Juanjo
Sábado, 2:35 de la noche. Se escucha una canción de fondo pero no la reconozco por lo pasado de copas que voy. Solo sé que estoy bailando con Bea y otra chica que no conozco.
Empiezo a tener mucho calor (que raro en mí) y a sentirme algo agobiado por la cantidad de gente que está a mi alrededor. Le digo al grupo que salgo a tomar el aire y de paso a fumarme un cigarro.
Cuando cruzo las puertas del garito al que Álvaro nos trajo esta noche, noto el viento frío y me da en la cara, pero decido ignorarlo y saco la cajetilla del bolsillo de la chaqueta. Estoy buscando el mechero cuando por el rabillo del ojo veo a un chico sollozando a pocos metros de mí.
Aunque soy muy abierto con las personas y no tengo problema en hablar con nadie, no tiene pinta de que ese chico quiera entablar una conversación ahora, así que lo dejo en paz y sigo fumando.
Martin
No me puedo creer que me esté haciendo esto. Le conozco lo suficiente como para saber que podría volver a repetirse lo de la otra noche, pero en el fondo confiaba que esta vez sería distinto. Que iluso eres Martin.
Se ha ido con otros, como no. Me ha vuelto a dejar aquí tirado por no seguir sus pasos y aguantar las bromitas de sus amigos, que de bromas tienen poco porque esconden mucha verdad.
Encima ahora me he quedado sin batería y me voy a congelar del frío que hace. Quiero llorar y de hecho lo estoy haciendo. Solo puedo pensar en que si Hugo me viera ahora se reiría de mí por ser el mismo niñato de siempre. Y yo volvería a pedirle perdón y a suplicarle que no me deje. Volveríamos a lo de siempre.
Empiezo a tiritar del frío que hace en Madrid a estas horas, y pienso en cómo voy a volver a casa. No sé ni donde estoy y no conozco a mucha gente por aquí, así que no se que hacer. Tampoco puedo llamar a un taxi porque mi móvil está muerto y empiezo a sospechar que me quedaré toda la noche en esta calle y que moriré de congelación.
Sigo regodeandome en mi pena mientras las lágrimas siguen cayendo por mis mejillas cuando diviso a un chico alto saliendo del bar. Se apoya en la pared y saca un cigarro.
Soy muy tímido y hablar con desconocidos me aterra. Puede que se deba a que mi madre se encargó de enseñarme que eso es peligroso cuando era pequeño. Pero ahora lo único que se me ocurre es pedirle si por favor me podría dejar su móvil para llamar a un uber que me lleve de vuelta a mi casa, porque si no, como he dicho antes, me moriré aquí esperando.
Me acerco con cuidado mientras me limpio algunas lágrimas restantes en mi cara y me armo de valor para hablarle.
-Hola, perdona por molestarte. ¿Podrías dejarme tu teléfono para pedirme un taxi? Es que el mío no tiene batería.- Hablo bajo y pausadamente. Mis manos no paran de moverse debido a mi ansiedad.
El chico levanta la cabeza y me mira. Solo me puedo fijar en sus ojos, que son preciosos.
-Sí claro, toma- Lo desbloquea y me lo da. Tecleo el numero y antes de llamar recuerdo que no se donde estoy.
-¿Sabes como se llama este sitio? No soy de aquí.
-"Bar 21"- Me responde y rápidamente llamo. Me ponen en espera y mientras tanto, el chico me observa y sigue fumando. Justo cuando empiezo a ponerme nervioso por su mirada, alguien habla a nuestro lado.
-¡Juanjooooo!- Dice una chica vestida de colores muy llamativos y con un eyeliner azul perfectamente hecho.- Nosotros nos vamos ya, que según Álvaro voy fatal. Aunque es mentira.- Mientras dice eso se tambalea.
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Mi refugio ~Juantin
FanfictionJuanjo vive de fiesta en fiesta y está descuidando su tercer año de carrera. A ojos de la gente es brusco y borde. Pero solo los que le conocen saben que eso no es verdad. Martin es todo lo contrario. Un chico calmado y tímido. Vive atado a su novio...