Capitulo 18

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Mateo.

Sábado 14;02pm.

Me encontraba en el balcón de mi habitación, tomando un café, me sentía un abuelo.

Cada tanto la miraba dormir, con la esperanza de que se despertara ya, porque me estaba aburriendo y mucho, y verla solo me hacía pensar en ella y replantearme mis sentimientos.

Caí en cuenta que me había enamorado de ella. Es que...era imposible no estarlo.
Nisiquiera sabía cómo al menos me había dado bola para estar sexualmente hablando.

O sea, tengo autoestima, pero sentía que ella era muchísimo para un pibe como yo.

Lo peor de todo esto es que cada vez me hacia peor guardarme todas las cosas que siento.

Yo no la quería solo para estar algunas noches, yo la quiero para todo, para mis proyectos, para mí vida cotidiana.

Sonaba demasiado cursi, pero así me hacía sentir ella...cuando yo me enamoraba realmente le ofrecía todo el amor que tenía para darle y más a la otra persona, pero por alguna razón no podía confesarselo.

Su sencillez me había enamorado, esos ojos azules me habían atrapado desde el primer día que la había visto, y nunca pensé que la iba a volver a ver, y acá estoy, soltando suspiros cada vez que la veo haciendo algo o simplemente existiendo.

Aunque no voy a mentirles, esa vez que la ví sentía mucha curiosidad por conocerla y saber de su historia, pero nunca creí que iba ser tan dolorosa su realidad.

me gustaba hasta su nombre, Amai.

Hasta su nombre sonaba lindo.

—Hola— apareció una voz atrás mío, me di vuelta y ahí estaba, parada mirándome mientras se refregaba un ojo, y con media sonrisa y toda despeinada.

Me quería despertar con esa imágen todos los días si era posible.

—Buen día— Le sonreí —¿Tenés hambre? Te hago el desayuno, te compre masitas— Dije y su sonrisa se amplió, ella amaba las masitas.

—por favor— Pidió para después bostezar.

—Bueno, ahora te traigo a la cama el desayuno— Dije acercándome a ella y dándole un beso en la mejilla

Ella se fue al baño a lavarse la cara y yo fui a hacerle el desayuno, cuando termine de hacerle el café con leche agarre una bandeja y puse todo ahí para después llevarlo a la habitación

—uh te re amo— Dijo mordiendose el labio viendo las masitas cuando deje la bandeja en el colchón, para después agarrar una. Y yo me acosté a lo ancho de la cama, ella estaba sentada enfrente mio —Estan riquísimas...mira probá— Dijo y acercó su mano con la masita, me dió de probar, y la verdad que si, estaban riquísimas.

—¿Dormiste bien?— Pregunté —Anoche decías cosas, no entendí nada— Hablé

—¿Hablé dormida?— Preguntó poniéndose roja —Que horror.

—Sí— Asentí —Decias "Mateo sos el más lindo de todos, sos perfecto, soy tu fan"— Jodí haciéndola reír —Na, no se que decías, escuché que puteaste y después dijiste algo mas que no escuché— Expliqué

Amai | Trueno Where stories live. Discover now