Capítulo 2: Los vecinos

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El tiempo era algo que para Sasuke, fluctuaba. No es que lo hiciera de verdad, pero él sentía que cambiaba respecto a si deseaba algo o no. Cuando quería mucho algo, el tiempo parecía pasar realmente lento pero cuando estaba a gusto y relajado, corría demasiado. Evidentemente, el tiempo ni corría ni se detenía, seguía su ritmo normal de siempre.

Hoy, allí tumbado en su colchón, desnudo pero tapado con las mantas, se mantenía despierto tras el sexo matutino que había tenido con su esposo. Naruto en cambio, aunque se había despertado, tras el sexo se había vuelto a dormir como un niño pequeño. Él hoy tenía fiesta, en cambio, el tenía turno de tarde y no volvería hasta el día siguiente. Turnos de veinticuatro horas. Claro que eso tenía una ventaja, luego tenía más días libres. Naruto en cambio, trabajaría mañana en el turno de mañana. Se verían por la noche.

La vibración del teléfono móvil que reposaba en la mesilla captó la atención de Sasuke. Lo tomó entre sus manos y al ver el nombre de quién llamaba, colgó. No quería hablar con él ahora, y puede que tampoco en un tiempo.

‒ ¿Tu padre o tu hermano? – preguntó Naruto algo somnoliento todavía, pero siendo consciente de que había vibrado algo en la mesilla de su esposo.

‒ Mi padre. Con mi hermano no tengo ningún problema para hablar – sonrió Sasuke – de hecho, quizá venga unos días a visitarnos.

‒ ¿A visitarnos? Entonces ponle a trabajar. Aún quedan muchas cajas por desempaquetar – dijo Naruto a modo de broma.

‒ Y tanto que lo pondré a trabajar – sonrió Sasuke – le diré que empiece por las cajas de los juguetes sexuales.

‒ La desempaquetaré yo mañana entonces – sonrió Naruto siendo consciente que Sasuke pese a que suponía que era una broma, podría decirlo también muy enserio. Mejor curarse en salud antes que meterse en un problema - Iba en broma, ¿no? – se aseguró esta vez Naruto.

‒ Claro que iba en broma. Ya la desempaqueté yo ayer. Está todo en el cuarto de al lado, en el armario más alto donde nadie debería ir a husmear.

‒ Eres un idiota – sonrió Naruto – dándome esos sustos.

‒ De todas formas aún no he hablado con mi hermano sobre su viaje ni cuando vendrá.

‒ Conociendo a Itachi, es posible que ya esté en un autobús de camino – se quejó Naruto intentando volver a dormirse.

Inoportunamente, el timbre de la puerta sonó y desde luego, ambos se miraron como si pensasen exactamente lo mismo: Itachi. No sería capaz de estar allí, ¿no? Ambos se levantaron como alma que lleva el diablo para ver qué ocurría y bajaron las escaleras en cuanto se pusieron el pantalón. El timbre sonó nuevamente mientras bajaban a todo correr los peldaños a la vez que gritaban que ya iban. Cuando abrieron la puerta al unísono, ambos sin la camiseta puesta, se encontraron al cartero que traía un paquete.

Fue Naruto el que firmó para recibirlo y en cuanto cerraron la puerta, ambos se miraron y se echaron a reír. Desde luego habían pensado exactamente lo mismo creyendo que el loco de su hermano mayor estaría al otro lado.

‒ Enserio, estamos muy mal de la cabeza – dijo Naruto.

‒ No me culpes por creer que mi hermano es capaz de cualquier cosa. Yo he vivido con él muchos años.

‒ Yo he entrenado con él muchos años – dijo Naruto – y también creo que es capaz de cualquier cosa.

‒ Voy a preparar algo de desayuno. Estoy muerto de hambre.

‒ Genial. Te ayudaré. Me encanta tu cocina.

‒ Desde luego es mejor que la tuya.

‒ No discutiré eso – dijo Naruto sabiendo que era verdad. Él sabía hacer un par de platos sencillos, pero Sasuke... él podría haberse dedicado con total tranquilidad a la cocina, era un gran cocinero – ¡Oh! y sobre lo de la caja de juguetes, no creo que a tu hermano le asustase nada de eso – afirmó Naruto.

Secretos sexuales: Las Vegas (Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora