06.

1.3K 150 35
                                    

¿Estás bien? — preguntó con suavidad mientras acomodaba mi tanguita húmeda aún.

S- sí — dije casi en un susurro, asimilando la situación y el golpe de realidad que me había caído de pronto.

Me dejé llevar demasiado, solo quería un beso.

Solo querías coger, querías esto y más.

Cállate. — bufé.

Mierda, de nuevo pensando en voz alta, algún día me cargarán de loca si no comienzo a controlar eso.

¿Uh? ¿Dije algo malo mami? — preguntó con su carita llena de confusión. Tenía el ceño levemente fruncido y sus ojos azules clavados en mí.

No — reí nerviosa — ya me voy, mh, disculpa yo... — tragué saliva sin saber que decirle, sentía como un nudo se formaba en mi garganta amenazándome con hacerme llorar.

No, no ahora.

Isabella, ¿qué pasa? — volvió a formular otra pregunta, ahora con un tono de preocupación por ver mi mohín para evitar llorar.

Sin decir nada y en su descuido, me cambié al asiento del copiloto para tomar mis cosas y salir huyendo de su auto, escuché mi nombre salir de su boca varias veces pero corrí como alma que lleva el diablo hasta adentrarme al primer descanso de la entrada de mi ahora casa.

Sollocé un poco, sintiéndome mal por lo que había sucedido. No seré la mujer más santa del planeta pero jamás me había liado con dos en un mismo día, mucho menos llegar más allá y aún peor, jamás me había sentido atraída por dos personas y menos mujeres.

Mi ex estaría llamándome puta en estos momentos.

Al diablo él, no ahora.

¡Abby, llegué! — grité un vez decidí terminar de entrar a la casa, fingí un estornudo para poder decir mi siguiente mentira.

No me digas que tienes alergia sissy — comentó llegando a mi lado mientras me observaba.

Sí, un poco — mentí mientras soltaba una risita. — había un poco de polvo donde estaba y ya sabes lo delicada que es mi nariz — giré mis ojos — ¡tengo mucho que contarte! es sobre una propuesta de trabajo, déjame me relajo un poco y voy a tu habitación a charlar contigo. — finalicé con una sonrisa y no dejé que contestara.

Quería irme a mi ducha a llorar al menos cinco minutos en paz.

(...)

Anoche no te despediste bien — murmuraba mariana cuando llegaba a mi lado, pude sentir el escalofrío recorrer mi espina dorsal.

Estábamos frente a-

Miko, sí... ¿y qué? — me interrumpió y sonrió juguetona.

Honestamente no me molestaba que fuese así conmigo, me encantaba, pero tenía entre ceja y ceja la incomodidad conmigo misma al sentirme atraída por ambas amigas.

Me alejé un poco.

Nos despedimos bien. — murmuré un tanto cabizbaja, si supiera lo que había sucedido con victoria no estaría tan feliz. (já)

Mami qué te pasa? Ayer no estabas así — dijo acercándose y alzándome el rostro para hacer que la mirara.

— ¿Así cómo? — pregunté sacando mi cara de su agarre. — Lo que sucedió ayer no debió pas-

Un beso.

Mariana no aguantó ni dos segundos cerca, sentía como volvía a tomar mi rostro con su mano, esta vez apretando un poco con sus dedos mis mejillas provocando que el beso fuese más fácil.

between themWhere stories live. Discover now