epílogo

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—¿Tienes miedo?

Los brazos de Pierre tomaron suavemente la cintura de Yuki mientras que este estaba apoyado en el balcón de cemento, su vista perdida en la Ciudadela.

El japonés miró rápidamente a las personas disfrutando del atardecer antes de darse la vuelta y plantar un suave beso en los labios del corredor.

—No te mentiré, si lo tengo, pero ya no es el mismo de antes —sonrió levemente, lo que dijo era verdad, su miedo había disminuido a medida que pasaba el tiempo y sus heridas también habían sanado.

Pierre se acercó a la mano del menor cuándo sus dedos acariciaron sus cabellos ahora totalmente negros. Besó el dorso de la mano y lo atrajo hacia su cuerpo en un abrazo, la cabeza del empresario descansando en su pecho.

—También tengo miedo —se sinceró Gasly—. Aunque el solo verte o tocarte me asegura que estás bien, así que desaparece.

Cuando ambos chicos salieron del hospital, luego de todos los chequeos y el reposo, les tomó semanas poder volver a sentirse a salvo. Yuki algunos días tenía pesadillas por las noches que involucraban a su padre, a Oscar o hasta a Pierre, pero los malos sueños se iban cuando el mayor lo tranquilizaba asegurándole que estaban a salvo.

De los dos, el menor era quien demostraba su miedo y lo hacía visible en el día a día mientras que el corredor solo lo ocultaba, ¿cómo iba a demostrar terror siendo que era el líder? Los demás no podían verlo así, no tan débil.

—No debes ocultarlo, Pierre —le dijo uno de esos días Yuki, mientras trazaba dibujos en su pecho en los asientos traseros del Audi—. Eres humano, tienes sentimientos y eso incluye el miedo. Sé que quieres mantener tu postura e imagen por todos aquí en la Ciudadela, pero, ¿crees que no vemos que no duermes? Hemos notado que duplicaste la seguridad y andas paranoico todo el tiempo.

El líder le dio la razón a su pareja, no había dormido desde que sus hermanos desaparecieron ese día y aunque Kimi le había asegurado que su hermano no lo cazaría, temía a todas horas que Esteban irrumpiera en su hogar y se llevara a Yuki nuevamente o hasta alguno de sus otros amigos.

Estaba aterrado y Speed Demons lo entendía, había sufrido toda su vida y eso tendría secuelas, pero ver a su líder tan destruido no era bueno. Con el paso del tiempo Pierre logró sobrellevar el sentimiento de que todo sería quitado de sus manos en un chasquido de dedos.

La Ciudadela había vuelto a la normalidad, todo rastro de lo ocurrido esa noche había desaparecido, los miembros de Speed Demons ocultaron el hecho de que había un infiltrado en sus sistemas y también cubrieron de que había sido uno de los hermanos del líder. De a poco todo volvía a encajar.

—¿Recuerdas nuestra cita luego de salir del hospital? —le preguntó el corredor a su pareja que seguía abrazándolo como si el pecho del mayor fuera lo más cómodo.

La cabeza de Yuki se alzó al escuchar la pregunta y a los segundos estalló en una risa contagiando al otro.

—¡Fue de lo peor! —Pierre alzó una ceja ante lo dicho—. ¡Oh, no pongas esa cara! Te recuerdo que trajiste con nosotros a los chicos y de paso también a los guardaespaldas nuevos.

Bueno sí, había sido un desastre porque más que una cita parecía una reunión, pero no pueden culparlo porque en ese momento Pierre quería proteger a Yuki con todas sus ganas ya que sentía que sería arrebatado de sus brazos en cualquier momento.

—Solo quería protegerte, Dulzura —un puchero se formó en los labios del mayor y Yuki no pudo evitar besarlo.

—Lo sé, lo sé, ¡pero aún así fue muy excesivo! —Tsunoda sonrió y sus ojos brillaron al ver a su pareja feliz—. Sabes que te amo y que no me iría a ningún lado.

Los orbes de Pierre se abrieron y su boca también, soltó al menor de la cintura, pero lo tomó del rostro para comenzar a darle pequeños besos en toda la cara. Yuki estaba confundido, su novio no era de tener esos ataques cariñosos y ahora lo estaba haciendo, ¿qué estaba pasando?

