Capítulo 1: Broken glass or broken paper

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El emperador había accedido a su dormitorio, siendo seguido por el capitán que había cerrado la puerta a sus espaldas, solo para acercarse a él y disponerse a hablarle.

—La princesa estuvo preguntando por usted...— fue lo primero en comentar, recibiendo la mirada del emperador.

—Si, lo sé, conversamos unos minutos antes de que ella decidiera retirarse. — se había acercado a su armario en donde comenzó a buscar algunas de sus prendas.

—¿Qué piensa de ella?— Ante esa pregunta, el emperador se detuvo de revisar lo que estaba haciendo, solo para observarlo.

—¿A qué viene tanto interés? ¿Notaste algo en ella?

—Lo único que vi es que es igual al resto de mujeres que hay en este pueblo.

Sabía de la honestidad del capitán, no era de sorprender que lanzara aquellas palabras sabiendo lo que eso podía significar. Aunque era bastante osado hablar así sobre la princesa.

—A decir verdad, la consideré demasiado madura para su edad.

Y lo decía en serio, solo por la forma en la que se acercó para darle el pésame y encima de todo, no hacer mención de nada que tuviera algún interés de por medio, le daba una buena idea de quién era ella en realidad.

—Algunas mujeres hacen eso con intención de mantener un estatus y así los demás piensen que son de la realeza cuando no lo son... no es más que interés.

Pero ni siquiera eso pudo hacerlo entrar en razón y todavía mantenía sus palabras negativas en contra de la princesa.

—Ella mencionó lo mismo que tú dijiste sobre el tema del luto.

Con esto, él se vio ligeramente sorprendido pero quiso mantener su posición, de manera necia.

—Insisto, deseosa de ganar algún espacio.

—Ella quiere que se posponga la boda.

—Oh.

Finalmente.

Algo lo hizo considerar un poco mejor la situación.

—¿Cree que tenga un...?

—No. — Keigo lo interrumpió de inmediato, teniendo una muy ligera idea de lo que su mente iba a lanzar. — al menos, no fue algo que pude discernir en su rostro.

—Sigo pensando que puede ser alguna de esas mujerzuelas del pueblo. — se encogió de hombros, mirando hacia una de las esquinas del dormitorio.

Keigo se mantuvo mirándolo unos breves segundos antes de que una duda surgiera de repente.

—¿Alguna vez has llevado a una furcia a tu-

—¡Su majestad!— giró la mirada hacia él, frunciendo el ceño y con un tono de ofensa, había sido osado de su parte, incluso para ser el emperador.

Y él ni siquiera se había inmutado ante su reacción.

—Solo hice una pregunta. — y continuó como si no hubiera hecho semejante pregunta.

—Jamás haría eso, por Dios, además, eso no tiene que ver con mi línea de pensamiento.

—Entonces, sí lo hic-

—No puede hacer preguntas tan personales e invasivas. — lo interrumpió una vez más, aunque él pudiera hacerle esas preguntas y él, por suma diferencia de autoridad, debía responderlas, se sentía avergonzado de tener que escuchar esas preguntas.

—A estas alturas no son tan invasivas, Touya.

— Mi respuesta sigue siendo no... ahora, regresando con el tema de la damisela de la destrucción.

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⏰ Last updated: May 05 ⏰

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