PERSEGUIDO POR EL PASADO.

104 8 0
                                    

Al amanecer, me despertó la luz del sol que llegaba de frente a mi cara y los rayos quemaban un poco mis ojos, estábamos muy próximos a llegar a Nuevo Vallarta, lo supe por un anuncio que vi a un costado de la carretera. Asombrada, no perdía la oportunidad de echar un vistazo a las palmeras, a los turistas caminando por las calles en shorts y con chanclas.

La brisa era caliente y el olor a coco emanaba en el aire de modo que bajé la ventana y quité mi chamarra.

Al llegar a la zona hotelera, acudimos a uno que tenía por nombre "Riu Palace", y en verdad que era un Palace (palacio). Al entrar, nos recibieron con una copa champagne y a simple vista me percaté que la mayoría de la gente era extranjera.

La construcción del lobby era muy grande, los pisos de mármol, las paredes con grandes ventanas, esto era muy hermoso y lujoso a un estilo muy conservador.

No sé porque Samuel me había traído justamente, era demasiado para lo improvisados que veníamos, de hecho yo no me sentía nada cómoda por nuestra vestimenta; Sam aún traía el uniforme sucio con el que jugó la noche anterior, mientras que yo también traía la camisa del "León" y mi pantalón de mezclilla.

Samuel se acercó a la recepción, yo aguardé sentada mientras él arreglaba lo de las habitaciones. Fue entonces que recordé que no les había avisado nada a mis papás y mi teléfono lo traía apagado, seguramente estaban histéricos y como locos buscándome por todo Celaya y quizás parte de León. Inmediatamente prendí mi radio y los llamé antes de que pudiera pasar más tiempo.

—Diga— contestó papá.

—Papá, soy Lucía.

— ¡¡Hija!! ¿Dónde te metiste? ¿Por qué no llegaste a dormir?

Papá se escuchaba preocupado pero no enojado como creí que estaría por no haber avisado nada.

—Es una larga historia, pero...— intenté buscar las palabras adecuadas para informarle que estaba aquí, en la playa, cuando sólo le dije que iría a un partido de futbol—... Papá... Estoy en Nuevo Vallarta. Samuel y yo acabamos de llegar— me encogí de hombros y fruncí el ceño preocupada por la respuesta que tendría.

— ¿¿¿¡¡Qué!!???— gritó en el teléfono—. ¿Con permiso de quién o qué? ¿Por qué no avisaron antes? ¿Ya lo tenían planeado?

Las preguntas de papá se lanzaron rápidamente sobre mí, no sabía cuál contestar primero, ni siquiera estaba segura de saber si quería que en verdad le contestara todos sus cuestionamientos.

—Lo siento, es que Samuel me necesitaba ahora, sus papás...—hice una pausa y me detuve en seco.

— ¿Sus papás qué? ¿Regresaron?

—Sí, así es... le afectó mucho... luego te cuento bien.

—Cuán...

— ¿Es Lucía?— escuché la voz de mamá—. ¿¡¡¡Dónde carajos está esa niña!!!? ¡¡Dame ese maldito teléfono!!— le gritó a papá—. ¡Escúchame bien, escuincla, yo no sé en donde estés, pero mientras vivas en esta casa te vas a afretar a lo que yo diga y a mis reglas! ¡No vas a hacer lo que quieras y menos con ese muchacho! Y si no te parece ¡¡Ya vete a vivir co...

Se cortó la llamada.

— ¿Hija?— era papá—. No te preocupes, yo me encargo de esto diviértete y cuídate mucho. Saluda a Samuel de mi parte.

Aún se escucharon muchos gritos de mamá, pero papá colgó. Ella en verdad si estaba molesta.

Samuel se aproximó a mí ya con las llaves del cuarto y fui a que me colocaran el brazalete, tras ello, nos dirigimos a la recamara, la cual era igual de lujosa que el resto del hotel, inclusive, tenía un mini-bar con un dispensador de cuatro botellas a tu preferencia.

Tu Historia Fue ConmigoWhere stories live. Discover now