En lo profundo del crepúsculo, donde las sombras se alargaban y el silencio se apoderaba, Kiara se encontró con un joven solitario en el rincón más oscuro del laberinto. Sus ojos brillaban con una mezcla de determinación y angustia mientras se sentaba junto a él en el piso de piedra fría.
—¿Qué te preocupa tanto, Kiara?— preguntó el joven, su voz apenas un susurro en la noche.
Kiara inhaló profundamente antes de responder, sus palabras cargadas de pesar.
—Tengo que tomar una decisión imposible— admitió, su voz temblorosa con la carga de su dilema—tres de mis amigos poseen la clave para salvar a la humanidad de su inevitable destino, pero entregarlos significa sacrificarlos. Y yo... yo no puedo soportar la idea de perderlos".
El joven la miró con comprensión, sus ojos reflejando la tormenta interna que azotaba el corazón de Kiara. —Entonces estás dividida entre el deber y el amor— dedujo con calma.—Entre el deseo de ser una heroína y el temor de convertirte en una villana.
Asintiendo con tristeza, Kiara se aferró a sus propias palabras, buscando consuelo en la confesión de su dilema. —Sí, exactamente", admitió con voz entrecortada.—Estoy atrapada entre el mundo que necesita salvarse y los amigos a los que amo con todo mi ser. No sé qué camino tomar, no sé si ser la salvadora o la traidora".
El joven la miró con compasión, reconociendo el peso de su carga. —El camino que elijas, Kiara, será difícil y lleno de sacrificios—dijo con solemnidad. —Pero recuerda, incluso en la oscuridad más profunda, siempre hay una luz que guía el camino. Solo tienes que encontrarla".
Con las palabras del joven resonando en su mente, Kiara contempló hasta el rincón más oscuro del laberinto preguntándose qué destino le deparaba. ¿Se convertiría en la heroína que el mundo necesitaba desesperadamente, o sucumbiría al amor por sus amigos, condenando a la humanidad a su perdición? Solo el tiempo lo diría.
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