Capitulo 12

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Al final de la noche, cuando regresaron a casa, Buck se sintió abrumado por la gratitud y el afecto que sentía hacia Eddie. Mientras se despedían en la puerta de la casa de Buck, ambos sintieron una sensación de emoción y anticipación por lo que el futuro les deparaba. Habían compartido una noche inolvidable juntos, llena de risas, bromas y momentos de ternura. Y aunque no sabían qué depararía el mañana, sabían que estaban listos para enfrentar cualquier desafío juntos, como un equipo unido y comprometido con su relación.

Con un abrazo cálido y una promesa de verse pronto, Buck y Eddie se despidieron, sabiendo que esta noche solo era el comienzo de su historia juntos. Con el corazón lleno de esperanza y amor, Buck entró en su casa, sintiéndose agradecido por la maravillosa noche que había compartido con el hombre que había robado su corazón.

Al despertar al día siguiente, Eddie se sintió revitalizado, lleno de energía para enfrentar el día. Con destreza, se deslizó dentro de su uniforme de bombero, listo para asumir cualquier desafío que el día le deparara. Mientras preparaba su desayuno, decidió preparar una porción extra, anticipando que su día podría tomar un giro inesperado.

Con paso decidido, se dirigió hacia la estación de bomberos, pero antes de llegar a su destino, hizo una parada estratégica en el hospital. Bajó de su auto con una sonrisa en el rostro y se encaminó hacia la entrada del hospital, saludando cordialmente a las enfermeras que se cruzaban en su camino. Entre ellas, divisó a Marta, quien recibió su saludo con una tímida sonrisa, evidenciando que las tensiones del pasado se estaban disipando gradualmente.

Recordando con alegría la cita exitosa que tuvo la noche anterior con Buck, Eddie se sentía impaciente por volver a verlo. Después de una noche de baile y risas, habían acordado encontrarse de nuevo en su próximo día libre, fijando el domingo como la fecha para su próximo encuentro. Sin embargo, la emoción de ver a su rubio favorito era demasiado intensa, y no pudo resistir la tentación de prepararle algo de comida saludable.

Al doblar la esquina en uno de los pasillos del hospital, se topó con la señora Martínez acompañada de una joven que presumiblemente era su hija. Con una sonrisa luminosa, Eddie se acercó a ellas con entusiasmo.

—¡Señora Martínez, qué alegría verla! —saludó Eddie efusivamente, expresando su genuina felicidad por encontrarse con la anciana una vez más.

—¡Eddie! Por fin me dieron el alta. Esta es mi hija, Emma —presentó la señora Martínez con orgullo, mientras Eddie estrechaba la mano de la joven, notando su timidez.

—Un placer, Emma —saludó Eddie con cortesía.

—¿Cómo estuvo la cita? —inquirió la anciana de repente, antes de que Eddie pudiera responder, una voz familiar los interrumpió.

—¡Eddie! Señora Díaz... ¿y Emma? Qué bueno verlos —exclamó Buck, acercándose con su característica energía. Saludó a las dos mujeres con afecto, intercambiando besos en la mejilla, y luego le dio un leve empujón a Eddie, en un gesto juguetón que provocó risas en la señora Díaz, quien observaba con admiración la complicidad entre ellos.

—¿Vinieron por usted? —preguntó Buck, con un deje de nostalgia en su voz, a lo que la anciana asintió con una sonrisa radiante.

—Sí, estoy feliz de verlos antes de partir. Gracias por todo, lindo —agradeció la señora Martínez, dirigiéndose a Buck con cariño antes de dirigir su atención a Eddie—. Y a ti también, Eddie, mi fuerte muchacho, más te vale que cuides bien de Buck —añadió entre risas, apretando suavemente la mejilla de Eddie con afecto.

La conversación se vio interrumpida por Emma, quien indicó que debían marcharse. Una vez que ambas mujeres se retiraron, Buck miró a Eddie con una sonrisa pícara, sus ojos brillando con complicidad mientras se dirigían por el pasillo.

Amor en el hospitalWhere stories live. Discover now