Jules
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«Kiril, Arten, Egor, Andrei y Boris».
-La nieve está jodiendo todo el día...
«Kiril, Arten, Egor, Andrei y Boris».
-Moscú está bajo la mira del presidente de los Estados Unidos porque...
«Kiril, Arten, Egor, Andrei y...».
-Escuché que la federación de los Volkov se mudan a San Petersburgo con la llegada del verano, eso nos sentará bien para empezar el nuevo negocio.
Detengo mis pensamientos al oír la mención de ellos saliendo de la boca de Andrei, quien se escucha emocionado mientras bebe del pico de su botella de vodka puro.
Me levanto lentamente con la mente en una nube, aunque fija en un solo pensamiento.
El piso frío hiela mis pies descalzos, dando una sensación de ardor y comezón cuando camino por la suciedad de la tierra. El caminar ya no duele tanto, pero el roce de la camisa con mi piel magullada sí lo hace, puesto que tengo pintado en mi piel un sin fin de moratones de diferentes colores, adornando la delgadez que alcancé al estar encerrada.-Quiero ir al baño-anuncio con voz ásperosa, llegando a la mesa redonda, donde todos los presentes me miran expectantes.
Egor arruga su frente al oírme y rasca su calvicie.
-Fuiste hace cuarenta minutos-recuerda confuso-. ¿Qué es lo que haces ahí adentro?
-Me está bajando mucha sangre, maldito imbécil-le recuerdo con agonía y sus ojos van directos a los míos, infundiendo un gran temor-. Llévame ahora mismo al puto baño-vuelvo a demandar, ahora sintiendo la garganta arder por haber subido la voz después de tanto tiempo.
Suspira molesto, pero termina tomando las llaves y me hace ir delante de él para vigilarme.
Abre la puerta gris, pasamos el pasillo frío y siento las bajas temperaturas del invierno aquí, pues la calefacción no llegaba hasta fuera del sótano.
-Tienes cinco minutos-advierte enojado y solo le cierro la puerta en la cara sin decir más, liberándome de sus ojos terroríficos.
Aprovecho esta soledad para cambiarme la toalla higiénica, ya que sí era verdad que me había bajado la regla. Desde aquellos golpes, el periodo había seguido con un dolor inigualable. Constantemente me volvía una pequeña bolita en la sucia cama debido a que el sufrimiento era tanto que no podía parar de llorar. Aunque ahora que lo pienso bien, está durando más tiempo del que considero normal, por lo menos esos pequeños coágulos ya dejaron de salir.
Pero esta anormalidad se le puede atribuir a los constantes abusos por parte de estos sujetos, lo que me llega a reflexionar en mi lista una vez más.
«Kiril, Arten, Egor, Andrei y Boris».
¿Cuánto tiempo llevo aquí metida?
Nadie me quiere contestar la pregunta, pero puedo decir que son, más o menos, unas tres semanas encerradas con los sujetos y solo pasaron seis días desde el incidente del sangrado.

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Obedéceme, Jules [+21] | Libro I
Mystery / ThrillerJules no es de las que se quedan calladas, siempre tuvo una boca muy suelta y tal vez eso fue lo que la llevó a ser la nueva perra de los hermanos Volkov. Ella; una prostituta comprada por dos rusos con fetiches turbios y moralidad dudosa. Ellos; m...