—¿Pierre? —el mayor no le contestó y volvió a abrazarlo—. ¿Cariño?

Por detrás del corredor el japonés pudo ver como los chicos se acercaban riendo y jugando entre ellos, pero paraban al ver a su líder de esa manera.

—Chicos, creo que rompí a Pierre —murmuró el de baja estatura a los demás que lo miraban con ojos brillantes.

Los demás rieron y negaron con sus cabezas, su líder había vuelto a la normalidad. Habían pasado por tanto y verlo de esa manera solo hacía que sus corazones latieran felizmente. Desde el día que Pierre los dejó para irse a resolver algunos temas con gente del pasado, Speed Demons pensó que no volverían a verlo por mucho tiempo ya que ese tipo de situaciones ya habían ocurrido. Fue una sorpresa cuando se enteraron que había vuelto el mismo día que Yuki ingresaba al mundo de las carreras, ¿y qué mejor hacerlo en la compañía del líder de los corredores?

La vida de los ocho chicos había cambiado drásticamente y podían asegurarlo. Yuki deseó adrenalina la mayor parte de su vida y la obtuvo, tal vez en exceso, pero gracias a ella estaba hoy donde pertenecía: dejó su trabajo y la empresa quedó a cargo de Kevin que fue aceptado por su padre en el puesto de nuevo CEO, sabía que ese no era su ambiente y se alivió en el momento en que salió
del edificio con sus cosas y puso un pie en la Ciudadela; su nuevo hogar.

Russ se dedicaba ahora a la confección de ropa y tenía su propia marca, "BY.GEORGE" era el nuevo boom en moda y le ocupaba la mayor parte del tiempo al chico, pero eso no significaba que no pasara por la Ciudadela de vez en cuando para celebrar, correr o solo disfrutar de la compañía de los demás. Ah, y su pareja siempre a su lado.

El dúo de Golden y Alex, o Logan y Alexander, ahora sus nombres reales conocidos por Yuki, seguían siendo las estrellas de la Ciudadela. Ser el centro de atención era lo suyo y sin ellos la diversión no existiría.

El más pequeño, pero temerario, de los ocho, Jaw, había dejado la Ciudadela para viajar. Así es, el pichón había dejado el nido (palabras del líder). Era joven y aprovecharía eso, partió con un bolso y su Koenigsegg Agera, los chicos lo vieron alejarse por la ruta hasta perderlo de vista. Todos deseándole suerte y seguridad, además de hacerle prometer que volvería pronto.

Oscar y Lando eran un tema aparte. El menor había logrado exitosamente elevar su empresa de modelaje y de alguna manera, la cual Yuki aún no descubre, Lando terminó modelando. No era un secreto que el mayor tenía el cuerpo para hacerlo, pero nadie se lo esperaba debido a su ser algo duro y frío. Pronto, Mónaco se llenó de propagandas y la foto de Norris en ellas.

Todos los miembros de Speed Demons habían conseguido algo nuevo en sus vidas, podían viajar e irse a la otra punta del mundo, pero siempre, siempre, volverían a casa. Y en casa es dónde Pierre los esperaría junto con Yuki, ambos tomando las riendas del lugar y liderando como un ser completo.

—¿Qué le dijiste? —preguntó Oscar colgado del brazo de Lando.

Yuki repasó sus palabras y rio cuando se dio cuenta de lo que le había dicho por primera vez al corredor. Se giró haciendo que el mayor lo tomara de nuevo por la cintura, ambos mirando a su equipo, a su familia.

—Le dije que lo amaba.

Gritos inentendibles salieron de los demás y la Ciudadela volvió a sumirse en una fiesta interminable, los autos corrían y la gente bailaba.

Con una sonrisa, Yuki miró al dúo proponiéndole una carrera a Pierre y Lando, al poco tiempo los autos partieron a toda velocidad.

Era su lugar seguro y esperaba que lo siguiera siendo.

Ahí era dónde pertenecía.

gasoline and fire ★ yukierreМесто, где живут истории. Откройте их для себя