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Por la mañana en casa de Lucero todo transcurría con tranquilidad, su padre se había ido a trabajar junto a Antonio hermano de Lu, que era el que le ayudaba en sus quehaceres de la labor, su madre arreglaba la casa como era de costumbre por las mañanas pero esta vez fue diferente al resto de las semanas, Doña Lucero entró renegando por el desorden que había encontrado en la habitación de su hija, quien aún dormía plácidamente.

¡Lucero, hija, despierta ya! ¡No puedes seguir durmiendo mientras tu habitación parece un campo de batalla!-Dijo Doña Lucero con voz autoritaria sacudiendo suavemente a su hija para despertarla, Lucero gimió somnolienta tratando de ignorar las quejas de su madre pero esta continuaba insistiéndole para que despertara, Lucero aún adormilada murmuraba protestando mientras intentaba aferrarse al sueño pero la persistencia de su madre finalmente la obligó a abrir los ojos y ponerse de pie para arreglarse.

Después de un rato Lucero descendió las escaleras ya arreglada para recibir a Cecilia la entrañable amiga de su madre que estaba a punto de llegar, Cecilia era conocida de toda la vida, era como una tía para Lucero, desde que tenía memoria la recordaba llena de alegría y siempre fanática de la hora del té, así que Lucero se preparó mentalmente para un encuentro matutino lleno de conversaciones interesantes y animadas mientras las tazas humearan.

Buenos días, Ceci-Saludó Lucero con una sonrisa mientras se sentaba a su lado en la mesa del comedor con el aroma del té recién preparado flotaba en el aire y Cecilia devolvió la sonrisa con alegría.

¡Buenos días, Lucerito, mi niña! ¿Cómo estás?-Dijo Cecilia devolviendo el saludo con una efusividad contagiosa-¿Cómo amaneciste, cariño?-Preguntó con calidez extendiendo los brazos para abrazarla y Lucero  yendo hacia sus brazos sonrió con gratitud por la presencia de Cecilia sintiéndose instantáneamente más alegre por su llegada.

Estoy bien, gracias ¿Y tú, cómo has estado?-Dijo Lucerito abrazándola.

Muy bien, cuéntame todo, Romi me comento que esta trabajando juntas-Dijo emocionada  iniciando así una conversación.

Mientras  compartían  anécdotas y risas, la madre de Lucero que no podía resistirse a consentir a sus seres queridos, ofreció gentilmente una taza de té a su hija, Lucero al principio se mostró renuente pero finalmente accedió ante la insistencia amorosa de su madre.

¿Estás segura, Lucero? Un poco de té te hará bien para empezar el día-Dijo Doña Lucero con una sonrisa maternal extendiendo la taza hacia su hija con una mirada cariñosa, Lucero aceptó la taza con gratitud sintiéndose un poco reconfortada por el gesto de su madre, sorbió el té lentamente, dejando que el calor y el aroma del brebaje la envolvieran en una sensación de tranquilidad y calidez.

Bebelo todo, te hará bien-insistió Cecilia y Lucero bebió cada sorbo por compromiso, en ese momento llegó Romi quien se unió a su reunión, pues Romina era hija de Cecilia.

Mientras desayunaban, Lucero comenzó a sentirse extraña y no pudo evitar sentirse incómoda, al principio fue solo un ligero malestar que trató de ignorar pero con el tiempo comenzó a intensificarse hasta volverse insoportable, una sensación de náuseas la invadió haciendo que se sintiera mareada y débil.

Creo que debería ir a descansar un poco-Murmuró Lucero sintiendo como la palidez se extendía por su rostro y Doña Lucero frunció el ceño, preocupada por el repentino cambio en el estado de su hija.

¿Estás bien, Lu? ¿Te sientes enferma?-Preguntó con tono de preocupación y Lucero asintió débilmente luchando contra las oleadas de malestar que la embargaban.

Sí, creo que necesito acostarme un rato, no me siento bien-Admitió sintiendo como el malestar amenazaba con superarla.

