026: Murder or negligence?

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—¿En serio? —dijo con una voz gélida Soo-an, sus labios curvándose en una sonrisa tan afilada como una navaja—. ¿Piensas que estás en una pasarela? ¿De verdad, Seo-ri? ¿Quién te crees que eres? —la risa sarcástica de la pelinegra resonó en el aire—. Siempre supe que te gustaba ser el centro de atención, pero esto es ridículo —negó con la cabeza—. Ni siquiera en un funeral puedes dejar de hacer un espectáculo... tal vez deberías preguntarte por qué tienes que llamar tanto la atención, aunque sea en un lugar tan inapropiado como este.

La joven la miró con desdén, casi con fastidio, como si estuviera ante algo que apenas valía la pena su atención.

—¿Por qué me hablas así? —preguntó la pelinegra, con una ceja levantada, apenas moviendo la cabeza—. ¿Por qué crees que tienes derecho a dirigirte a mí de esa manera?

—Esto es una reunión para quienes están de luto —dijo, su voz temblorosa y cargada de desdén—. Díganme, ¿quién les dio el derecho a estar aquí?

—El detective dijo que todos debíamos venir —replicó Se-ra, con tono seco, como si no tuviera paciencia para discusiones estúpidas.

—Sí, si fuera por mí, ni siquiera me molestaría en estar aquí —digo con una sonrisa fría, mirando a Soo-an—. He oído que la estupidez es contagiosa, y la última cosa que quiero es infectarme de la de Soo-an.

—¿De que se trata todo esto? —preguntó la de cabello corto, ansiosa de escapar de la mirada de Do.

Finalmente, la puerta se abrió y dos hombres entraron en la sala; eran los detectives. Saludaron a la familia y a las hermanas Do, haciendo un breve recorrido con la mirada por el espacio y sus ocupantes.

—No sé qué está pasando, pero empecemos —dijo Seok-min, con tono de fastidio—. No es educado hacer esperar a los invitados.

—Sí, claro —respondió uno de los detectives, disculpándose por el retraso—. ¿Detective Lee?

Colocaron varios archivos sobre la pequeña mesa en el centro de la sala. El ruido que hicieron al ser apilados resonó en la habitación, provocando que el mayor de los Noh se removiera incómodo en su asiento, como si con esa ligera incomodidad estuviera enviando una advertencia silenciosa para que terminaran con la charla trivial y fueran al grano.

—Disculpe —dijo el detective—, son muchos documentos... ¿La fallecida tomaba analgésicos con frecuencia? —preguntó, mirando a los presentes con una expresión seria.

—Sí —dijo la esposa de Seok-min—. Se quejaba mucho del dolor en la rodilla.

—Parece que la fallecida ingirió una dosis de... —el detective revisó el informe antes de confirmar—. Diclofenaco... justo antes de morir.

—Eso es imposible —dijeron al unísono las dos hermanas, mirándose sorprendidas.

—La señora Joo era alérgica a ese medicamento —explicó Seo-ri, terminando la frase por ambas—. No hay forma de que ella lo ingiriera.

—Pero las pruebas toxicológicas indican que el analgésico que ingirió el día que falleció era, efectivamente, Diclofenaco —continuó el detective Lee—. Se los digo porque la etiqueta en el frasco indicaba otra cosa.

—Entonces, ¿eso significa que... —comenzó a decir Se-ra—, que ella murió por negligencia médica?

—Pensábamos que había sido por un ataque cardíaco —agregó Seok-min, desconcertado.

—¿El doctor Choi no le recetó el medicamento? —preguntó Soo-na, claramente confundida y enojada—. ¿Cómo pudo ocurrir algo así?

—No saquen conclusiones apresuradas —interrumpió el detective Lee—. Vamos a considerar varias hipótesis antes de llegar a una conclusión.

Do Seo-ri pudo ver el reflejo de Do-hee en la mesa. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, y una mano le cubría el rostro. Estaba claro que se había dado cuenta de algo, y Seo-ri estaba segura de que esa intuición no la engañaba.

—La negligencia médica es algo muy grave —dijo Seok-min, cruzándose de brazos—. Se rumorea que el Grupo Mirae está en crisis, y esta situación solo confirmará esas sospechas.

—Solo pensar en lo que dirá la gente... —Se-ra habló con un tono de desinterés, pero luego soltó un largo suspiro—. Esto ya me está causando dolor de cabeza.

—Bueno —dijo Soo-an, alargando la palabra—. Todos se inventarán sus propias historias. Se creen que los ricos hacen pactos con el diablo o algo así... ¿Cuánto han caído nuestras acciones?

—Esto va a ser un problema —concluyó la castaña.

El detective tomó la palabra y preguntó con voz firme:
—Primero... ¿quién sabía que la fallecida era alérgica al diclofenaco?

—Su doctor —dijo Do-hee—, y todos los que estamos en esta habitación.

Las miradas de desconfianza se esparcieron por la sala. Cada persona observaba con cautela a quien se encontraba a su lado, como si esperaran que el asesino pudiera estar entre ellos. Parecía increíble, pero incluso la propia familia estaba llena de sospechas.

—Diremos que fue un infarto —dijo con firmeza uno de los presentes.

—Sí, mejor evitar un escándalo —apoyó Se-ra—. No queremos llamar más la atención de la necesaria.

—Es verdad —añadió Soo-na—. No servirá de nada saber la causa exacta de la muerte, eso no cambiará el hecho de que está muerto.

—Yo mismo hablaré con el comisionado —afirmó Seok-min, ajustando su chaqueta mientras miraba a los demás—. Nadie diga nada, ¿entendido? —Hizo una pausa antes de preguntar—. ¿Y el abogado?

—Está afuera, esperando —respondió su esposa, levantándose junto con el mayor de los Noh.

—¿Vamos a leer el testamento afuera? —preguntó Soo-na, notando la tensión en el ambiente.

—Sí, así no tenemos que lidiar con eso nosotros —dijo alguien más.

—De acuerdo —confirmó otro—. Cuanto antes termine todo esto, mejor.

Poco a poco, todos fueron saliendo de la habitación, dejando solo a dos personas. Seo-ri miraba con preocupación a su hermana Do-hee, quien parecía tener dificultades para respirar. Le colocó una mano en el hombro para tranquilizarla, aunque sabía que las palabras probablemente no serían suficientes.

—No te preocupes —susurró, intentando calmarla—. Si esto tiene que ver con el asesinato, te juro que quien sea que lo hizo pagará por ello.

—No es eso... —murmuró Do-hee, sus ojos llenos de lágrimas.

—Tranquila, Do-hee —repitió Seo-ri, acariciando su cabello—. Todo saldrá bien.

—No puedo dejar que esto quede así —dijo Do-hee con firmeza—. No puedo permitir que ignoren cómo murió.

—¿Estás pensando en decir algo delante de todos? —preguntó Seo-ri—. Sabes que puedes contar conmigo.

—Quiero que la verdad salga a la luz —contestó Do-hee, mirándola con firmeza.

—Entonces lo haremos juntas —dijo Seo-ri, ofreciéndole la mano para que la tomara—. Vamos a destapar todos los secretos de esta familia, cueste lo que cueste.

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Hola, mujejejje tanto tiempo, qsy. Si tengo por lo menos un lector soy re feliz, te juro.

©Fivfics.

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⏰ Última actualización: May 04 ⏰

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MY PERSONAL DEMON | Jeong Gu-won Donde viven las historias. Descúbrelo ahora