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Richard.
Mastico el hot cake lentamente con la mirada en el ruso. Tiene un ojo morado, el labio roto y la nariz roja. Además, lesiones en cuello y mejillas. Parece no importarle su estado.
Cuando regresamos al palacio las manchas rojas en su camisa eran evidentes, su nariz debió ser rota. ¿Cómo pudo buscarse esa paliza en tan poco tiempo?
- creí que ibas a Rusia– Comento–
- Lo mejor es que estemos todos cerca– Niña linda aprieta mi pierna– ¿nos llevas a la universidad?–
- ¿puedo quedarme con ustedes?–
- si te comportas sí– Samael condiciona–
- trato–
- Ya que vas a quedarte, Pável puede estar con los niños– El ruso asiente ante lo dicho por niña linda. A mi no me molesta estar con los niños, los considero mis hijos, pero Pável con mucho esfuerzo convive con sus propios hijos–
- No, está bien, los llevo y regreso–
- Creo que Narccise la pasa mejor conmigo- Me responde– Y yo hoy trabajo desde aquí–
- Se nos hace tarde– Samael se levanta, Eleanor hace lo mismo apretando mi hombro–
Con desconfianza los sigo, nos despedimos de Narccise y nos marchamos.
- ¿estás segura de dejar a los niños con él?— cuestiono una vez cruzamos el portón de entrada.– no son sus hijos–
- Su deber como esposo es cuidar de los hijos, sean o no de él. Les aplica a ustedes e inclusive a mi– Le miro por el retrovisor–
- Cuidó de Narccise cuando te fuiste– Samael se coloca el cinturón– Además, los niños tienen niñeras–
- Hoy me parece más desconectado de lo normal. ¿Quién diablos le dio la paliza que debí darle yo?– Cuestiono, se sienta entre los dos sofás– ¿tú lo sabes?–
- Mmh no, no sería la primera vez que llega así–
- ¿te preocupa mucho?— Samael me juzga–
- Solo lo vi raro, es todo. Como sea, olvidémoslo–
- oigan–
Le damos atención.
- Si te quedas, tal vez ustedes quieran...–
- Sí– Me apresuro a pronunciar–
- no he terminado- se ríe– ¿quieren?–
- Bueno, tal vez podemos faltar al trabajo y comenzar desde ya– Samael propone–
- No, hemos faltado lo suficiente– me sacude el hombro– ¿tú no tienes trabajo pendiente?—
- Lo pospondré, de eso no te preocupes–
- Salgo a la 1–
Eso es temprano.
- A las tres– Samael resopla–  Trataré de terminar lo antes posible–
¿Me emociona? Sí.
Me estaciono en el lugar de Sam, el cual al bajar checa la hora en su reloj.
- No deberías manejar a es a velocidad sin un ojo–
- ¿te moriste?— Saco los lentes oscuros  de mis pantalones y me los coloco–
- Tiene razón Sam. Siempre has conducido como si te corretearan– niega– Ven conmigo, mi clase comienza dentro de una hora–
-  Voy por café, te veo allá–
Los dos se marchan, me apoyo un momento en mi auto. El cielo está gris, tal vez llueva, como casi siempre en Inglaterra.
Entro al auto en el asiento del copiloto y rebusco entre las pertenencias de Samael cigarrillos.
Encuentro una cigarrera, la abro encontrando solo uno, lo dejo ahí y me meto el objeto al pantalón.
Cierro el auto, a varios metros veo la escolta, no bajan de los autos, solo se quedan ahí.
Camino a una de las cafeterías a las que que Samael me ha llevado.
Pido los cafés de cada quien, pago y me giro para buscar una mesa libre. El celular me suena, lo saco para notar a Ali. Somos compañeros de trabajo, pero tal vez ella en ocasiones olvida que regresé con mi esposa. Tropiezo con alguien haciendo que mi celular termine en el suelo.
- Mierda– Espetan–
- Lo siento– me disculpo de inmediato. Al quitarme el sombrero , veo al hermano de Samael–
- No es nada– Me levanta el celular y me lo entrega. Se sacude el café de la camisa como si eso solucionara algo.
