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Lourdes volvió a dormirse y al despertar ambas mujeres decidieron salir de la habitación.

Silvina se puso de pie rápidamente al verlas acercarse tomadas de la mano y segundos después ya tenía el cuerpo de la colorada entre sus brazos.

Lourdes intentó contener las lágrimas, había llorado mucho ese día, pero el abrazo de su suegra la hizo derramar algunas lágrimas y apretar con fuerza la remera de la otra mujer.

Después de separarse, Silvina tomó las mejillas de Lourdes y las miró con atención -¿Cómo estás?-

La ojiverde encogió los hombros -Mal, pero no le voy a dar el gusto a ese hombre de romperme otra vez-

Silvina sonrió y besó la frente de Lourdes -Tenes que comer- dijo justo antes de soltar sus mejillas y mirar a Martina -Y vos también-

-No tengo hambre- dijo Martina cruzando los brazos.

-Las dos- insistió Silvina obligándolas a sentarse en la cocina y encendiendo el microondas. Minutos después, ambas tenían dos platos humeantes frente a ellas.

El estómago de Lourdes hizo ruido al ver la comida y Martina sonrió, su novia no podía pasar mucho tiempo sin comer.

-¿Qué hora es?- preguntó la colorada tomando el tenedor que estaba junto a su plato.

-Casi las seis- respondió su suegra

La cabeza de Lourdes se giró rápidamente -¿De verdad?- Silvina asintió a su lado sirviéndose una taza de café para acompañarlas

-¿Sabes cómo están Ariana y Mia?- preguntó la ojiverde

Silvina desbloqueó su celular y le mostró una imagen que había recibido minutos antes: un selfie de Ariana y Mia sonriendo.

-Me alegro de que esté con Ari- asintio al ver la foto de su hija feliz y ajena a todo lo que había pasado.

Las mujeres continuaron comiendo hasta que alguien llamó a la puerta. Silvina se levantó y caminó hacia la puerta donde Guadalupe, Micaela y Daniel entraron

Martina se tensó y dejó el tenedor sobre el plato -¿Cómo fue? ¿Qué paso?-

Silvina levantó una mano para calmar a su hija y les indicó a los recién llegados que se sentaran en la mesa también. Daniel fue el primero en acercarse y besó la cabeza de su hija, luego la de Lourdes acariciando su mejilla, al igual que hizo Silvina. Cuando el hombre tomó asiento, Guadalupe se agachó junto a Lourdes y tomó sus manos.

-¿Cómo estás?- preguntó la pelinegra

La colorada le dedicó una sonrisa triste a su amiga y apretó sus manos -Estuve mejor-

Guadalupe puso una mano en el pelo de Lourdes y besó su frente -Te quiero- dijo la mujer -Y estoy con vos para lo que sea-

La ojiverde asintió y trató de no emocionarse pero no pudo controlarse y se limpió las mejillas. Guadalupe apretó la mano de Lourdes antes de levantarse y abrazar con fuerza a Martina

-Perdón- dijo la morocha abrazando a su amiga -Por lo de tu cara-

Guadalupe esbozó una sonrisa al separarse -No pasa nada-

-¿Te duele?- miro el moretón mientras su amiga se sentaba a su lado.

-No, tranquila-

Cuando Martina levantó la vista, vio a Micaela abrazando a Lourdes y luego hizo lo mismo con ella. Silvina colocó tres platos más delante de su marido y de las dos secretarias.

-¿Pueden contarnos qué paso ahora?- preguntó Martina

-Come- Silvina señalo su plato todavía medio lleno.

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora