ocho | reencuentros

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2010

Art Donaldson estaba convirtiéndose en la nueva promesa del tenis y Wendy estaba orgullosa de ello.

A pesar de todo, siempre desearía lo mejor para él, incluso si no lo veía hace tres meses cuando decidió cortar todo tipo de comunicación con él cuando ella decidió irse a Suecia para estudiar una maestría en negocios.

Quería enfocarse en su vida, sus proyectos, su carrera, olvidar ha Art como era muy probable que él lo había hecho desde que Tashi Duncan aceptó ser su entrenadora oficial .

Al menos, eso fue lo último que leyó en algún portal deportivo cuando se empeñaba tanto en buscar noticias para saber cómo le estaba yendo al rubio.

¿Lograría olvidarlo?

Si, respondería sin dudarlo, eso diría hace dos meses porque ahora tenía que aprender a vivir con el simple hecho de seguir queriendo a alguien que hacía su vida junto a la persona que siempre deseo mientras ella... ella intenta balancear su carrera junto a su embarazo primeriza.

¿Qué tan arruinada estaba?

Lo suficiente para que su propia madre le reprochara no cuidarse, pero lo olvidó totalmente, después de esa última noche con Art en su apartamento, Wendy solo tuvo cabeza para llorar mientras se auto compadecía por el dolor al engaño.

Sabía que era una mala idea no decirle respecto a su embarazo a Donaldson pero, quizás debía hacerle casi a su padre porque aunque no quisiera admitirlo, su progenitor tenía razón.

Ella y bebé necesitarían nada de Art, ni su quiera su apellido, su padre la apoyaba y eso le bastaba para saber que estaría bien.

De todas formas, no planeaba encontrarse con el rubio en mucho tiempo... aunque deseaba que nunca.

Sin embargo, el universo nunca estaba a su favor porque tardío o no, las cosas que uno siempre trata de evitar terminan pasando.

Art Donaldson siempre sería su caída más dura y dolorosa a la realidad... no había nada que pudiese cambiar eso.

Jamás.

2019

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2019

—¡Mami mami!—Corrió la pequeña rubia de cabello ondulado mientras Wendy seguía sacando la ropa de la paleta para acomodarla en los blancos cajones junto a su cama.

—¿Qué pasa, mi amor?—Preguntó preocupada para voltearse hacia la niña de ojos azules que lucía desorientada, eso fue suficiente para que la adulta dejara la ropa de lado—¿Estás bien? ¿Emma?

La niña negó  mientras se soltaba de la mano de su abuela para correr hacia su madre.

—¡Es el Sr. Tongs! ¡Lo he perdido!—Dijo dramáticamente para mover sus manos como si su mundo se estuviese cayendo, aunque para una niña de su edad, era probable que así lo sintiera.

𝐒𝐍𝐎𝐖 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐄𝐀𝐂𝐇 - challengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora