que debe aprender a comportarse frente a Bautista.

Nada de garabatos, ni insinuaciones, no responderle mal ni ignorarlo, bla, bla, bla.

—¿Me entendiste, Blas?—Esteban le cuestiona, el chico asiente mirándole la boca— Sólo es una semana más, después podés ser el mismo forro de siempre.

—Una semana es un montón—Se queja, acercándose para agarrarle la cintura— ¿Acaso su mamá no se preocupa por él?

Esteban tiene que mirar hacia arriba para mirarlo mal.

—Sol tiene cosas que hacer también. Es mi responsabilidad–

—¿Sol?—Hace una mueca. Recuerda ese nombre—¿Esa es su mamá?