capitulo 21

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                                     La noche esperada

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                                     La noche esperada

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Maddie

Con los nervios a flor de piel, avancé hacia el interior del palacio. Al llegar a la puerta principal, noté que del lado derecho había un caminillo que a ambos lados tenía rosas rojas. Las seguí, y con cada paso los latidos de mi corazón aumentaban. Cuando el caminillo de rosas terminó, me detuve en seco. Frente a mí, estaba un jardín que parecía sacado de un cuento de hadas. Las velas eran las encargadas de brindarle luz al lugar y había muchas personas con vestidos y trajes elegantes. Todos usaban antifaz y el cielo parecía estar de acuerdo con la fiesta, pues estaba lleno de estrellas, dandole un toque único al lugar.

Salí de mis pensamientos cuando un chico con traje negro y un antifaz a juego dijo:

-Damas y caballeros, con ustedes, la princesa Maddie.

Mis ojos se abrieron como platos después de escuchar tales palabras. Los invitados se giraron hacia mí y todos hicieron una sutil reverencia. Mis mejillas ardían, gracias al cielo el antifaz impedía que eso se notara.

Con pasos nerviosos avancé; todos me miraban y me empecé a sentir nerviosa, no estaba acostumbrada a tener tantas miradas sobre mí.

La música que sonaba era una melodía suave de piano acompañado de violín; era tan relajante que mis pies se movieron automáticamente por todo el jardín. Estaba embriagada con todo; la vista era majestuosa con todos los detalles. Sin duda esto parecía un cuento de hadas. Sin prestar atención a dónde iba, mis pies se movían sin dirección alguna. Sin darme cuenta, ya había llegado al final del jardín. Noté que en esa parte había un caminillo de tulipanes y mi curiosidad fue más grande.

Cuando llegué al final del camino, me quedé sin aliento. El cielo nocturno era hermoso, y bajo un árbol de flores de cerezo estaba mi Alex. Lo reconocería donde fuera: su altura, su presencia, su aroma.sin duda es mi Alex, cuando fijé la vista en su rostro (lo que me dejaba ver el antifaz negro que portaba), una sonrisa ladeada se formó en sus labios.

Caminé con delicadeza hacia él; su voz interrumpió mis pasos.

—Prinzessin(princesa) —murmuró con su acento muy marcado, mientras hacía una reverencia.

—¿Y tú eres el príncipe?—pregunté con burla.

—El amor y la maldad van de la mano, florecita. Pronto verás que mi oscuridad es la única capaz de iluminar tu mundo—respondió con voz ronca y suave.

Mis mejillas ardieron; una sonrisa curvó mis labios.

—Hasta que logre dejarte sin palabras, florecita —dijo mientras se acercaba a mí.

Mi vista se fijó detrás de él. Vi un columpio; el lugar estaba lleno de flores.

—Así que todo esto—dije señalando hacia el jardín donde los invitados (que no conozco) bailaban—es para...?—pregunté mientras le acomodaba la capa de su traje.

TODO LO QUE SIEMPRE FUIMOS Where stories live. Discover now