Capítulo 17: Contando lunares.

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CAPÍTULO 17.

CONTANDO LUNARES.

A la mañana siguiente despierto mucho más descansada y activa que el sábado. Ayer, a pesar de que normalmente mi plan favorito es salir a menear el culo en alguna discoteca del centro o fiesta, estar de relax y mimándome no me sentó nada mal. Además, el hecho de que los chicos lo pasasen conmigo hizo que todo fuese mucho más divertido. Podrían haber elegido salir por ahí los cuatro, sobre todo teniendo en cuenta que Aiden se iba mañana a casa de su padre, pero prefirieron estar conmigo y sinceramente eso me llenó un poquito el corazón. Cuando se lo proponían y viendo el poco tiempo que llevaba con ellos, podían llegar a ser bastante detallistas y agradables. Incluso, aunque sabía de sobra que ellos formaban una familia a la que probablemente nunca llegaría a acceder del todo, sentía que poco a poco me daban un espacio en su grupo y me animaban a formar parte de él como una más.

Había pasado ya un mes desde la primera vez que nos conocimos y aunque siempre han estado receptivos al estar alrededor mío, el que ayer se tomasen la molestia de explicarme algunas cosas me dio a entender que quizás tendría la posibilidad de saber aquella parte de la historia que no habían compartido conmigo, sin la necesidad de tener que encargarme de ir robando cosas como informes de abogados. Estaba más que claro que algo malo les envolvía, lo que no sabía realmente es si había sido producto de la mala cabeza de alguno de ellos, de los cuatro o por el contrario, si ellos simplemente eran víctimas de todo lo ocurrido y nada más. Siendo sincera, la última opción era la que me parecía menos probable. Es decir, no considero que sean malos chicos ni mucho menos, pero tenía la sensación de que algo se me escapaba en la ecuación. No entendía el misterio por una sencilla expulsión o incluso la agresividad que había generado una maldita enemistad con los chicos de las carreras. Me parecía imposible que el hacerse bromas pesadas o acostarse con la novia del piloto principal, cómo había confesado Aaron, fuesen suficientes razones o al menos, razones de peso como para intentar causar un serio accidente en una carrera en la que ambos vehículos están conduciendo a altas velocidades e incluso ellos mismo al causarlo podrían haber llegado a salir perjudicados.

Aunque, con esto no quería decir que, en el caso de que no me lo confesasen, me iba a quedar de brazos cruzados. Al contrario, tenía muy claro que necesitaba ser consciente de lo que eran capaces de hacer, sobre todo porque en un mal momento era yo la que probablemente podría salir peor parada. Pero, puesto que sentía que poco a poco me estaban dejando conocerlos mucho mejor e incluso estábamos formando una amistad muy bonita, mi intención principal era darles un tiempo para que naciera de ellos el contarme más cosas sobre su pasado. Desde estas últimas semanas, a pesar de descubrir lo muy atraída que me sentía físicamente por cada uno de ellos, también había descubierto otra sensación mucho más profunda relacionada con mi interés por no solo conocerlos como grupo, sino uno por uno. Me gustaba pensar que hablaba con ellos, los miraba a los ojos y los conocía. Que sabía los motivos que los habían unido como grupo a pesar de tener personalidades tan diferentes.

Por mi parte, yo era literalmente la persona más transparente que habían podido encontrar. No me importaba dar mi opinión, ni hablar de mis relaciones pasadas o mis antiguas amistades ni de ningún tema que pudiesen llegar a plantearme. No me avergonzaba de mi forma de ser, a pesar de que para muchas personas pudiese parecer descarada o demasiado echada para adelante, así me había criado mi madre, a mostrar y dar todo sin que nada ni nadie me frenase y no iba a cambiarlo. Por dios, les había contado hasta la situación que viví con Rossi aun siendo un recuerdo que quería borrar completamente de mi mente por lo doloroso que era. Y, cómo tenía intención de que esa sinceridad que me caracterizaba continuase, había decidido después de darle muchas vueltas que, en el momento en el que me enviasen otra de esas aterradoras cartas, que esperaba que no pasase, me reuniría con ellos y se lo contaría todo, por si por algún motivo ellos podían ayudarme. Con este gesto no solo pretendía cubrirme las espaldas, sino mostrarles que era una persona de confianza y que ellos también podían ser sinceros conmigo y hablarme de su pasado. No era nadie para juzgarlos y tampoco creía que aquello que ocultaban fuese tan grave, probablemente simplemente estaban avergonzados de sus propios actos. Aunque, mientras esperaba sus confesiones, ciertas cosas como la conversación que mantuve con la agente de policía las guardaría para mí. Una nunca sabe cuando va a necesitar ese tipo de información.

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⏰ Dernière mise à jour : May 03 ⏰

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