- Carajo, vas iniciando el día, y un despistado ya te arruinó la camisa– Guardo el celular–
- Igual yo no me quité. Tranquilo, me pondré algo encima– me palmea el brazo sellándome l mesa junto a la ventana. La verdad es que en tanto años de conocer a Sam, he convivido muy poco con su hermano, adoro a su hija, pero con él rara vez he podido conversar, salvo en reuniones donde su presencia es necesaria.
- No me digas que los esperaras. Te aburrirás– toma del café—
- Para nada, me encanta fastidiar a Sam y escuchar a Niña linda–
- Sí, también a mi– Reímos–
Me traen los cafés. Sus ojos azules miran los vasos unos segundos.
- ¿Elli sigue ocupada?
Por alguna razón me incomoda que le llame así.
- La veo algo aturdida todavía–
Golpea su vaso levemente con su dedo índice. El ambiente es incómodo y no sé porqué.
- ¿cómo está María? Hace falta el dúo dinámico en el palacio–  trato de mejorar la conversación–
- Siendo niña y atormentándome— suspira– No tengo idea de lo que haré en unos años–
- Tal vez deberías casarte– Propongo y se ríe–¿por qué no?–
Mira por la ventana.
- Vamos, debes de tener a alguien ahí–
Sonríe llevándose el vaso a los labios.
- Sí, una tóxica de 8 años– resopla haciéndome reír, lo admiro, es un padre soltero, y no veo quejarse jamás–
- Alguna alumna– Lo molesto y se ríe–
- Una profesora casada–
- Carajo amigo–
Asiente divertido, los ojos se le iluminan con solo pensar en esa mujer.
- ¿y? ¿Tú crees que ella...?–
- ¿deje a su marido?– Resopla– Para nada, tiene hijos, lo ha intentado pero siempre vuelve–
- Condenado a la oscuridad– hago una mueca– Lo siento–
- alguna vez fuiste amante ¿cierto?–
- Solo una vez–
- ¿en serio?– me juzga–
- Me metía con casadas, acostones. Niña linda no era solo un acostón–
- Entiendo– bebe más café– Es difícil serlo. Otro hombre tiene lo que tú quieres, y de eso solo recibes horas, las sobras-
- Tal vez eres lo que quiere–
Por un momento vienen a mi mente el alemán, niña linda me engañó con él, hasta al ruso–
- ¿por qué crees que esté contigo?–
Respira ondo.
- tal vez le guste más el sexo que le doy, o la tengo más grande– se ríe, no me gusta su respuesta– No creerás que Ell tenga un amante ¿o sí?–
- Ella es muy hermosa, ya sabes, ese alemán...a Pável le dijo que tenía amantes—
- Claro, el alemán, y el tipo ese, el americano pandillero–
- sí, ese también, Dios– lo miro confundido— ¿cómo sabes de él?–
- La destilería estaba comprometida y me dijo que ese sujeto se presentaría conmigo.– Se encoge de hombros, mira su reloj– Ell no es de amantes–
- Yo lo fui–
- No, tú fuiste una venganza, una muy buena. Lo sigues siendo junto con Pável. Aunque terminaron siendo igual que mi hemanito– lo dice con un tono divertido, pero noto un poco de veneno en su comentario, se levanta– Tengo que irme a clase. ¿Sabes? Deberíamos salir a tomarnos unas cervezas–
- Sí, sería bueno– respondo, me guiña un ojo antes de marcharse–
Me pongo mi sombrero y los lentes oscuros, llevo a mis manos los cafés y hago lo mismo que él.
Camino sin prisa al edificio, no hay muchos alumnos. Los ojos de algunas mujeres jóvenes se posan sobre mí, si bien me agrada, niña linda siempre será la excepción.
Entro a la oficina de Sam. El aroma que lo caracteriza está impregnado en todo el lugar. Dejo el cartón con los cafés y me siento en su silla. Su maletín está sobre la mesa perfectamente acomodado.
El pequeño escritorio de su asistente me da una punzada de desconfianza. ¿Se la estará tirando?.
Saco su laptop del maletín y la abro. Tecleo la contraseña y entro.
Reviso todo, galería, correo, llamadas y mensajes. Nada. Voy a cerrarla pero una notificación suena, abro de nuevo el aparato.
Dorian.
¿Otra vez traes a tu novio al trabajo?

MY BUNNYWhere stories live. Discover now