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Un mes después

La nieve ya era escasa, se derretía en las calles, dejando el pavimento humedo y resbaloso. De los tejados caían aquellas gotas frías que le sacaban un escalofrío a cualquiera que le cayera.

El sonido de unas campanillas colgadas en la puerta de un pequeño vivero, se escucharon cuando aquella joven entró.

—¡Buenos días, Emma!— Saludo amable una mujer de la tercera edad.

Mientras, colocaba unas semillas podaba un pequeño árbol.

Emma le sonrió amable y se dirigió hasta ella.

—Buenos días — Saludo amigable.

— Dime, ¿Has venido por semillas nuevas?— Pregunto risueña aquella mujer.

La joven de rubios cabellos asintió.

— Ve a la sección 3 del vivero, ahí tenemos nuevas semillas y flores que estoy segura te gustaran — Indico.

Emma agradeció y fue hasta donde la anciana le indico, al llegar ahí, empezó a ver aquellas bolsitas donde estaban las semillas, también noto algunas plantas.

De pronto se percato de una en particular, una azalea, una flor que su madre tenía en aquel cuarto que rentaba, cuando Emma aún era pequeña.

En su rostro se mostró la melancolía, ya que recordó que aquellas flores se marchitaban de a poco, ya que su madre no pasaba en casa.

— ¿Ya encontraste alguna? A tu abuelo le gustaba cultivar estas— Decía aquella mujer, pero Emma ni siquiera le ponía atención.

— Llevaba días sin verte, ¿Cómo está tu hermano?

Emma al escuchar eso, reacciono y parpadeo varias veces, mirando a la mayor, quien le sonreía con dulzura.

No sabía que responder, ni siquiera tenía idea de dónde estaba Mikey, y peor aún, tampoco tenía pistas sobre Izana.

— ¡Oh! Mikey está lejos de aquí — Contesto un tanto tajante, riendo incomoda.

— Dale mis saludos, era un buen muchacho a pesar de todo— Dijo y le dio un roce en el hombro.

Emma apreto los labios y sonrió de esa manera.

Siguió viendo las plantas y después de haber tenido ese cruce de palabras, se sintió un poco desanimada.

Tomó aquellas semillas de la flor de azalea, y se dirigió a caja, pagó, se despidió de la dueña de aquel vivero y se dirigió al supermercado.

Mientras caminaba por aquella calle, miraba aquellas semillas, recordando la vez que su madre le mostró aquella maceta con flores.

<< Mira Emma, ya que Izana se fue, compre esto para que siempre me recuerdes cuando no esté en casa>>

La voz de su madre hizo eco en su cabeza.

No entendía porque esa planta le había desbloqueado ese recuerdo y le surgió un anhelo por tenerla, sobre todo porque parecía haber sido un consuelo el que Izana se haya ido al orfanato sin que ella lo supiera.

<< ¿Dónde estará? ¿Estará bien, después de lo me dijo Yuzuha?>>

Se preguntaba, mientras miraba aquella bolsita con semillas.

No había sabido nada de Izana, mucho menos de Mikey, su comunicación con Mitsuya había disminuido después de aquel suceso, Yuzuha no se encontraba cerca, con el único que seguía en contacto era con Keisuke.

🌼Los ojos de Emma🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora