06

68 8 2
                                    

El rubio estaba por levantarse de su cómoda cama, los rayos del sol se colaban por la ventana lo habían echo despertar tan temprano, se vistió con ropa cómoda y bajo hasta la cocina tratando de encontrar algo de desayunar y por suerte ahí se encontraba Tashigi, quien se ofreció a prepararle algo.

Sanji nuevamente estaba solo, una vez más la gran mesa estaba vacía y nadie comería junto a él, al menos en el Baratie comía junto a sus compañeros pero ahora no hacia más que sentirse solo.

De verdad que extrañaba a todos, pero lamentablemente ya no podía seguir ahí, o al menos en un tiempo.

Tashigi hizo que Sanji saliera de sus pensamientos, la mujer se pudo dar cuenta que algo lo tenía distraído por lo que quiso preguntar.

-¿Pasa algo señor Sanji?

-¿Zoro no desayunara con nosotros?

-Oh, el señor Zoro salió desde muy temprano.

Sanji se preguntaba que tan temprano podía salir si apenas eran las nueve de la mañana.

-No se porqué no me sorprende.

-Debe de sentirse muy solo.-dijo la mujer con algo de lástima.

-¿que haces cuándo el no está? Debes de pasar mucho tiempo sola.-el rubio estaba curioso por la respuesta, si el pasaba tanto tiempo solo seguramente se volvería loco.

-Bueno, hacia mis deberes.-Sanji no respondió, ya esperaba una respuesta cómo esa, pero el, ¿que haría en su caso?-Desde que se levantó esta muy pensativo ¿Pasa algo?

-¿Que haces cuándo extrañas mucho a alguien?-preguntó de la nada.

-Oh, pues....-Ella enseguida pensó que con esa pregunta se refería al peliverde, pero la verdad es que no era por el.-Tratas de hablar con esa persona y hacer que se arregle lo que sea por lo que están pasando.

-Bien, creo que no me entendiste.-suspiro.

El rubio empezó a comer su desayuno una vez que estuvo servido, la mujer peliazul solo se quedó confundida, si no era por el señor Zoro ¿entonces por quien era?

El sonido de la puerta llamo la atención de ambos por lo que rápidamente Tashigi fue abrir.

Después de eso una voz escandalosa se escucho, el rubio suponía saber de quien se trataba.

-¡Sanji! ¡cuñadito!- grito aquella voz.

-Oh, Perona, ¿que te trae por acá?-sonrió.

-Quería darte una vuelta, se que debes de sentirte muy solo ya que mi hermano se la pasa trabajando, así que pensé en invitarte a salir.

-¿tan temprano? Son casi las 10.

-¿Porque no? O puedo regresar más tarde si así lo deseas.

-Me parece bien ahora, pero ¿podemos llevar a Tashigi?-preguntó.

-¿la Beta?-Sanji asintió.-¡Claro! Tus amigos son mis amigos, ¡así que vamos!

-¿Que? ¿Yo también?

-¿Porque no? No creo que a Zoro le moleste.-dijo Sanji.

-Me temo que no puedo ir, tengo que tener la comida lista para cuando el señor llegue.

-¿Hablas enserio?-pregunto el rubio.

-Me temo que si, es mi trabajo.

-Que lastima, supongo que será la próxima vez.-sonrió la pelirosa.

El auto de aquella mujer se veía igual de lujoso que el de su hermano, pero la diferencia era que estaba más personalizado y en realidad le gustaba cómo se veía.

ENTRE NOSOTROS//OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora