Capítulo O6

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6. TI,

La vida siempre suele tomar rumbos diferentes, y eso Reece lo había aprendido muy bien desde que era pequeño.

Él solía creer que el amor y la comprensión movían las decisiones más sensatas del mundo, y no lo podía desmentir debido a su breve crianza a través al incondicional cariño que había recibido en su momento por parte de sus padres biológicos.

Su madre, siendo una persona que prefería mantenerse dentro de su círculo social, no dejaba de consentirlo y mimarlo todo el tiempo. Su padre, siendo mucho más abierto ante el mundo y recibiendo con los brazos abiertos a quiénes necesitaran algún tipo de ayuda, le brindaba su amor y calidez cada vez que lo veía; recalcándole siempre el buen corazón que tenía gracias a su enorme capacidad de ver el mundo con hermosos sentimientos.

Pero aquello solo ocasionó un gran vacío dentro de su pecho cuando, sin explicación alguna, sus progenitores lo tomaron de las manos para abandonarlo con frialdad y desagrado en las solitarias y heladas calles de Londres, a la edad de cinco años.

Faltaban cinco días para su cumpleaños. Pronto cumpliría los seis, y en aquella noche buena, el pequeño Reece no había podido alcanzar a sus padres luego de que estos subieran a su vehículo y partieran con prisa sin mirar atrás, dejando a su pequeño hijo llorando mientras corría con desespero tras ellos; fallando al intentar alcanzarlos.

Él lloró.

Lloró toda la noche mientras se abrazaba a sí mismo y se intentaba cubrir el rostro con el cuello de su chaqueta negra. Con él, sólo llevaba su ropa más gruesa y su peluche de felpa de un adorable osito que lo ayudaba a dormir todas las noches.

El pequeño Reece había creído que sus padres volverían en cualquier momento para buscarlo nuevamente y decirle que aquello simplemente había sido una broma.

Una horrible broma.

Pero no fue así.

Reece vagó durante dos semanas por las calles de su ciudad, intentando averiguar cuál era la dirección de su casa. Le preguntaba a ciertas personas si lo podían ayudar a encontrar a sus padres, pero nadie le hacía caso. Tuvo que indagar en los botes de basura para conseguir algo comestible y así engañar a sus tripas por el hambre. Sufrió mucho y, con total vergüenza, tuvo que hacer sus necesidades en los rincones de algunos callejones mientras lloraba y pedía que alguien lo ayudara.

Luego de casi un mes en aquellas precarias condiciones, conoció a un hombre que vivía igual que él; en la calle.

Olía muy mal, y su ropa junto con su cabello se encontraban completamente sucios.

Reece no lucía muy diferente a él.

El hombre lo ayudó a adaptarse de mejor forma a aquel estilo de vida, repitiéndole una y otra vez que pronto lo llevaría a alguna comisaría para encontrar a su familia.

La Tesis #PGP2024Where stories live. Discover now