Yo la acompañare a su habitación-Dijo Romina con una sonrisa y las señoras asintieron-¿Vamos, Lu?-Dijo animándola y asintió, se retiraron por el pasillo que las llevaba hacia las escaleras, subieron y al entrar a la habitación Cecilia colocó una mano reconfortante sobre el hombro de Lucero-¿Quieres que llame a Manuel para que venga por ti?-Sugirió preocupada por el estado de su amiga y Lucero asintió con agradecimiento.

Sí, por favor, creo que no puedo esperar mucho más-Respondió sacando su teléfono para enviarle un mensaje a Manuel, el mensaje fue enviado con urgencia pero no recibió respuesta, la preocupación de Lucero aumentó al no obtener respuesta de Manuel lo que solo intensificó su malestar y su sensación de vulnerabilidad.

Mientras tanto, Romina se apresuro a cuidar a Lucero asegurándose de que estuviera cómoda y tranquila mientras esperaban la llegada de Manuel, la ansiedad crecía en el aire mientras el tiempo pasaba y el malestar de Lucero no disminuía.

¿Dónde estará Manuel? Debería haber respondido ya-Murmuró Lucero, sintiéndose cada vez más preocupada por su ausencia.

La espera se volvía interminable para Lucero, quien luchaba por mantener la calma mientras el malestar continuaba incrementándose, la incertidumbre de no recibir respuesta de Manuel solo aumentaba su angustia, dejándola sumida en un mar de preocupación y malestar.



...

En otro lado de la ciudad el día siguiente había amanecido bastante soleado, en casa de los Lascurain de pronto había surgido la necesidad de hacer público el compromiso aunque Mayte decía que no era necesario pues a Manuel y a ella les gustaba mantener en privado su vida privada y preferían no estar en portadas de revistas, después de tanta insistencia de su familia decidió ceder y avisarle a Manuel que su compromiso sería anunciado en las revistas y periódicos además también podrían aprovechar el programa del domingo para dar la noticia del embarazo, la tensión en la llamada entre Manuel y Mayte se podía sentir, mientras Mayte esperaba ansiosa una respuesta sobre la petición de hacer público su compromiso, Manuel se encontraba en una encrucijada pensando cuidadosamente en cómo responder ante tal solicitud y justo en el momento en que Manuel estaba a punto de ceder y dar su aprobación, Mayte cambió abruptamente el tema mientras observaba las fotos que les habían tomado el día de su compromiso sorprendiéndolo con una pregunta inesperada.

¿Te gusta cómo sales en los retratos, Manuel?-Preguntó Mayte con su voz llena de curiosidad y Manuel frunció el ceño, sorprendido por el cambio repentino de tema.

Depende, supongo-Respondió tratando de entender la relevancia de la pregunta-Si salgo bien peinado y bien vestido, sí, de lo contrario, no tanto-Dijo riendo un poco haciéndola reír igual, pero justo cuando terminaba de reír la tranquilidad de la conversación se vio interrumpida por la entrada repentina y furiosa de Jorge quien irrumpió en la habitación de Manuel sin siquiera tocar la puerta, Manuel se quedó helado al ver a Jorge entrar de esa manera y su corazón se hundió al ver lo que llevaba en las manos era una pila de revistas y periódicos que mostraban a Manuel y Lucero abrazados bajo la lluvia en San Angel la noche anterior.

¿Te gusta cómo sales ahí, Manuel?-Preguntó Jorge con voz cargada de indignación empujando las revistas hacia Manuel y Mayte al escuchar la tensión en la voz de Jorge preguntó preocupada qué sucedía, Manuel con la mente nublada por el shock apenas logró articular una respuesta.

Es... es Mayte-Respondió Manuel con su voz temblando ligeramente mientras pensaba en la manera en la que le explicaría la situación a su novia y Jorge lo interrumpió de inmediato.

Tienes que arreglar eso-Ordenó con firmeza señalando la pila de revistas como prueba de la situación que requería una solución inmediata.













¿Qué hay de nuevo viejo?🐰🥕

Love Will Keep Us TogetherWhere stories live. Discover now