Capitulo Veintiuno 💍

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Al otro día, los rayos de sol que se cuelan por la ventana, despiertan a Sarah, quien, a duras penas puede abrir los ojos del dolor de cabeza que la está matando.

Dios mío, hacía años que no tomaba de esa manera, en realidad no recuerda haberse puesto en ese estado alguna vez, ¿qué le había pasado por la cabeza para tomar tanto alcohol?

No recuerda mucho de lo sucedido, solamente la traición de Emily, quien llamo a su mellizo para que vaya por ella... ¿Qué diablos se trae su amiga? ¿Querrá actuar de celestina en un momento como este? ¡Jamás! Jamás volvería a estar con Daniel, una vez terminada la boda huiría, otra vez, de esta ciudad para no volver nunca más...

—Hola, bonita, hasta que por fin despertaste—exclama una voz a su lado, en su cama... Sarah da vuelta su cabeza para encontrarse con la mirada penetrante de Daniel. Su corazón comienza a latir con fuerza y no puede salir de su asombro.

—¿Qué rayos haces aquí? ¡En mi cama!

—¿De verdad lo preguntas? ¿No recuerdas lo que paso anoche?—pregunta divertido.

—¿De qué debería recordar?—manifiesta asustada, al ver que Daniel está con el torso desnudo, tapando con las sabanas la parte baja de su cuerpo... No puede ser...—¿Qué sucedió anoche, Daniel?

—Hieres mi hombría, Sarah... ¿De verdad no te acuerdas?

—¡No, no me acuerdo, por eso estoy preguntándote!

—¿Qué es lo último que recuerdas? —pregunta.

—Lo último que tengo en la cabeza es que Emily te llamo por teléfono para que vayas a buscarme...

— Entonces no recuerdas que...—Daniel hace una pausa exasperando a Sarah, quien estalla en llanto.

—¿Qué es lo que no recuerdo? Dime, por favor...

—Tranquila, Sarah —se acerca a ella y la abraza con dulzura, intentando tranquilizarla—no pasó nada, solo era una broma.

—¿Una broma? Siempre odié tus bromas, eres un idiota —exclama golpeándolo en el pecho.

—Lo lamento, no pensé que te lastimaría tanto... Me quedé contigo porque me pediste que lo hiciera, tenías miedo... Eso sí es verdad.

—Perdóname, Daniel... soy una exagerada, es que... Estoy tan susceptible, todo aquí me hace mal, necesito irme de esta ciudad—él vuelve a tomarla en sus brazos y acaricia su cabello con ternura como si fuera una nena chiquita, Sarah encuentra refugio en ellos, devolviéndole el abrazo.

—Solo faltan dos días y podrás irte... Pero te aseguro que iré por ti, esto no va a terminar así...

—Daniel... Entiende que yo... No sirvo para estar con alguien, soy fría, aburrida...

—No sigas, por favor, no te lastimes más... No puedes creer esas cosas, ¿tú, aburrida? Eres la persona con la que más me divierto, no solo porque conocemos todo del otro, sino porque somos nosotros mismos, contigo puedo pelear y reír al mismo tiempo, conoces mis bromas de mal gusto, mi sentido del humor negro, conozco tu carácter, lo dura que eres por fuera y lo frágil que eres por dentro... ¿Fría? En este momento podría demostrarte que no lo eres... Olvídate del idiota de Roger Morgan, jamás va a merecerte... Aunque creo que nadie merecería una mujer tan increíble como tú—Sarah queda perpleja ante las palabras de Daniel.

—Yo... —él pone un dedo sobre sus labios para acallar su respuesta.

—No digas nada... Quédate aquí... Iré por el desayuno, así puedes tomar algo para la resaca, que debe estar matándote.

—¿Cómo lo sabes?—pregunta sorprendida, ¿tanto la conoce?

—Sarah... Será la primera vez que tú tomas de esa manera, pero yo no, sé lo que es el dolor de cabeza al otro día, iré hasta la cocina, no me tardo, necesito a mi compañera de organización recuperada, hoy es el último día—Daniel se acerca a ella y le da un beso en la frente, para luego salir de la habitación.

