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—Estás teniendo un ataque de ansiedad. 

Las palabras de Seven se sentían lejos de mí.

¿Ansiedad? ¿Eso no es para débiles? 

Intenté negarlo, pero las palabras no salían de mi boca. Mientras más trataba, más hiperventilaba. Era frustrante. Ni siquiera el líquido podía arreglar la parte de mí que necesitaba reparación.

—De-deja de fingir preocupación. —Las palabras salieron, por fin—. P-puedes seguir con tu tra-trabajo. 

—Estás temblando —dijo. Iba a responder hasta que él tomó la manta que estaba en mi cama y la utilizó para cubrirme—. Mírame. Necesito que cierres los ojos. Respira suavemente, ¿sí?

Qué tontería. No me sentía yo. Me sentía débil. Era yo multiplicada a la Ray. 

—Tch. No necesito esas cosas. —Esta vez mi voz fue firme. Ya no titubeaba. 

Sentí las manos de Saeyoung en mis hombros. El único contacto físico que no me resultaba desagradable era el de la salvadora y el de Ray. ¿Por qué ese chico ponía sobre mí las manos que yo acababa de herir? Es como volver a darle un arma a alguien que te disparó o volver a encargarle tu postre favorito a una persona que se lo comió. 

Él notó que estaba mirando las heridas provocadas. 

—He tenido más sangre en mis manos. Esto es una pequeñez —me sonrió sin mostrar los dientes. 

Antes de que volviera a hiperventilar, afirmó su agarre en mis hombros.

—Intenta respirar. De verdad va a ayudarte. 

Con duda, me resigné a hacer lo que él dijo. 

—¿Ves? Funciona —continuó él. Bueno, no funcionaba. ¿O sí? Tal vez un poco. 

Me detuve a observar sus ojos otra vez. Eran luminosos. Tenían un brillo extraño. 

—¿Cómo sabes todo esto? —lo miré, desconfiada—. Para decir que eres un peligro y que no me involucre mucho contigo, eres algo blandito con estas cosas. 

Saeyoung separó todo contacto con mi piel. 

—Tuve que aprender "estas cosas" —enfatizó, intentando imitar mi tono despectivo— para uso propio y ayudar a algunas personas. 

—¿En eso se basa tu trabajo peligroso?

Su rostro se arrugó. Parecía incómodo. 

—Funcionó para calmarte y tú también pareces peligrosa —señaló las heridas en sus manos. 

Una sonrisa volvió a formarse en él. Qué extraño era, de verdad. Saeran y Ray podían confundirme a veces, pero este chico no necesitaba de dos nombres para ser así de voluble. 

Saeran (imbécil de pelo blanco): Hay cámaras en el departamento, idiota

Saeran (imbécil de pelo blanco): La salvadora dice que haces un buen trabajo con el tarado ese, pero yo te desconozco

Saeran (imbécil de pelo blanco): ¿Fingir debilidad para gustarle? Ese no es tu estilo

Ya no temblé al recibir sus mensajes. Alcé la mirada para ver a Saeyoung sentado en el piso mientras trabajaba. Hace mucho tiempo no sentía esa seguridad, algo que no sentía con Saeran ni con Ray. Con Saeran, me sentía desprotegida. Con Ray, sentía que yo debía ser la que diera seguridad. 

¿Con Saeyoung? Sentía seguridad porque Saeran no aparecería, pero no porque me diera confianza. No se me olvidaba el sufrimiento que rodeaba ese nombre. 

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⏰ Última actualización: Apr 25 ⏰

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Miel y Flores «Mystic Messenger»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora