VEINTE~

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Los días en el trabajo de Hyunjin habían sido muy tranquilos, en pocos días aprendió a preparar cafés, y estaba en proceso de aprender sobre la panadería pero tal vez eso no era mucho su fuerte. Jeongin había mantenido la distancia, al menos en el aspecto físico, tenía la teoría de que Minho había influido o al menos su olor. 

A pesar de lo ocupado que su alfa se encontrara, se aseguraba de estar parado afuera de su casa a ñas ocho de la mañana en punto, con un desayuno listo para el, y aprovechaba el viaje para marcarlo con su olor mas de tres veces seguidas. 

—Hyung, debo hablar contigo. ¿Podrás subir a la oficina tan pronto como acabes tu turno?

—Sí, no tardo.

Se apresuro a servir las bebidas pendientes y a limpiar para que quien tuviera el siguiente turno no tuviera tanto trabajo, y en cuanto el reloj marcó las seis de la tarde, se quito su mandil y subió a la oficina como le habían pedido. 

—Ya estoy aquí, Innie. ¿De qué querías hablar?

—Hyung, perdón pero tengo que pedirte que dejes de venir con el olor del alfa. — Su cara se transformó en confusión, no era normal que le pidiera eso, ¿O si?— No me mal entiendas, no es por mi. Varios clientes se han quejado de la reacción que tiene su olor en sus omegas o incluso los celos que ha provocado en los mas jovenes. El olor de Minho es muy fuerte y causa incomodidad a la gente. 

—Entiendo, hablaré con el. — Dio su respectiva reverencia y se dio la vuelta. 

—Hyung, si mañana vienes con el mismo olor, te negaré la entrada y lo descontaré de tu próximo pago. — Asintió y salió del lugar.

No iba a negar que había comenzado a sentir un gran malestar en su estomago, no era solo por tener que negarle a su alfa que lo marcara, sino por la seguridad que el olor de Minho le brindaba. Bañado en su olor, nadie se atrevía a mirarlo mas tiempo del necesario o en su defecto, ni siquiera  lo volteaban a ver. 

Llegó mas pronto de lo que pensó a su casa, pero extrañamente todo estaba mas silencioso, el ambiente se sentía pesado por lo que prefirió quedarse afuera. No pensó mucho y camino en dirección hacia el bar donde su amigo trabajaba, consideró que un poco de alcohol no le hacía mal a nadie y necesitaba sacarse el mal sabor que le había provocado su platica con Jeongin. 

—¿Hyunjin? ¿Qué haces aquí? sabes que este lugar es poco seguro, y no creo que al baboso de tu alfa le agrade la idea. 

—Obviamente no pregunté, hyung. Ya no soy un niño, aparte, tu me cuidas.

—Mmm, vemos niño. Pasate, corre.— Entró feliz, no había casi nadie y eso lo volvía cómodo.

—Dame uno de esos que me diste la otra vez, esta vez si tengo dinero para pagarte. Aun así, ¿Podrías no ponerle tanto alcohol?— el alfa se carcajeó y su única reacción posible fue hacer un puchero.

—Si tu supieras, que el anterior no tenia casi nada de alcohol, no me la estarías pidiendo. 

—Entonces dame una con todo lo que debe llevar.

—Lo que digas, rey. — Sonrió y ambos rieron juntos. 

Cuando su bebida se le fue entregada y el alfa tuvo que atender a mas gente, se dedicó a observar a las personas que comenzaban a entrar cada vez. Había de todo tipo, personas que se veían con el potencial de matar a alguien, algunos que parecía que no podrían matar ni siquiera a una mosca, algunos que parecían estar ahí mas que obligados y los que obligaban también, aunque si era honesto, parecía un día muy normal en aquel bar, algo bastante normal para lo que era. 

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⏰ Última actualización: May 01 ⏰

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