Pero camino a la cocina, una llamada al teléfono celular interrumpe su trayecto. Al ver en la pantalla el nombre de Alexa, detiene su andar, pensativo, observando detenidamente el aparato, dudando si atender o no. Sin embargo, lo hace, desliza su dedo hacia arriba y lleva su teléfono a la oreja:

—Hola, Alexa—saluda Daniel.

—Hola, mi amor, no sabes qué alegría me da escuchar tu voz —responde la modelo, con entusiasmo, haciendo sentir a Daniel como un miserable.

—A mí también, Ale...—responde, aunque sabe que no está siendo del todo sincero.

—Danu, quería darte una sorpresa, pero me robaron la cartera en el aeropuerto y no tengo dinero para ir hasta tu casa—exclama, dejando su alegría y entusiasmo de lado.

—¡Oh no! ¿Estás bien? —pregunta preocupado.

—Si, amor, agradece que tenía el celular en mis manos, si no, ni siquiera podría comunicarme contigo.

—Tranquila. Iré por ti en unos minutos.

—Gracias, mi vida, siempre eres tan bueno conmigo.

Después de cortar la llamada, se dirige a la cocina, y prepara el desayuno para Sarah. En ese momento, entra Emily, quien se sorprende al verlo en esa situación

—Hola, hermanito, ¿qué estás haciendo? —pregunta acercándose a él.

—Estoy preparando el desayuno para Sarah. Pero, Alexa me llamo desesperada qué está en el aeropuerto y le robaron la cartera, debo ir por ella ¿Podrías llevárselo tú?

—Claro que sí... ¿Alexa está bien?

—Me dijo que sí, pero debe estar muy asustada.

—Entiendo, no te preocupes, le llevaré el desayuno a mi amiga.

—No te olvides de darle una de estas —Daniel se acerca a la heladera, saca una pastilla del interior y se la entrega en la mano.

—Dani... Tú y yo debemos hablar sobre esto...

—No es el momento, Emi, adiós, te quiero —después de darle un tierno beso en la mejilla, sale de allí rápidamente.

Emily toma la bandeja en sus manos y se dirige a la habitación de Sarah. Aún no sabe qué sucedió entre ellos anoche, ¿por qué Daniel estaba preparándole el desayuno? Sin embargo, confía en su hermano, sabe que él jamás haría algo que lastime a una mujer, pero, algo le dice que a Sarah se le romperá el corazón en mil pedazos, al verla entrar a ella con la bandeja.

Cuando ingresa a la habitación escucha que el agua de la ducha está corriendo, así que deja el desayuno en la mesa junto a la cama y se sienta a esperar que Sarah salga del baño.

Minutos después, su amiga sale envuelta en una bata y cuando sus miradas se encuentran puede ver decepción en sus ojos y realmente la entiende, ¿Qué fue lo que sucedió entre Sarah y Daniel? ¿Cómo pudieron ocultarlo sin que nadie se diera cuenta de ello? Sin dudas, Sarah lo hizo para proteger a su hermano, su padre estaba tan obsesionado con ella que si sabía que su hija tenía novio, hubiese sido capaz de matarlo.

—Hola, amiga, lamento no ser la persona que esperabas —exclama Emi sintiéndose mal por ella.

—No digas tonterías, Emi, buenos días —Sarah se acerca a ella y la abraza con ternura.

—Te levantaste muy amorosa el día de hoy.

—¿Tú crees? Hoy es el último día, mañana te casas—acota intentando mostrarse fuerte y alegre.

—Sarah, sabes que a mí no puedes engañarme... ¿Estás bien? —pregunta preocupada —¿Sucedió algo entre Daniel y tú?

—Estoy bien, Emi... Y entre tu hermano y yo no paso nada... Creo que en mi estado de ebriedad le pedí que se quedara a dormir conmigo, solo eso.

—Lo lamento, Sarah... Pero... Alexa llamó por teléfono, le robaron su cartera en el aeropuerto, estará presente en la boda...

—¿Qué? ¡Nooo! Si esa modelito está aquí... Arruinará todos mis planes y Roger Morgan pensará que soy una idiota.

El odioso hermano de la novia. Where stories live. Discover now