2 • El Bote de Rick

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Rick el alcohólico, era un hombre de 43 años, al que le faltaba la mano derecha y que en lugar de la mano, tenia una fea y curtida prótesis de algún material parecido al plástico, que intentaba emular el color de la piel. Era una mano inútil, tesa y sin articulaciones que solo estaba ahi  de lujo. Si se podría llamar lujo a algo tan sucio.

Con la izquierda, El viejo Rick cerró la puerta de la cabina, con Mantha y Yosh adentro. Estaban asustados hasta quedarse paralizados del terror. Temían más por lo que sus padres les harían al enterarse, que por la lúgubre apariencia de Rick el alcohólico y su chantaje.

_No le diga nada a mi madre señor Rick, me pegará muy fuerte si se entera._ le suplicó Mantha con las manos juntas y los ojos quebrados.

Yosh, estaba paralizado en un rincón, detrás de Mantha. Horrorizado, pues el sabía que Rick el alcohólico no era alguien de fiar.

Rick el alcohólico trato de tranquilizarla colocándole la mano de la prótesis en el hombro izquierdo y le hablo de cerca con su voz rústica, dejando escapar un fuerte aliento a Whisky barato.

_No llores Manthita, que no voy a hacerles daño. ¡No! Nada de eso.

Lo que van a hacer es un favor. Solo van a ayudar en algo a este pobre invalido_

Yosh, seguía sin creer que Rick el alcohólico hubiera regresado tan temprano al puerto. Eran las tres y quince de la tarde. No debería haber regresado tan temprano. Pensaba Yosh.

Ya que Por rutina diaria, Rick el alcohólico a esa hora debería apenas haber comenzando a beber en la taberna de Garnikon. No regresaba nunca antes de las 8 de la noche.

Esa tarde, Rick el alcohólico rompió aquella rutina por culpa de una discusión que tuvo con el dueño de la taberna, quien no quiso acreditarle mas de una botellas de whisky.
Rick había ido a beber sin dinero, creyendo que el irlandés Garnikon le daria todo el whisky que quisiera solo por una promesa de pronto pago.

El plan de Rick no tuvo éxito, porque a Garnikon le importaban más las ganancias tangibles, que la palabra de un Alcohólico.

En su rincón, Yosh lamentó haber abusado del descuido de Rick el alcohólico, que debaja siempre el bote amarrado en el lugar mas solitario del puerto durante horas.

_¡Si, sí, señor Rick! ¿Que debemos hacer para que no le cuente a mi madre?_ le preguntó Mantha asustada y dejo caer sus hombros.


Rick el alcohólico le retiró la mano del hombro y se enderezo para decir:

_Primero...Niña, aliviamos, dejando de llorar. Ya les dije que no les haré nada, solo les pediré un favor. ¡¡Un sencillo favor!!_

Mantha se apresuró a secarse las lágrimas con sus manos, en las que tenía unos guantes de lana negra con puntitos blancos.

_¡¡Está bien!! ¿Ya vé? ¿Ya ve? No Estoy llorando. ¿Que quiere que hagamos?_

La voz de Mantha era entrecortada y Jadeaba.

_¿Verdad Yhos? Que le ayudaremos_ volvio a hablar la niña.

_Si,Si._ Contestó el niño sin salir de su sopresa.

_Okey.. Okey Mantha. Se que quieres ayudar. Eres una buena niña. Igual Yor, digo, Yhos. Es un buen chico._

𝑷𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐 𝑽𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝑨𝒍𝒂𝒔𝒌𝒂Where stories live. Discover now