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🍦¡! O35 II

Dong Wook miró fijamente a Jungkook. Su mirada tenía más que aterrado al Alfa menor.

—. Bien. —Dijo Dong Wook—. Me dirás porque quisiste tener esta junta conmigo o solo me observarás.

Jungkook trago grueso al oírlo, decir que estaba nervioso era poco. Como podría decirle a ese hombre de aspecto intimidante, que no lo intimida para nada, pero en estos momentos sí, ¡Que estaba enamorado de su hijo!

Dong Wook se levantó de la silla giratoria, caminó hacia el gran ventanal de aquella oficina con sus manos cruzas en su espalda, observando los automóviles que pasaban.

—. Te has enamorado de mi hijo. —Dijo después de unos minutos de haber estado en silencio.

—. ¿Cómo lo sabes?

—. Jimin me hizo una pregunta esta mañana y ahora entiendo porque quisiste tener esta reunión, Jeon.

¡Joder, ahora Jimin prácticamente lo había delatado!

Dong Wook volvió a su asiento y miró fijamente al Alfa que tenía en frente.

—. Te di mi confianza, Jeon. Te abrí las puertas de mi empresa e hicimos una gran asociación que no has beneficiado a ambos. Te di la confianza de mi hijo para que trabajará para ti, ¿y qué haces? Lo enamoras. Pero, joder, Te admiro por querer hacer las cosas bien, venir hablar conmigo para poder tener una relación con mi hijo es un acto de valientes, Jeon.

El Alfa mayor hizo una pausa.

—. Ya lo sé. Se que pensarás que soy un maldito loco, pero se me hizo demasiado difícil no caer por ese Omega de aspecto tierno y personalidad caprichosa. Nunca traicione tu confianza, lo único que quiero es tu aprobación.

—. 16 años. Le llevas 16 años a mi pequeño hijo, joder. Pero esta bien Jeon, se que eres un buen tipo, no harás sufrir  a Jimin. —Jungkook iba a decir una palabras más, pero como si Dong Wook leyera su cerebro, volvió a hablar—. Te tendré demasiado vigilado, Jeon. Jimin es lo único que me queda de mi difunta Omega, él es mi mundo entero y si llegas a hacerlo sufrir no dudaré en hacerte pedazos.

Jungkook trago grueso.

—. Quiere decir que tengo tu permiso para salir con Jimin.

El mayor asintió.

—. Te mantendré vigilado, Jeon. —Dicha aquellas palabras, se acomodó su saco y salió de aquella oficina. Jungkook al fin pudo soltar todo el aire que prácticamente estaba reteniendo.

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