13.-Bringing Out the Dead

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Solo diré, perdón

Dejé la vela aromatica sobre el desayunador, había terminado de prepararme para el día, luego de haber acomodado mi habitación, ahora simplemente intentaba aligerar el ambiente con mi padre quien me miraba preocupado mientras yo jugaba con la flama de la vela.

—¿Puedes, por favor, dejar de mirarme así?—pedí al ver que no desistiría—Papá, estoy bien, Stefan me curó y te prometo que no estoy molesta contigo por verte besar a alguien, es solo que... es la hermana de Christian.

—Lo sé—suspiró rendido y yo lo miré sorprendida.

—¿Lo sabes?

Asintió.

—Siempre supe que eran familia, pero no esperaba que fuera tan cercana—resopló y yo miré la pulsera de plastico en mi muñeca. Un regalo de él.

—Christian siempre me hablaba de ella, nunca la conocí, pero cuando la vi yo solo pude recordarlo a él—reconocí en voz baja sintiendo el pesar de su muerte sobre mi.

—Nunca me dijiste lo que sucedió—se acercó tomando mi mano y me encogí de hombros, como si eso alejara la emoción.

—No hay mucho que saber, Klaus lo asesinó—dije poniendome de pie—. Creo que Meredith es buena para tí, Christian la amaba, así que confio en eso y no debes preocuparte por mi, te mereces ser feliz papá, y me alegra saber que alguien te gusta de nuevo.

—Sí, creo que así es—reconocío y arrugó la nariz—¿Podrías apagar la vela? El olor empeora la resaca.

—Sí, la resaca no es algo que extrañe—confesé aplastando la flama entre mis dedos—¿Por qué no tomas una aspirina mientras te preparo un poco de café?

—Gracias, cariño—besó mi frente y comenzó a buscar en los gabinetes mientras yo preparaba la cafetera.

—Buenos días—Elena entró, parecía volver de correr.

—¿No tenemos aspirinas?

—Junto a las vitaminas—ella le informó tomando agua del refrigerador—¿Tienes resaca?

—Sí, anoche fue una noche muy extraña.

—Ya te dije que no debes de sentir culpa por invitar a Meredith aquí.

—¿Lo ves?—dije—Elena piensa lo mismo.

—Lo sé, y les agradezco por eso—nos dijo—, pero si me siento ebrio por llamarle a las dos de la mañana ebrio.

—No hiciste eso.

—Sí, lo hice—sonrió apenado mientras le servia el café.

—¿Lo tomó mal?—Elena preguntó y yo le entregué la taza a mi papá.

—En cuanto las aspirinas funcionen y recuerde la conversación, se los diré.

—Sí, quizas sea hora de dejar el alcohol—hice una mueca.

—¿Experiencia propia?—me preguntó con sorna y yo resoplé empujandolo ligeramente.

Pero el timbre interrumió la conversación y los tres fuimos ver quién era, luego de los ultimos sucesos, era mejor asegurarnos que no era una amenaza.

—Sheriff Forbes, hola—Elena saludó—¿Todo bien?

—Será una conversación muy poco convencional y les ruego su discreción—Liz nos pidió y noté que evitaba mirarme—. Supongo que saben que el examinador médico murió la noche de recaudación de fondos.

—¿El examinador médico?—pregunté confundida y mi padre asintió.

—Ryan Walters ¿Por?

Entonces la Sheriff me miró un momento antes de seguir.

SombrasWhere stories live. Discover now